Voleibolista cubano Alain Roca: ¿Queremos participar en una política de cinismo o de esperanza?

Con el colapso del deporte en Cuba, quiero ratificar mi criterio: sin la apertura económica hacia un libre mercado con sus debidas y oportunas regulaciones, será imposible salir de esta anquilosa crisis que lamentablemente experimenta nuestra nación.

Voleibolista cubano Alain Roca © Cortesía del entrevistado
Voleibolista cubano Alain Roca Foto © Cortesía del entrevistado

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Este artículo es de hace 3 años

Con un brillante desempeño en la selección nacional masculina de voleibol, y posteriormente en ligas profesionales del planeta, el cubano Alain Roca es uno de esos seres humanos que tiene historia para contar.

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En estos momentos estoy en Cuba. Luego de tomar la decisión en 2014 de no continuar en la práctica del voly busqué acercarme más a La Habana, por razones personales y poner en práctica nuevos proyectos.

Comienzo una nueva etapa de vida fuera de las canchas y gracias a la experiencia acumulada durante todos estos años alrededor del mundo, me lancé a crear proyectos socio-culturales y deportivos para gestar e impulsar en Cuba. Todo, teniendo en cuenta las vicisitudes económicas e infraestructurales que tiene la Isla.

Alain Roca / Cortesía CiberCuba

Hijo de dos grandes del básquet nacional e internacional, Juan Roca y Mayté Borrero ¿por qué el hijo de gatos no cazó ratones, por qué no baloncestista?

Jajaja. Comencé a practicar natación a los seis años, aunque posteriormente incursioné en el básquet hasta los ocho. Un año después decidí practicar voly, motivado por el profesor Guillermo Valdés en la localidad de Santa Fe, en La Habana.

¿Familia?

Respecto al amor, luego de tantos andares azarosos, en 2017 encontré mi felicidad con mi esposa Carolina, quien es modelo de profesión, amante de la música, y la cultura universal. Cuento con mis padres, hermana y familia, adorable suegra, todos en un núcleo feliz.

Voy a dar un salto para caer en la década del 2000 ¿En qué año te vas para Brasil, después de tu “liberación”?

Para responder esta pregunta, debemos traer a colación parte de los hechos ocurridos a mediados de 2002 cuando decido, por voluntad propia, salir definitivamente de la selección cubana a raíz de mis desacuerdos con las metodologías de un colectivo técnico incapaz. Este había heredado sin mérito alguno dicha responsabilidad, luego de la inmerecida destitución del Dr. Gilberto Herrera con su staff de trabajo, culpados por el éxodo masivo del equipo en diciembre de 2001.

Por ese motivo solicito mi baja del equipo y, lo que hubiese sido sencillo se transformó en un siniestro capítulo que me alejó cruelmente de toda posibilidad futura como deportista e, incluso, ciudadana, al prohibírseme la salida del país durante cinco largos años.

Alain Roca / Cortesía CiberCuba

Fue prácticamente una prisión domiciliaria, donde vi perdidas mis ilusiones. Una violación a la libertad, disfrazada tras una cortina burocrática que busca quebrar tu alma u opciones de salir adelante en la vida, un mensaje al resto de los atletas y ciudadanos, como ejemplo.

No fue hasta 2007 que logré obtener mi “liberación”, nombre con el que irónicamente era conocido aquel documento. En ese entonces, le escribo al presidente de la Federación Internacional de Voleibol (FIVB), el Dr. Rubén Acosta, exponiéndole mi situación, recibiendo una inmediata respuesta con total apoyo, sensibilizado ante mi caso.

Es así que, oficialmente, me convierto en atleta miembro de la FIVB, que me dio la libertad de poder jugar en cualquier parte del mundo a nivel de clubes, respaldado bajo la bandera de la máxima institución global de este deporte con sede en Lausana, Suiza. Esto fue un gran paso, pero tuve que sobreponerme al lastre de esos cinco años alejados de la cancha.

Es aquí que comienza mi pronta y acelerada recuperación: en apenas cuatro meses, dentro de esa primera parada en Brasil y gracias al campeón olímpico Giovane Gavio, quien fungía en ese instante como director técnico de un club, jugué tres años en la Super Liga do Volei, un campeonato de altísimo nivel, considerado entre las ligas más fuertes del mundo.

Milité en dos equipos, el Tigre Unisul de Joinville y el SKY Pinheiros de São Paolo entre los años 2007 y 2010. Allí tuve de compañeros a atletas de élite mundial como Giba, Gustavo Endres, Rodrigão y Gilmar Tixeira (Kid), entre otros jugadores locales conocidos perfectamente por nuestra afición.

