Michael Lima (La Habana, 1972) ha conseguido colocar a Cuba en el debate político de Canadá, donde aun persisten visiones idílicas de la dictadura más antigua de Occidente, combinando la inteligente acción política que facilita la democracia con la movilización de emigrados.
.Antes de debutar en política, Michael Lima se preparó sólidamente, convirtiéndose en experto en historia de América Latina, impartiendo conferencias en las universidades de Toronto y Guelph; fundó Democratic Spaces, una iniciativa de la sociedad civil dedicada a la investigación y divulgación de temas de derechos humanos, que busca sensibilizar a la sociedad canadiense sobre la represión, la lucha por la democracia y la situación de los prisioneros políticos y de conciencia en Cuba.
¿A qué atribuyes el bajo perfil que el gobierno Trudeau ha conferido a los ataques sónicos sufridos por diplomáticos canadienses en La Habana; pese que incluso hay niños afectados?
Según testimonios de los propios funcionarios canadienses, prevaleció de parte del embajador en Cuba la imposición de una cultura de secretismo que, desde el inicio en 2017 buscaba silenciar los reportes de problemas de salud de los diplomáticos canadienses.
El gobierno de Trudeau contribuyó a ocultar esta información y como resultado los funcionarios canadienses que viajaron posterior a 2018 no sabían a lo que se exponían en Cuba pues oficialmente se decía que después de 2018 no había más casos reportados. Sin embargo, en una carta publicada a la prensa por los diplomáticos canadienses, estos dijeron que, al menos tres nuevos casos con síntomas de lesiones cerebrales habían sido identificados en 2019 y 2020.
El bajo perfil esta relacionado con la tendencia inexplicable del primer ministro Justin Trudeau de hacer todo lo posible, incluso ocultar información y con ello sobreponer el bienestar y la salud de sus funcionarios y representantes en el exterior, sus familias e hijos menores, con tal de no irritar y molestar al régimen cubano.
Para el régimen cubano la retirada de la mitad del personal diplomático de la Embajada de Canadá en Cuba tiene implicaciones internacionales. En su manera atrincherada de percibir las relaciones internacionales, el recorte del personal canadiense envía directa o indirectamente el mensaje de que fueron sujetos a algún tipo de ataque.
De acuerdo, pero Ottawa sigue pasando de puntillas sobre el tema Cuba.
Lamentablemente, el primer ministro Justin Trudeau maneja las relaciones con Cuba en base a su admiración por el difunto dictador Fidel Castro y mediante el mismo lente afectivo a esa dictadura que tenía su padre Pierre. El gobierno de Canadá está perdiendo una oportunidad histórica de unirse a la comunidad internacional y ayudar al pueblo cubano en su lucha pacífica por un cambio democrático.
Si el gobierno de Canadá, que ha sido aliado histórico del castrismo, decidiera cambiar de rumbo y liderar una coalición diplomática internacional que denunciara de manera pública y visible las graves violaciones a los derechos humanos en Cuba, pidiera la liberación de los presos políticos, el reconocimiento a las fuerzas prodemocráticas en Cuba y ejerciera influencia para que el pueblo cubano decidiera su futuro por vía de elecciones libres, justas y multipartidistas, los días de ese régimen estarían contados.
Dicho propósito requerirá de un primer ministro en Canadá con liderazgo, visión y voluntad política de ponerse del lado correcto de la historia. Fue solo tras las protestas históricas en Cuba por la democracia del 11 de julio; y en un contexto próximo a la convocatoria de elecciones federales en Canadá, presionado por el Partido Conservador, que el primer ministro Trudeau criticó al régimen.
Pero sus críticas no fueron acompañadas de acciones concretas, ni de denuncias ante la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pese a que Marc Garneau (entonces Ministro de Relaciones Exteriores) y Michelle Bachelet hablaron sobre Cuba, el 16 de julio.
