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El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se aseguró un cuarto periodo en el cargo, según los primeros resultados de una elección amañada y sin rivales políticos.
El Consejo Supremo Electoral de Nicaragua divulgó unos primeros resultados parciales que otorgaban un respaldo del 75% a Ortega, con una participación del 65% de los electores.
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Sin embargo, la organización independiente Urnas Abiertas difundió que según sus 1,450 observadores repartidos por el país la abstención fue del 81,5% en promedio.
El líder sandinista apenas cuenta con un 19% de apoyo, según la encuestadora Gallup.
Desde primera hora de la mañana, los canales oficiales desplegaron todos sus medios tratando de mostrar un país votando en paz, que abarrotaba las urnas para participar en la “fiesta cívica”. Las televisiones utilizaban para ello planos cerrados y más de un periodista pasó apuros cuando en las primeras conexiones no encontró ningún votante a quien entrevistar cuando desde el estudio le daban paso en directo.
Numerosos países y organizaciones criticaron los comicios del domingo, después de que Ortega detuvo a opositores y líderes empresariales, canceló partidos rivales y criminalizó la disidencia durante meses.
Las votaciones se celebraron con siete candidatos detenidos, entre ellos Cristiana Chamorro, a la que las encuestas daban como gran favorita para ganar por goleada a Ortega. Tres partidos fueron ilegalizados y más de 30 líderes civiles y políticos de diferentes corrientes, entre los que hay empresarios, campesinos, estudiantes, defensores de derechos humanos, analistas o periodistas, siguen encarcelados en El Chipote desde hace cinco meses.
En una declaración emitida antes de que se anunciara el recuento, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, habían orquestado una "pantomima de elecciones que no fueron ni libres ni justas".
Ortega, un exrebelde marxista que ayudó a derrocar la dictadura derechista de la familia Somoza a fines de los años 70, dice que está defendiendo a Nicaragua contra adversarios sin escrúpulos empeñados en derrocarlo con la ayuda de potencias extranjeras. Su gobierno ha aprobado una serie de leyes que facilitan el enjuiciamiento de los opositores por delitos como "traición a la patria".
Ortega es el líder latinoamericano que más años lleva en el cargo y las autoridades estadounidenses están evaluando nuevas sanciones contra su gobierno y una revisión del papel de Nicaragua en un pacto comercial regional clave.
Biden pidió a Ortega que restaure la democracia y libere a los líderes opositores detenidos. Hasta que eso suceda, Estados Unidos usará todas las "herramientas diplomáticas y económicas" disponibles para hacer que la administración de Ortega rinda cuentas, indicó.
En los próximos días se espera que Biden firme la entrada en vigor de la conocida como Ley Renacer, que permite torpedear los préstamos de las instituciones financieras o revisar el Tratado de Libre Comercio (Cafta).
Por su parte, Ortega elogió los comicios como una victoria de la "inmensa mayoría de los nicaragüenses" y arremetió contra los opositores internos, llamándolos "demonios".
Miles de nicaragüenses han huido desde la represión de las protestas antigubernamentales en 2018, en las que murieron más de 300 personas. Muchos de ellos se reunieron el domingo en la vecina Costa Rica en una muestra de desafío contra Ortega.
Se espera que el descontento prolongado impulse una mayor emigración a Costa Rica y Estados Unidos, donde este año se ha detenido a un número récord de nicaragüenses en la frontera.
Los observadores internacionales de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos no tuvieron permiso para participar en las elecciones, y se prohibió la entrada al país a los periodistas. Solo participaron unos llamados "acompañantes internacionales" de Rusia, Abjasia y Osetia del Sur, quienes elogiaron el desarrollo del proceso electoral.
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