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Una nueva caravana de migrantes que salió el sábado desde el sur de Chiapas hacia la frontera con Estados Unidos fue disuelta este domingo por funcionarios mexicanos de seguridad y migración.
En las primeras horas de la mañana las autoridades bloquearon el paso de unos 400 migrantes y detuvieron a varios de ellos. El grupo estaba integrado por cubanos, haitianos, colombianos, venezolanos y personas procedentes de los países centroamericanos, que llevaban varios meses varados en la ciudad chiapaneca de Tapachula.
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Un testigo relató a la agencia de noticias Reuters que a las 5.00 a.m. efectivos de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM) ocuparon una cancha deportiva donde se encontraba pernoctando la caravana en el poblado de Huixtla, y sorprendió a los migrantes, muchos de los cuales todavía dormían.
Los efectivos llegaron en varias camionetas y rodearon el sitio, tras lo cual les cerraron el paso por el puente que debían atravesar para continuar hacia el centro de México.
De acuerdo con la fuente, entre 250 y 300 migrantes comenzaran a correr bordeando los márgenes de un río cercano. En las calles de Huixtla se desplegaron decenas de agentes para perseguirlos.
El operativo duró aproximadamente una hora y terminó con varios detenidos.
Aunque la mayoría logró escapar, varias decenas de mujeres, muchas de ellas con niños, quedaron atrapadas en el recinto deportivo y terminaron entregándose a las autoridades, dijo el testigo al medio de prensa.
Al igual que los miembros de una caravana anterior que partió de esa estación migratoria el sábado anterior, los migrantes dijeron estar cansados de esperar hasta un año por la resolución de sus trámites de asilo en la ciudad fronteriza de Tapachula.
En el grupo también viajaban venezolanos y cubanos, muchos de los cuales fueron separados de sus hijos.
El padre Heyman Vázquez, un párroco de Huixtla reconocido por su defensa de los migrantes, denunció el "inhumano y cruel" abuso de la fuerza por parte de las autoridades este domingo contra los viajeros.
Desde la semana pasada muchos de ellos se han quejado del trato brutal de los empleados del INM, que fueron capturados en un video pateando a varios hombres en la cara.
El INM aseguró que esos funcionarios fueron separados de sus cargos, pero el presidente de México insistió en que los migrantes debían esperar la conclusión de sus procesos en Chiapas.
Sobre la crisis que parece sobrevenirse en el sur del país, el mandatario se comprometió a dialogar con el gobierno estadounidense para que les otorgue visas de trabajo temporales.
Esta es la cuarta caravana de las últimas semanas. Los migrantes están desesperados por salir de una ciudad donde tienen que vivir sin acceso a empleos y son víctimas de discriminación.
Ante la presión de las organizaciones defensoras de los migrantes y los derechos humanos, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) comenzó un programa piloto para vacunar contra el COVID-19 a los migrantes del plan Emergente Social y de los que se encuentran en los albergues Belén y Jesús el Buen Pastor.
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