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La Unión Eléctrica de Cuba se queja de los impagos a las facturas en un año marcado por la crisis y los apagones

Para la UNE, “el pago de la factura eléctrica constituye una obligación, un deber social necesario para corresponder al volumen de consumo de combustibles y gastos de la infraestructura”, independientemente del mal servicio que ofrece a sus clientes.


Este artículo es de hace 2 años

La Unión Eléctrica (UNE) se quejó del elevado número de impagos a las facturas del servicio eléctrico por parte de los clientes pertenecientes al sector residencial y exhortó a los usuarios a utilizar las plataformas digitales como vía para simplificar y agilizar el trámite.

El mes de julio ha sido el peor del año en cuanto a impagos de facturas desde que comenzó la pandemia, ingresando la UNE el 88% del cobro, según informó un reportaje del Noticiero de la Televisión Cubana (NTV).

En un año marcado por la llamada “tarea ordenamiento”, que junto a la unificación monetaria impuso nuevos precios y tarifas a los servicios que prestan las empresas estatales, la UNE se muestra preocupada porque en el sector residencial se acumulan atrasos en los pagos de las facturas, llegando a ser del 12% de los clientes en el último mes.

La impopularidad del “tarifazo eléctrico” decretado a mediados de diciembre pasado llevó a una rectificación del gobierno que, a través del Jefe de la Comisión de los Lineamientos, Marino Murillo Jorge, anunció días después una rebaja a la tarifa ante el malestar y la indignación de la ciudadanía.

Tras la unificación monetaria, la subida de salarios y pensiones -que provocó una ilusión momentánea- quedó en agua de borrajas al comprobarse que con la subida generalizada de los precios y el desabastecimiento, los pesos en los bolsillos de los cubanos se volvían papel mojado.

Sumado a la crisis económica provocada por la desastrosa política monetaria, hizo su entrada en Cuba el flagelo del coronavirus, obligando a las familias a permanecer encerrados en casa mucho más tiempo del habitual.

A pesar de afirmar que el petróleo para el 2021 estaba garantizado y que no habría “apagones programados”, el gobierno cubano promovió la nueva tarifa eléctrica calificándola como una “invitación al ahorro”.

Con el 55% de los hogares cubanos consumiendo menos de 200 kwh al mes, la invitación al ahorro evidenciaba una desconexión total de las autoridades con la población, una indiferencia rayana en la burla.

Sin embargo, más allá de los males provocados por las políticas y las decisiones gubernamentales, a los clientes de la UNE les esperaba un 2021 marcado por los constantes apagones, programados y sorpresivos, agrandando más aún el malestar de los cubanos frente al ineficiente monopolio estatal de la electricidad.

Achacando los cortes de suministro a las averías de viejas plantas generadoras y al bloqueo estadounidense que impide la compra de piezas de repuesto y tecnología, el régimen cubano utilizó por enésima vez su comodín para echar las culpa a otros, en vez de asumir su responsabilidad en el problema.

“Hay que darle la información clara a la población, alertar, que la gente sepa en qué momento va a llegar el indeseable apagón”, propuso Miguel Díaz-Canel a mediados de agosto al analizar la situación del sistema eléctrico en Cuba. Seis meses antes, su gobierno aseguraba que no habría apagones programados.

La incapacidad de los gobernantes y su responsabilidad en la merma de la calidad de vida de los cubanos no constituyen factores que entran en el análisis de la UNE, una empresa estatal socialista ineficiente que maltrata a sus clientes con apagones, altos precios por un mal servicio y falsas explicaciones sobre la situación real de la generación eléctrica del país.

Para la UNE, “el pago de la factura eléctrica constituye una obligación, un deber social necesario para corresponder al volumen de consumo de combustibles y gastos de la infraestructura”, independientemente del mal servicio que ofrece a sus indignados clientes.

La existencia de atrasos acumulativos para esta empresa no encuentra explicación en la satisfacción de sus clientes por el servicio que presta. De ahí que en el reportaje de este jueves, el Ing. Carlos Misael Rodríguez Márquez, director comercial de la UNE, saliera animando a los usuarios a realizar el pago de sus facturas a través de las plataformas digitales Transfermovil y Enzona.

Como si los atrasos fuesen un problema tecnológico y de comodidad, y no un indicador del malestar de tantos cubanos empobrecidos por las políticas económicas del gobierno de la “continuidad”, responsable también del deterioro de la infraestructura eléctrica, la ruina de tantas familias, la falta de combustible e inversión en nuevas tecnologías, los apagones y tantos otros problemas que no van a solucionar los pagos en tiempo y forma por un pésimo servicio que incide de manera fundamental en la pérdida de la calidad de vida de la población.

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