Simultáneamente, estando en Brasil, disputé un par de torneos de post-temporada en Qatar, donde obtuve un subtítulo en la “Copa del Emir” en Doha año 2008.

Te confieso que estaba al tanto de tu situación, que nunca entendí. Además, del tema no se podía hablar.

Lo sé, por eso ahora lo hacemos. Los medios de comunicación locales hicieron mutis y de ser un atleta extremadamente mediático en la época pasé a ser una sombra sin imagen ni prestigio. Algunos decidieron mentir, otros repetían las injurias o leían un libreto justificando la ausencia de mi rostro en la selección y otros se mostraron simplemente indolentes y evasivos.

En buen español y para buenos entendedores, el miedo a decir lo que se piensa rodeaba el caso Alain Roca; me incluyo.

En 2010 recibo una propuesta para jugar con el Club Halkbank, de la liga turca, con sede en Ankara. Esto me acercó a la antigua capital Constantinopla, Estambul en la actualidad. Estuve un año viviendo una increíble experiencia cultural bizantina.

Después… a Italia. De una cultura a otra, red por medio.

Después de tantos años regreso a Italia y reconecto con aquellas experiencias vividas a finales de la década de los 90 y respiro más profundamente la cultura latina. En esta ocasión, 2011-2012, mis servicios fueron solicitados por el Club Andreoli-Latina, ciudad cercana a Roma.

En esta nueva temporada fui elegido para el All Stars “Marcello Gabbana in Memoriam”. Tuve el privilegio, entonces con 36 años, de compartir historia con Matej Kazijski, Tsvetan Sokolov, Hubert Henno, Osmani Juantorena y Nikola Grbić.

También en 2012 jugué en el club UFA, de la Liga Rusa, dirigido por el laureado técnico italiano, Angiolino Frigoni; mientras al año siguiente concluyo mi periplo internacional en el voly profesional de sala con el club Fakel Novy Urengoy, igualmente en la Liga Rusa.

¿Ahí cerró la carrera de Alain Roca?

Pues sí; sólo incursioné en el voleibol de playa de manera informal en algunos torneos locales en Canadá, país donde tuve la oportunidad de vivir seis años de forma intermitente.

¿Diferentes motivaciones con el Cuba y con ligas profesionales, verdad?

Sí, al jugar profesionalmente no tenía la misma motivación, me sentía persona, atendido, aunque nunca olvidé el CUBA; hubo momentos inolvidables, como la conquista de la Liga Mundial de 1998, la cual significó nuestra consagración y el premio al esfuerzo que veníamos realizando durante casi una década para derrocar a la dominante Italia.

En lo personal guardo un amor especial al título en la Super Copa del Mundo en Japón 2001, al lograrlo en mi nuevo rol como pasador titular del equipo, consagrando nuevos horizontes al ser elegido el mejor acomodador del planeta en este Campeonato, galardón que también ostenté ese mismo año en el NORCECA y la Copa América.

No obstante ser el vuestro un tremendo equipo, los Juegos Olímpicos les fueron adversos.

Cierto, se nos hizo ajeno el podio olímpico en Atlanta 1996 y Sydney 2000. Podría enumerar un sinfín de justificaciones, sin embargo, nuestras oportunidades más claras apuntaban hacia Atenas 2004 y todos saben lo que ocurrió con la partida de varios jugadores.

¿Cuál posición te gustó más? Sustituir en la selección nacional al “mago” Raúl Diago representó un reto, ¿tus padres ayudaron?

Mis padres en general fueron la guía en mi educación, en mi naturaleza de emprendimiento individual. En cuanto a las posiciones… ¡amé jugarlas todas!

Desde las categorías de base me formé como pasador hasta llegar a la selección nacional con 18 años Agradezco al entrenador Orlando Samuells, quien aportó mucho a mi formación en la selección nacional juvenil, Raúl Vilches, Justo Morales, Jesús Savigne y al DT Juan Díaz. A este último le debo mi temprano ascenso al equipo de mayores como atacador-receptor.

Estrené el año 1995 con brillantes atletas de talla universal como Joel Despaigne, Abel Sarmiento, Ihosvany Hernández, Idalberto Valdés, Osvaldo Hernández, Raúl Diago, Freddy Brooks, Ricardo Vantes y Alexis Batle por citar algunos; jugadores de distintas generaciones que merecen ser nombrados.