En 2016, tras la visita del primer ministro Trudeau a La Habana, el gobierno canadiense expresó que “apoya un futuro para Cuba que adopte plenamente los valores fundamentales de la libertad, la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho” y que por otro lado acuerde “mejorar la cooperación entre los ejércitos de ambos países con la visita de un barco canadiense” a Cuba.
Canadá debe abrir las puertas de su embajada en Cuba a los que luchan por la democracia en Cuba y escuchar sus testimonios.
Hemos recibido y publicado quejas de presos canadienses en Cuba y de sus familiares sobre las condiciones de sus encarcelamientos. ¿Conocen la opinión pública canadiense esos casos?
Hay poca información de los canadienses presos en Cuba y de sus condiciones de encarcelamiento que incluyen falta de atención médica, condiciones higiénicas deplorables y carencia del debido proceso.
Aunque se han reportado estas noticias e incluso miembros del parlamento y ministros han intervenido en casos anteriores, por lo general cuando se publican estos temas en los medios de comunicación se ha omitido un mensaje muy importante: todo canadiense que viaja a Cuba, un país gobernado por una dictadura, está en peligro de terminar tras las rejas si tiene algún incidente, pues en la isla no existe independencia de poderes.
El régimen en Cuba actúa de policía, fiscal, abogado defensor y ejecutor, y sin importar las evidencias puede encerrar a quien desee. Un canadiense puede tener un accidente automovilístico en Cuba e incluso si no es responsable, se le prohíbe salir de Cuba hasta que no haya juicio y en dichos juicios no hay garantías algunas ni debido proceso pues hay muchos casos donde se desestiman los testimonios de la defensa.
El caso más reciente de Michael Carey Abadin, un joven de 19 años de doble ciudadanía (cubana y canadiense) comienza a hacerse visible mediante la publicación en CBC Radio de la noticia y una cobertura más extensa en otros medios. La historia de Michael refleja la historia de graves violaciones a los derechos humanos en Cuba tras la represión desatada por la dictadura contra los manifestantes del 11 de julio.
Abogados internacionales de derechos humanos en Canadá y ONGs con amplia trayectoria en la defensa de ciudadanos canadienses encarcelados en países dictatoriales se han sumado en trabajar activamente por documentar este caso e instar al gobierno de Canadá a que se pronuncie por garantizar tratamiento médico adecuado y abogar por su liberación. De igual forma, canadienses en todo el país, ONGs en los Estados Unidos y España han sumado sus esfuerzos para ofrecer toda la ayuda posible a Yvis Abadin, madre de Michael.
Canadá tiene a miles de ciudadanos encarcelados en 85 países, incluido regímenes dictatoriales como Cuba y, aunque se rige por la Convención de Ginebra, no tiene establecida la protección consular en sus leyes federales, como ocurre en Estados Unidos, Gran Bretaña y otras 28 naciones.
La comunidad cubana emigrada a Canadá ha desplegado una notable actividad en los últimos meses, pero parece solo atendida por el Partido Conservador. ¿Son Trudeau y el Partido Liberal insensibles al dolor de Cuba?
Hasta este momento, la política exterior del primer ministro Justin Trudeau hacia Cuba me lleva a concluir que ha sido un apologista del régimen cubano y que ha mostrado insensibilidad hacia el dolor del pueblo cubano. Justin Trudeau se considera así mismo amigo del pueblo cubano.
¿Cómo uno puede tener un amigo y no pronunciarse de manera contundente, ni tomar acción cuando este es perseguido, difamado, encarcelado, torturado por pensar diferente o manifestarse pacíficamente?
No creo que todos los miembros del Partido Liberal piensen de esta forma, pero aun no se pronuncian públicamente porque conocen la postura de Trudeau a favor del régimen cubano, una posición injusta, nostálgica; pero Democratic Spaces sigue abierto a un cambio de política y a colaborar con el gobierno canadiense en defensa de la libertad de Cuba.
La mejor forma de revertir esa dinámica es ejerciendo presión. Como defensor de los derechos humanos y la libertad, confió que, con nuestro poder como ciudadanos, alcemos nuestras voces y movilicemos a la sociedad canadiense en pro de una causa justa, como lo es la libertad de Cuba.
