Tras presiones de feministas, Cuba elimina el matrimonio infantil del anteproyecto de Código de las Familias

De acuerdo con Yo Sí Te Creo en Cuba, el matrimonio infantil afecta el acceso de las niñas a la educación y aumenta los riesgos de mortalidad materna, de contraer infecciones de transmisión sexual y de sufrir violencia doméstica y de género.

Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la Unión de Juristas de Cuba © Cubadebate / Roberto Garaicoa
Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la Unión de Juristas de Cuba Foto © Cubadebate / Roberto Garaicoa

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Este artículo es de hace 3 años

Yo Sí Te Creo en Cuba celebró este viernes el fin del matrimonio infantil en el país, luego de la publicación de la versión 23 del anteproyecto del Código de las Familias, y lo consideró un logro del activismo feminista independiente.

A diferencia de la versión anterior, que contemplaba la posibilidad de que adolescentes de 16 años cumplidos pudieran casarse bajo autorización de un tribunal, la actual establece, en su artículo 200, que "la capacidad de las personas para formalizar matrimonio se alcanza a los 18 años de edad", y no permite ninguna excepción.


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Con este paso, Cuba se convierte en uno de los pocos países de América Latina y el Caribe, junto con Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Trinidad y Tobago o Costa Rica, que no aprueba bajo ninguna circunstancia que los menores contraigan matrimonio.

De acuerdo con el medio oficial Cubadebate, este nuevo texto es resultado del procesamiento y análisis de más de 500 opiniones recogidas durante consultas especializadas, que tuvieron lugar entre el 29 de septiembre y el 15 octubre en 47 instituciones y organizaciones sociales y academias de todo el país.

Oscar Manuel Silvera Martínez, ministro de Justicia, declaró durante un programa de Mesa Redonda dedicado al tema que las consultas fueron "un proceso aportador, muy intenso, de mucho trabajo, pero imprescindible para lograr un anteproyecto y propuestas a nuestra Asamblea Nacional de alta calidad”.

El funcionario precisó que se tuvieron en cuenta criterios de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, del Tribunal Supremo Popular, de la Fiscalía General y de los ministerios de Justicia, Salud Pública, Educación, Educación Superior, Interior, Relaciones Exteriores y Trabajo y Seguridad Social; al igual que de la Federación Estudiantil Universitaria, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Centro de Estudio de Población y Viviendas, de Estudios Demográficos, facultades de Derecho, Comunicación, Psicología y Sociología de distintas universidades, entre otros espacios.

Con respecto a la abolición del matrimonio infantil, Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la Unión de Juristas de Cuba, también miembro de la comisión redactora del nuevo Código, explicó que se consideraron criterios especializados, fundamentaciones de estudios que se han hecho en el país y "la demostración de lo nocivo que resulta permitir estos matrimonios, en tanto es una determinante de los embarazos precoces y la maternidad adolescente".

"Es decir, tiene graves consecuencias para el desarrollo, sobre todo de las niñas que son las que más acuden a este tipo de matrimonio. A partir de ahí, se aconsejó eliminarlo del proyecto, coincidente con una tendencia internacional”, agregó.

González Ferrer refirió que el Código vigente permite, mediante autorización de los padres, que niñas con 14 años y niños con 16 años contraigan matrimonio, algo que en los últimos años ha sido fuertemente denunciado y cuestionado por organizaciones independientes defensoras de los derechos de mujeres y niñas.

Además, reconoció que la desigualdad con que han sido tratadas las niñas con respecto a los niños ha generado situaciones de violencia de género y vulnerabilidades. “Porque estamos hablando de niñas entre 14 y 18 años que se casan con hombres que le doblan o triplican la edad y, a partir de ahí, dejan la escuela, quedan embarazadas, se vuelven dependientes económicamente. Como no se capacitan y se les limitan las posibilidades de superarse técnica o profesionalmente, también tienen menos posibilidades de acceder al empleo”, expresó.

Ante esta realidad, que estuvo lejos de los debates públicos durante décadas, Yo Sí Te Creo en Cuba ha promovido una campaña desde 2020, bajo el nombre "Fin al matrimonio infantil", que compartió constantemente datos reveladores sobre el tema, a nivel nacional, regional y global, y exigió al Estado cubano que aboliera su legalización.

Según las estadísticas de esta campaña, en Cuba, en 2019, más de 900 niñas entre 14 y 17 años contrajeron matrimonio, mientras que entre 2010 y 2015, los nacimientos de madres menores de 15 años oscilaron entre 361 a 393.

Para UNICEF, el matrimonio infantil, formal o informal, constituye una grave violación de los derechos de de las niñas, en tanto deviene la forma más generalizada de abuso sexual y explotación de menores.

"Afecta el acceso a la educación y a oportunidades de empleo, aumenta el riesgo de mortalidad materna, de contraer infecciones de transmisión sexual y de ser víctimas de otras formas de violencia doméstica y de género", destaca Yo Sí Te Creo en Cuba.

Por otra parte, las poblaciones de riesgo en América Latina y el Caribe son las empobrecidas, las que viven en zonas rurales o pertenecen a grupos indígenas o afrodescendientes.

La organización Girls Not Brides (Niñas, No Esposas) reporta que el 26 por ciento de las niñas en Cuba contrae matrimonio o una unión informal antes de los 18 años, con lo cual la prevalencia del matrimonio infantil ubica a la isla por encima del promedio regional.

En el mundo, alrededor de 12 millones de niñas son casadas antes de cumplir los 18 años. Nigeria, Chad, Mali, Burkina Faso, son algunos de los países con mayores tasas de matrimonio infantil.

Un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas de 2020 relata que, a raíz de la Convención sobre los Derechos del Niño, la mayoría de los Estados decretó que la edad mínima de consentimiento para contraer matrimonio era 18 años, pero que en algunos contextos se reducía a 16 o se elevaba hasta los 21, a veces en función del género de la persona.

"A pesar de esto, el consentimiento de los progenitores puede prevalecer sobre los requisitos de edad mínima en más de la mitad de los países del mundo", alertaba.

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