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La primera planta de oxígeno medicinal que donó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) a Cuba, en medio de la crisis sanitaria del coronavirus, se instaló en el hospital militar "Carlos J. Finlay", del habanero municipio de Marianao.
La decisión de instalar el equipo en un hospital de las Fuerzas Armadas y no en una institución pediátrica la tomó el Grupo de trabajo temporal del Gobierno para enfrentar el COVID-19, según relató el periódico Granma.
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Aunque se encuentra en funcionamiento desde inicios de septiembre, es ahora que la prensa oficialista y el gobierno hacen pública la información, junto con otros detalles sobre el funcionamiento de la planta que puede producir oxígeno medicinal al 98%, necesario en la atención de pacientes de terapias intensivas y otros tratamientos.
El equipo donado por UNICEF tiene una capacidad de producción de 50 metros cúbicos por hora y utiliza el sistema PSA, que trata el oxígeno ambiental con unos filtros de zeolita que son capaces de expulsar el nitrógeno, explicaron fuentes.
Para justificar la instalación del equipo en una institución sanitaria militar, la prensa estatal aseguró que se beneficiará la "población civil regionalizada" que se encuentre en el hospital Finlay.
El director del hospital, coronel Manuel Jesús Seijas, dijo que no solo se facilitará la atención a pacientes graves, sino que se rellenarán botellones con oxígeno medicinal, en medio de una carencia de ese gas en todo el territorio nacional.
El hospital militar "Carlos J. Finlay" atiende anualmente a más de 400,000 pacientes de La Habana y realiza entre 8,000 y 10,000 intervenciones quirúrgicas, según datos oficiales.
Hace unas semanas la UNICEF anunció que otras dos plantas de oxígeno medicinal llegaron al país, pero hasta el momento no se ha hecho público dónde están instaladas ni a qué sectores brindarán sus servicios.
En medio del peor pico pandémico que ha vivido Cuba desde que en marzo de 2020 se detectaran los primeros casos de coronavirus, el país se vio no solo con falta de medicinas en la red farmacéutica y hospitalaria, sino que se agotaron las reservas de oxígeno medicinal.
Hospitales de todo el país alertaron de la situación y se generó un caos mucho mayor luego que el gobierno reconociera públicamente que las plantas que producen el oxígeno medicinal se encontraban rotas y el país no contaba con la capacidad de producción necesaria para dar respuesta a la demanda.
Los medios oficialistas se hicieron eco de una iniciativa adoptada por el gobierno, que fue la de rellenar balones de oxígeno con aire comprimido como alternativa, lo que alarmó a la comunidad de médicos ya que sería un tratamiento sucedáneo que agravaría la crisis sanitaria existente.
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