Con apenas 19 años fui galardonado como el mejor sacador de la Liga Mundial Holanda 96, con lo que me sumaba a la ofensiva amén de mi servicio y el bloqueo. Sin embargo, cuando el Dr. Gilberto Herrera asume la dirección en 2001 me plantea de “sí o sí” ser el pasador, posición dejada por el genial Mago Diago. Fue un tremendo reto, pero me acoplé y, como te dije antes, cuando el profesor fue separado del equipo yo me fui también.

Si sumamos voleibolistas varones y hembras cubanos regados por el mundo, integrábamos seis o más equipos de nivel; muchos querrían representar a CUBA, otros no. De estar tú en óptima forma, más joven ¿estarías en la disposición de hacerlo?

Por supuesto que de encontrarme en óptima forma deportiva mostraría un genuino interés en ser convocado a la Selección Nacional. Siempre fue, es y será un honor poder representar a Cuba.

En relación con esa presencia de voleibolistas esparcidos por el mundo, puedo añadir que pudieron verse en nuestro espejo y darse cuenta de dónde podían hallar mejores oportunidades de futuro, libertades individuales, mejores condiciones de trabajo, longevidad, seguridad económica e infraestructuras apropiadas para lograr convertirse en seres humanos más integrales.

A propósito de la actual situación del deporte cubano. ¿Existe la varita mágica para regresar nuestro deporte a la élite mundial o nos seguiremos conformando con genios aislados, sobre todo, en deportes de combate, sin asomo de un deporte colectivo presente en Juegos Olímpicos?

En 2018 presenté un Memorándum a entidades gubernamentales en favor del desarrollo del deporte cubano, y es que desde hace años cualquiera puede palpar la decadencia del mismo.

Estamos en 2021, recientemente transcurrieron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Es obvia la notable y creciente ausencia de representantes cubanos en múltiples disciplinas. Tenemos crisis total en los deportes colectivos, en los cuales fuimos potencia; han perdido su espacio en la arena internacional.

Como bien mencionabas, solo recurren en el presente a los genios aislados fundamentalmente en los deportes de combate, gracias a los cuales se sigue insultando la inteligencia humana.

No hablaré de magia; en cambio, menciono una ruta plausible que he propuesto con insistencia. Un modelo probado y constatado, apto para ser adoptado por nuestro sistema.

Quiero aprovechar esta oportunidad que me da CiberCuba para dar detalles sobre mi proyecto en beneficio de todo el sistema deportivo cubano, el cual he colocado sobre la mesa a nivel gubernamental.

Alain Roca plantea llevar a cabo estrategias como financiación y captación de recursos mediante la inversión extranjera, planificación y transformación de la infraestructura deportiva, plan director de instalaciones y equipamientos deportivos, gestión deportiva, comercialización del deporte, consultoría y asesoramiento, creación de una Ley Supranacional de Publicidad para el deporte, tecnologías deportivas e información para introducirlas en Cuba.

En la propuesta de redistribución de los ingresos, el destacado exvoleibolista contempla no sólo al sistema deportivo y el estado cubanos sino también comisión de atención a atletas, árbitros, personal técnico, educación, salud, seguridad social y plan nacional de la vivienda. Para esto requiere de un total apoyo legislativo y normativo por parte de todas las instancias del país.

Con el colapso del deporte en Cuba quiero ratificar mi criterio: sin la apertura económica hacia un libre mercado con sus debidas y oportunas regulaciones, será imposible salir de esta anquilosa crisis que lamentablemente experimenta nuestra nación.

Mencionan a diestra y siniestra la crisis que sufre el multilateralismo y la necesidad de cooperación entre los pueblos a nivel internacional; sin embargo, hacen caso omiso a los emprendedores internos que tienen deseos de desarrollar proyectos para la nación por el bien común.

Por otra parte, debo expresarme sobre un tema que ha transgredido mi sensibilidad, pues encuentro burda y vergonzosa la nueva tendencia hacia esas premiaciones informales en un pequeño formato de actos masivos, preparadas para los atletas actuales donde se les brinda un módulo de alimentos básicos.

Es una burla y un insulto a la imagen de los deportistas, de muy mal gusto; puede ser interpretado hasta de ofensivo tal reconocimiento público, aprovechándose de la insuficiencia alimenticia que quizás tenga el individuo en su hogar, algo que se aleja de los cánones éticos y cívicos.

Tuviste la oportunidad de ser de los elegidos para un programa de contratación que llevó a cabo el INDER en 1998, muy favorable al organismo deportivo, pero a pesar de ello fue un paso adelante. ¿Cómo ves a la distancia de los años esta contratación que fue suspendida después de Sydney 2000 y que ahora, afortunadamente, se ha recuperado y ha ido en aumento en varios deportes?

