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Jacuzzi, obra del dramaturgo cubano Yunior García Aguilera: "Tengo miedo de quedarme callado"

“Este Alejandro que está aquí, que todo el mundo dice que es valiente… tiene miedo. Tengo miedo a la inercia. Tengo miedo a que Susy tenga razón y lo más inteligente sea quedarse callado. Tengo miedo de quedarme callado y que el día de mañana mi hijo me lo reproche”, dice el personaje encarnado por García Aguilera.

Escena de la obra Jacuzzi © esquife.jimdofree.com
Escena de la obra Jacuzzi Foto © esquife.jimdofree.com

Este artículo es de hace 2 años

La plataforma Archipiélago compartió este miércoles en sus redes sociales un fragmento de la obra teatral Jacuzzi, escrita e interpretada por el dramaturgo cubano Yunior García Aguilera, en el cual se puede apreciar la coherencia en su cuestionamiento de la realidad cubana a lo largo de los años.

Escrita en 2016 y celebrada por la crítica, Jacuzzi “es una obra de amor a Cuba”, en palabras del crítico Erian Peña Pupo. “Un ejemplo de cómo defender lo que se cree sin importar miedos y posibles consecuencias. Una muestra de cómo ser consecuente con tu país y con el arte”, expresó Peña Pupo en esquife.jimdofree.com.

García Aguilera, quien lleva semanas en la diana del régimen represor por liderar la convocatoria a la Marcha Cívica por el Cambio del 15N, está siendo acusado en estos días de ser un agente entrenado en laboratorios de pensamiento que supuestamente lo “entrenaron” en las estrategias de “golpe blando” y “revoluciones de colores”.

Sin embargo, la obra compuesta, dirigida y actuada por el joven, deja ver claramente el pensamiento crítico de su autor, así como la reflexión y la maduración de sus ideas sobre la realidad cubana, que lo han llevado a un activismo comprometido con los derechos humanos y la libertad en Cuba.

El reencuentro de unos amigos luego de años separados, sirve de pretexto en Jacuzzi para meditar sobre el futuro de los jóvenes en un país en que los que pueden se marchan al exilio, y los que se quedan ven chocar sus sueños y sus esfuerzos contra una realidad anquilosada producto de un régimen despótico que no les permite que crezcan como seres humanos con derechos y libertad.

“Aquel Hombre Nuevo preconizado en los manuales de marxismo en los efervescentes sesenta es ahora un ‘Hombre Viejo’ y decepcionado”, que impide concretar sus sueños a los más jóvenes, según Peña Pupo. “Nacer, identificarse, crecer, sentirse partícipe de un proceso social que en ocasiones les parece ajeno y extraño”, forma parte del drama que refleja una obra en la que el autor mezcló elementos autobiográficos con otros ficticios.

Para el crítico, al igual que para muchos cubanos que le conocen cada día más, “Yunior García es un dramaturgo sincero, ante todo consigo mismo y con su arte… [que] nos devuelve el teatro como espacio político donde ejercer la necesaria y casi ausente civilidad”.

Tres personajes, una escenografía minimalista centrada en una bañera que hace de “jacuzzi” y unos diálogos honestos e inteligentes componen los ingredientes básicos de la obra de García Aguilera, un joven cuyo talento ha sido reconocido en múltiples ocasiones.

“Este Alejandro que está aquí, que todo el mundo dice que es valiente… tiene miedo. Tengo miedo a la inercia. Tengo miedo a que Susy tenga razón y lo más inteligente sea quedarse callado. Tengo miedo de quedarme callado y que el día de mañana mi hijo me lo reproche”, dice el personaje encarnado por García Aguilera.

“Estoy paranoico. Me han puesto micrófonos en el cepillo de dientes, en la pasta dental, en el jabón. Me estoy poniendo viejo. La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo y yo me estoy curando”, exclama el joven angustiado por la condición de ser un “cubano normal”, una persona acrítica con su entorno de vida, temeroso, simulador y doblegado ante el poder.

Moviéndose en el espacio estrecho y agobiante que construye la escenografía de Jacuzzi, vemos a Yunior García Aguilera exponer el drama de una juventud que va camino a perderse si no reacciona y actúa con la energía y la lucidez que caracteriza a las generaciones más jóvenes, aquellos a los que el futuro de verdad importa.

Llevando una camiseta con el número 15 a la espalda, el joven lanza un guiño desde el escenario de Jacuzzi a la realidad, esa en la que un buen día García Aguilera lanzó 15 preguntas al poder en Cuba, enfrentando la censura ejercida contra la puesta de “El rey se muere”, de Juan Carlos Cremata.

Con la publicación del fragmento de video de Jacuzzi, Archipiélago transmite un mensaje diáfano: puede el poder totalitario cubano seguir con sus sucias maniobras de difamación y falaces acusaciones, que la sociedad civil cubana no ha encontrado en García Aguilera un nuevo “mesías”, sino esa voz común que enciende la pasión y la razón que asisten a quienes luchan por su libertad.

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