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La crisis de la ganadería en Cuba y las causas de la significativa escasez y altos precios de la leche, que la convierten casi en un producto de lujo para la mayoría de la población, aparece expuesta en detalles este martes en un reportaje del periódico oficialista Granma.
Para indagar sobre lo que llama "el rompecabezas en que se ha convertido la producción, acopio y comercialización de la leche en el país", el periodista Freddy Pérez Cabrera empieza preguntándose por qué el litro de leche "en la calle" ha subido de 5 a 20-25 pesos a pesar del reciente incremento del precio con que el Estado compra el producto a los ganaderos.
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La investigación periodística desvela varias de las claves del fracaso de la ganadería cubana y las ineficiencias que acompañan la gestión estatal.
Uno de los productores entrevistados, el villaclareño Alexis Alfonso, confiesa a Granma que "se ha pensado que subiéndole unos pesitos a ese producto se iban a resolver los graves problemas de la ganadería, y que, de manera automática, iba a incrementarse la entrega a la industria, lo cual no es así".
"Para tener ganado, por lo primero que hay que preocuparse es por el agua y la comida en cantidades suficientes, y eso no lo tiene claro todo el mundo. (...) Otro problema es el de los medicamentos, que no existen, y si aparecen, es a precios estrafalarios. Y olvídate, que vaca con garrapata no da leche, esa es la realidad, por no hablar de la baja natalidad y la alta mortalidad en la mayoría de los lugares", explica el campesino.
Sobre la escalada de precios, el vendedor explicó que no tenía quien transportara la leche y debía pagar el acopio de su bolsillo; que si la hacía queso, obtenía más ganancias, porque se lo sufragan a cien pesos la libra; y también que, de convertirla en yogur, triplicaba el valor del litro, además de que la mayoría de los insumos para los campesinos están muy caros.
Otro entrevistado, Rigoberto Rodríguez Fuentes, presidente de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Efraín Hurtado, de Manicaragua, piensa "que imponer tres precios diferentes a ese alimento no fue una idea muy feliz, porque se ha creado una tremenda burocracia y un papeleo muy grande alrededor del asunto; a lo que se une que estos no son estimulantes para el campesino que vive de la entrega de ese producto".
Argumenta con los altos montos que debe pagar por los insumos para mantener la producción, y pone el ejemplo del rollo de alambre, el cual le cuesta 107 dólares. "Tengo personas en mi cooperativa cuya ganancia no le da ni para la cuota del mes, porque muchas veces debe pagarle de su bolsillo a los acarreadores, de lo contrario se pierde la leche", asegura en cooperativista.
Otro de los factores que ha desmotivado a los productores son los recurrentes atrasos en los pagos que reciben del Estado. "En la práctica lo que ha venido ocurriendo es que, como para cobrar ese dinero el campesino se demora un mes, y a veces más tiempo, debido a múltiples razones, es más rentable para ellos no entregarla al Estado y venderla por la izquierda, a precios que oscilan entre los 15 y los 25 pesos; o si no, convertirla en yogur o queso, que también se pagan muy bien", dice un funcionario.
La burocracia y sus secuelas ha creado una situación crítica con el suministro: de un plan de entrega de poco más de 39 millones, cifra inferior al del año anterior, hasta septiembre se habían entregado unos 21 millones, es decir 8 066 000 litros por debajo de lo previsto.
Según el especialista, una de las causas de tal incumplimiento ha sido la intensa sequía en algunos lugares, en especial durante julio y agosto, por cuya razón dejaron de ordeñarse 7 434 vacas, además de incrementarse el número de las que no parieron o se murieron de hambre, lo que significó unos cuatro millones de litros de leche dejados de entregar, solo por esa causa.
La muerte del ganado vacuno es una de las principales causas de la crisis ganadera en la isla, según han detallado informaciones previas. Más de 41 mil reses murieron en Camagüey en 2020, la mayoría por desnutrición
Otro es el tema de los acarreadores, a los cuales se les cambió el precio del acopio en medio de la campaña, lo cual llevó a que 188 de ellos se retiraran y dejaran de realizar la labor. Un funcionario entrevistado pone el ejemplo de Placetas, donde 36 personas que ejercían esa función la abandonaron.
Arney Martínez Chongo, al frente de la esfera agroalimentaria en el Buró Provincial de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), reconoce que, "para poder entregar la leche, muchos campesinos tuvieron que asumir de su bolsillo el pago de los acarreadores, lo que generó descontento e insatisfacciones".
Como consecuencia, de las 281 formas productivas con que cuenta la provincia, en agosto 177 incumplían el plan de entrega, es decir, el 63 %; mientras el 87 % de los productores (8 965) que realizaron contrato con la Empresa Láctea contravenían lo previsto.
También la presidenta de la ANAP en Villa Clara, Betsy Arroyo Rafuls, piensa que en el incumplimiento ha influido la manera tardía en que se hizo el reordenamiento de los precios, aunque no ha sido la única causa, porque también faltó organización del proceso en la provincia, y hubo problemas con los termos de frío, con los acarreadores y con las direcciones de las cooperativas, "muchas de las cuales no han estado a la altura de las circunstancias".
Arroyo insiste, igualmente, en el pago tardío de la leche a los campesinos en varios momentos de la campaña. Algunos demoraron hasta 40 días en recibir el dinero por la leche entregada, lo que, obviamente, los desmotivó.
A inicios de octubre, de los poco más de 8 000 productores que debían entregar leche al Lácteo, solo 1 837 cumplían sus compromisos, lo que se tradujo en miles de litros dejados de entregar, además de afectar otras producciones para la población y el consumo social, como el queso, el helado y el yogur, entre otras.
Recientes reportes desde Holguín hablan de una situación similar, y campesinos que llevan meses sin cobrar.
"Que haya un mercado informal que haga una competencia desleal a la ruta que termina en la industria, está claro que tiene una causa principal: una insuficiente producción a la cual, al amparo de los precios inflados 'en la calle', se le hace demasiado tentador venderse al mejor postor", dice Granma, descubriendo de un plumazo la ley de la oferta y la demanda.
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