Ese programa fue un cambio significativo en favor del voleibol cubano para ambos sexos. No sólo desde el punto de vista deportivo, sino también formador hacia una cultura más universal. Fuimos pioneros, a pesar de la desventajosa remuneración que percibíamos; nuestra generación poseía otra mentalidad hacia el deporte.

Para nosotros lo importante se centraba en tener el simple derecho a formar parte de los mismos escenarios de la meca del voleibol a nivel internacional, para compartir dicha plataforma con nuestros iguales o sea otros grandes jugadores(as) del mundo.

La errónea decisión de cancelar nuestra continuidad en dichas contrataciones después de Sydney 2000, fue socavando el terreno para lo que se ha manifestado en detrimento del desarrollo atlético en nuestro país.

Paradójicamente, 20 años después se retomaron en Cuba las contrataciones foráneas de los deportistas por una urgente necesidad. Esto me hace cuestionarme: ¿por qué no rectificar a tiempo y no dos décadas después, perdiendo mucho de nuestro capital humano?

He leído mucho sobre ti y créeme que eres digno de admiración. Sé, porque fui testigo, que viviste una tormenta cuando tus seis compañeros se quedaron, que incluso realizaste planteamientos acordes con el momento. A 20 años de aquello ¿te arrepientes de no haber emigrado?

Agradezco vuestro reconocimiento; hablo cuatro idiomas y continúo un proyecto académico que incluye Diplomado y Maestría. Desde niño tuve ambiciones intelectuales y siempre las cultivaré.

En cuanto a lo vivido a raíz del episodio en Amberes, en las Navidades de 2001, te confieso que no estaba preparado para afrontar aquel tsunami de responsabilidades sociales que se abalanzó sobre mí, por la incuestionable decisión de un grupo de jugadores de la selección nacional de Cuba que abandona el equipo rumbo a Italia, inspirados en un mejor futuro.

Juzgar en esta sociedad se ha convertido en algo común, muchas veces sostenido en la ignorancia. Nadie evaluó profundamente mi rol dentro de esa historia. Mis padres, mi difunta e insustituible abuela materna, mi forma de obrar ante la vida definieron siempre mi camino.

Apenas a finales de octubre de ese año me había nacido un hijo y realmente me vi solo ante aquella atípica circunstancia, tratando de defender varios frentes, algo muy difícil.

Por una parte, la pérdida de ese extraordinario equipo en el mejor momento de la historia y la incertidumbre de mi futuro en pleno auge de mi carrera; por la otra, la injusticia que se cometía paralelamente contra la dirección técnica del momento, encabezada por el respetable Dr. Gilberto Herrera.

En cuanto a tu pregunta si me arrepiento de haber regresado: ¡NO! He aprendido todos estos años que… ¡perder cinco!, me ha hecho libre y poseedor de una vasta cultura. Todo encaja perfectamente en tiempo y espacio.

Nunca olvido aquellas pletóricas jornadas vividas en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, la gloria de jugar ante nuestra ferviente afición haciendo grande a esta pequeña Isla por la cual, hemos derramado sangre, sudor y lágrimas.

No se debe permitir que tales hazañas mueran en el olvido o en manos de un departamento histórico de archivos de la televisión cubana que no ha preservado apropiadamente dicho patrimonio. Se ha perdido un material invaluable de la historia de nuestro deporte, algo totalmente pernicioso e inaceptable en una cultura.

Seamos todas y todos máximos responsables y ayudemos a mantener fresca esa imagen en la memoria del mundo. Transmitan vuestras experiencias vividas junto a nosotros con sus hijas e hijos, nietas y nietos, para que las nuevas generaciones conozcan, sientan orgullo y nos honremos todos al saber que hemos ostentado de manera regular como nación, los primeros lugares del ranking mundial como pocos; aún cuando persistan fuerzas detractoras que se opongan a compartir nuestros éxitos con la futura generación.

Quisiera invitar a todos los nacidos en esta bella nación, estén donde estén, a unirnos en aras de reclamar pacíficamente lo que realmente deseamos para el futuro de nuestros sucesores: ¿queremos participar en una política de cinismo o queremos participar en una política de esperanza?

Esperanza frente a la dificultad… Esperanza frente a la incertidumbre… La audacia de la esperanza… Al final, ese es el mayor regalo que nos hacen Dios y el Orden Natural. ¡Esa debería ser la base de una nación! ¡La historia nos está indicando cambios! ¡Todos estamos destinados a hacer algo especial en la vida!

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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