Ante la insensibilidad del primer ministro Trudeau, cubanos en Canadá hemos impulsado numerosas iniciativas dirigidas a sensibilizar a la sociedad sobre la opresión en Cuba y el derecho legitimo del pueblo cubano a vivir en libertad y en democracia.
La comunidad cubana ha contactado a miembros del parlamento y el senado para pedir su apoyo a la causa de la democracia en Cuba. El Partido Conservador por vía de su líder Erin O´Toole expresó su solidaridad con el pueblo de Cuba en su lucha pacifica por la democracia. Nos complace contar con el apoyo del senador Leo Housakos que publicó un articulo en la revista True North para sensibilizar a los canadienses sobre como el turismo de este país contribuye a enriquecer y sustentar el aparato militar represivo del régimen cubano.
El parlamentario Michael Chong expresó en dos ocasiones, tanto en reuniones que sostuve como representante en Canadá del Consejo para la Transición Democrática, como en entrevista con CBC The House, su apoyo a que Canadá sanciones a miembros de la dictadura cubana responsables de graves violaciones a los derechos humanos.
Hemos recibido además el apoyo de Tom Kmiec, Pierre Polievre, quien se unió a los cubanos en Ottawa, en apoyo a las marchas de solidaridad con los manifestantes del 11 de Julio en Cuba y que inició una petición en pro de la democracia en Cuba; Tony Baldinelli respaldó a una petición -abierta a firmas hasta el 18 de diciembre- donde se pide al gobierno de Canadá apoyo a la lucha por la democracia en Cuba y apoya el derecho del pueblo cubano a manifestarse pacíficamente el 15 de noviembre.
Han habido numerosas marchas en diferentes ciudades de Canadá en solidaridad con los manifestantes que el 11 de julio y con los activistas por la democracia en Cuba y he podido sentir un gran despliegue de amor a la libertad de Cuba de la comunidad cubana en este país.
La presencia visible de las marchas en espacios públicos y lugares simbólicos, como el Parlamento en Ottawa, el City Hall en Toronto y frente a otros ministerios y lugares emblemáticos en Montreal, Calgary y otras ciudades ha contribuido a sumar seguidores a nuestra causa y sensibilizar a la sociedad canadiense sobre la lucha pacifica del pueblo cubano por su libertad. La presencia de manifestantes en espacios públicos tiene una vital importancia en llamar la atención, en mostrar solidaridad con los que dentro de Cuba luchan por la libertad, en hacer visible una causa y sensibilizar a una sociedad en torno a la defensa de la democracia en Cuba.
¿Cómo se articula el apoyo al gobierno cubano en Canadá?
El 29 de octubre salió publicada la petición e-3640, en la página web de la Cámara de los Comunes del Parlamento de Canadá, demanda contra el embargo norteamericano, auspiciada por la Embajada de Cuba en Ottawa, y presentada por seguidores de la dictadura aquí.
Es la segunda vez que se publica esta petición; la primera fue publicada en mayo, promovida por Isaac Saney, profesor de la Universidad de Dalhousie, en Nova Scotia y copresidente de Canadian Networ on Cuba, formado por militantes de los partidos comunista y socialistas de Canadá; grupo que trabaja abiertamente coordinado con el régimen cubano.
Saney junto con John M. Kirk y Stephen Kimber, profesores universitarios que actúan como apologistas de la dictadura cubana en Canadá, se encargaron de coordinar los mensajes en medios de comunicación sobre la vida de Fidel Castro, tras su fallecimiento, según contó la embajada cubana en Ottawa, en Facebook.
La petición cuenta con el respaldo de Niki Ashton, miembro del parlamento por el Nuevo Partido Democrático (NDP, por sus siglas en inglés); que aboga por la expropiación de bancos, puertos y aeropuertos en Canadá; admira a Ernesto Guevara, cuya obra y legado constituye todo lo opuesto de lo que significa ser canadiense.
