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La recién nombrada ministra de Defensa de Sudáfrica tomará acciones contra los funcionarios y generales del ejército involucrados en la compra de Heberon Alfa R que su país realizara a Cuba por el valor de 17,7 millones de dólares para supuestamente mitigar el COVID-19.
Thandi Modise advirtió el pasado miércoles que las cabezas de aquellos altos funcionarios responsables de la transacción “rodarán”, ya que el proceso de adquisición del fármaco violó los protocolos de importación, y dejó afuera al Departamento de Salud.
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En su primera sesión informativa ante el Parlamento como ministra del gabinete, Modise dijo que los procesos de adquisiciones fueron ignorados cuando se llevó a cabo el acuerdo.
"Si la eficacia del fármaco es buena o no, no viene al caso. El punto aquí es quién autorizó esto fuera del Departamento de Salud. Se debe seguir el proceso de adquisición. No puedo despertarme mañana y decir que quiero un helicóptero y ya está”, indicó la alta funcionaria.
A inicios de la pandemia, autoridades de la Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF) autorizaron la compra de 260 millones de rand (17,7 millones de dólares) del medicamento Heberon (Interferón) alfa-2b desde Cuba, a pesar de que la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (SAHPRA) lo prohibió en el tratamiento del COVID-19.
La participación del ejército en el proceso de adquisición del fármaco responde a la idea, sostenida por generales sudafricanos, de que la pandemia era una forma de guerra biológica a la que se enfrentaba su país.
“El ejército, en este caso, tiene la capacidad única de manejar la guerra química y biológica. Estábamos lidiando con un enemigo que no sabíamos cómo se iba a comportar”, indicó el general de la SANDFS, M.J. Tyhalisi.
El Servicio Médico de Sudáfrica (SAMS) determinó que el interferón no se puede considerar como un tratamiento, sino como un “producto biológico profiláctico para hacer frente a una amenaza biológica”, para abordar un problema militar que se estaba enfrentando en ese momento, dijo el oficial.
El problema al que hacía referencia el general era de carácter psicológico, y se manifestaba exclusivamente entre las tropas sudafricanas. Ante un supuesto estado de desestabilización emocional entre los militares, los 17,7 millones invertidos en Interferón cubano tendrían una función de placebo.
“Psicológicamente, la moral de los soldados se elevó por el conocimiento de las drogas protectoras disponibles. Si necesitas soldados con las botas en el suelo, no tienes tiempo para tenerlas en cuidados intensivos (UCI) y hospitales cuando la seguridad del país está en juego ”, dijo Tyhalisi en aquella ocasión, sugiriendo la existencia de una guerra biológica a escala global.
El medicamento cubano, aunque no está registrado por la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica, se importó desde el país caribeño, generando una explosiva polémica entre los medios de prensa durante 2020.
La nueva ministra Modise dijo que cualquier forma en que se mirara la situación, “había serios problemas de adquisición”.
"Muy claramente, sin siquiera tener los hechos completos, el Auditor General va a tener problemas con esta adquisición. La única vez que el Departamento de Defensa no sigue la ruta normal de adquisiciones es en cuestiones estratégicas”, indicó la ministra.
Las relaciones entre Sudáfrica y Cuba se han estrechado durante la pandemia del COVID-19, suscitando un cúmulo de interrogantes alrededor de los casi 100 millones de dólares invertidos por el país africano en concepto de acuerdos bilaterales con la isla.
Desde brigadas de médicos y especialistas para combatir la pandemia, hasta ingenieros hidráulicos y mecánicos ha exportado Cuba a la nación africana desde que el coronavirus azotara el planeta, en 2020.
Varias han sido las acusaciones contra el gobierno sudafricano. En mayo de este año, el sindicato sudafricano Solidaridad llevó a la corte de este país una demanda contra el Congreso Nacional Africano (partido político en el poder) luego de que la ministra de Asentamientos Humanos, Agua y Saneamiento diera la bienvenida a 24 ingenieros cubanos para abordar la crisis del agua en Sudáfrica.
Según alegó el sindicato, Sudáfrica cuenta con capital humano “competente y actualmente desempleado” dispuesto a solventar los problemas del país.
Asimismo, la asociación de trabajadores aseguró que el gobierno destinaba mejores salarios para los técnicos e ingenieros cubanos que para sus propios profesionales.
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