Integrantes de la delegación cubana que participará en los I Juegos Panamericanos Junior a celebrarse en Cali, Colombia, firmaron este jueves el llamado "Libro de la Dignidad", descrito en medios oficialistas como “símbolo del cumplimiento de la responsabilidad contraída con la Revolución”.
Al acto, celebrado en el Memorial José Martí, en La Habana, asistieron algunos de los 214 atletas que competirán en 26 disciplinas entre el 25 de noviembre y el 5 de diciembre en Colombia, así como entrenadores y directivos de varios deportes.
“Seremos expresión de los valores que nos inspiran, apegados al juego limpio y dispuestos a no admitir provocaciones ajenas, propias del ambiente de un evento deportivo”, afirmó el pugilista Luis Francisco Reynoso Valiente en el acto, según reseña el diario Juventud Rebelde.
La firma del llamado "Libro de la dignidad", iniciada desde el pasado lunes en las escuelas nacionales de deporte en Cuba, principal cantera de los participantes en el evento a celebrar, continuará este viernes y sábado.
Luego de la masiva fuga de una docena de peloteros en el mundial de béisbol Sub-23, el gobierno cubano tiembla ante la posibilidad otra huida similar, y busca gestos simbólicos que procuren arraigar el sentimiento de retorno en los 214 jóvenes -con edades comprendidas entre los 14 y 23 años- que viajarán a la nación sudamericana.
Viajarán atletas de las enseñanzas secundaria, preuniversitaria, técnico-medio profesional y universitaria, según precisaron autoridades deportivas que abordaron el tema en una reciente Mesa Redonda.
El 78 % de los atletas que asistirán a Cali proceden de los centros nacionales de Alto Rendimiento Cerro Pelado y Giraldo Córdova Cardín.
Tras la masiva fuga de peloteros vivida hace algunas semanas, la prensa oficialista cubana y directivos de la Federación Cubana de Béisbol adoptaron una postura victimista. La televisión cubana definió la huida de los deportistas como “uno de los escenarios más hostiles” en la historia del deporte en la isla, y achacó lo sucedido a traficantes de personas.
Cuba finalizó el Mundial Sub-23 en cuarto lugar y con la mitad de una selección que, según su mánager, Eriel Sánchez, había sido conformada teniendo en cuenta el patriotismo de sus atletas.
No obstante, ni ese mecanismo de selección ni tampoco el control sobre los peloteros, a quienes les montaron guardia permanente en el hotel donde se alojaban, consiguió impedir la avalancha de deserciones.
Por ese motivo, las autoridades deportivas de la isla han reforzado ahora sus mecanismos ideológicos de cara a una competición en la que viajarán al exterior más de dos centenares de jóvenes.
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