La petición al parlamento canadiense sobre el fin del embargo norteamericano a Cuba es un copia y pega del discurso oficial de Granma. Todo conocedor de Cuba podría distinguir que lo que pide esta petición constituye un ataque al libre pensamiento y asume de manera arrogante y colonial, como mismo lo hace la dictadura en Cuba, que toda idea contraria al sistema en Cuba no es propia de los cubanos, sino dirigida por los Estados Unidos.
Para los promotores de esta petición, Cuba no son los cubanos que están pidiendo un cambio en la isla, sino la élite que se ha impuesto en el poder por más de 62 años. Además, se dice que Cuba es un país “soberano” cuando la soberanía reside en el pueblo y este ha sido privado de expresar su voz en elecciones libres desde 1948.
¿Cómo ha contrarrestado Democratic Spaces estas iniciativas castristas?
Democráticamente y usando las opciones que contempla la legislación canadiense; promovimos sendas iniciativas dirigidas al parlamento canadiense (e-3274 y e-3573), donde instamos al gobierno que pida a La Habana la liberación incondicional de todos los detenidos y encarcelados por el ejercicio de su libertad de expresión y de reunión pacífica; se una a Amnistía Internacional y a Naciones Unidas para exigir la liberación de José Daniel Ferrer, Luis Manuel Otero, Esteban Rodríguez, Maykel Castillo "Osorbo" y todos los presos de conciencia en Cuba.
Queremos que el gobierno canadiense utilice la Ley de Justicia para las Víctimas de Funcionarios Extranjeros Corruptos (Sergei Magnitsky Law) para sancionar a los funcionarios de alto rango en Cuba responsables de perpetrar graves violaciones de los derechos humanos, represión, secuestros, detenciones arbitrarias, persecución, tortura y golpizas a manifestantes pacíficos y activistas pro-democracia.
¿Cuál es la visión mayoritaria que tienen los canadienses sobre Cuba?
Aunque no poseo encuestas sobre el tema, en la mayoría de los casos me sorprende el gran desconocimiento que existe en Canadá sobre Cuba, debido a la falta de información en los medios de comunicación, donde -solo de manera selectiva esporádica- se puede leer uno que otro artículo con perspectiva crítica sobre las violaciones a los derechos humanos y la represión en nuestro país.
Muchos canadienses hace referencia a Cuba en base a su estadía en un resort turístico, asegurando que es un país bello. A lo cual siempre digo, un país bello con un régimen terrible. Los canadienses no saben que el turismo y gran parte de la economía en Cuba está en las manos del ejército, por medio de su conglomerado GAESA, que controla tanto el sector turístico como casi toda la economía. Desconocen que el dinero que ellos gastan en Cuba va a parar a manos del aparato represivo responsable de perseguir, torturar, golpear y encarcelar a periodistas independientes, artistas, activistas de derechos humanos y cubanos con ideas diferente.
Hay otros canadienses que ven a Cuba desde el prisma de la mitología propagandística. Me refiero a los que desprovistos de información sobre el colapso del sistema de salud pública en Cuba y el trabajo esclavo al que los profesionales cubanos son objeto en contratos en el extranjero, aún hablan de logros sociales del régimen y hacen referencia al embargo de los Estados Unidos.
Hay que aprender a debatir y ofrecerles información. La mayoría de veces los canadienses están dispuestos a escuchar lo que uno tiene que decir, y son receptivos al mensaje. Yo siempre enfatizo que el lenguaje universal de los derechos humanos y las libertades son valores esenciales de los canadienses.
Por ejemplo, en Canadá existe cobertura universal de salud y asistencia social y no por eso se persigue, encarcela, criminaliza, excluye y se fuerza al exilio a los que piensan diferente y a los que hacen referencia al embargo de EEUU, les respondo que el embargo de los EEUU no justifica que un oficial represivo de la Seguridad del Estado arrastre a una Dama de Blanco por marchar pacíficamente con un gladiolo en a mano, ni justifique que se persiga, encarcele, golpee y tortura a decenas de miles de cubanos por pensar diferente.
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