El cementerio de Ciego de Ávila se somete a una ampliación ante el creciente número de muertes por coronavirus en el territorio, al igual que ha sucedido en otros camposantos del país, como el de Santa Clara, en la provincia de Villa Clara.
“Ni brujería, ni cloro, ni doble nasobuco, nada…. esto no tiene cómo acabar. Fíjate si es así que allí van 150 y ya mañana empiezan 200 nichos más, por eso estoy sentada velando los recursos”, dijo una custodio al periódico oficialista Invasor, dejando entrever cómo la desesperanza se instalaba en los cubanos.
“Hicimos 80 bóvedas aquí dentro y 150 en la ampliación, más otras 219 allá que se terminaron. Y nos quedan 110 por ocupar”, declaró más recientemente al citado medio Carlos César Cano Colomé, inversionista en la Dirección Municipal de Comunales.
Según el periódico avileño, hubo 339 enterramientos en 17 días, sin sumar los que fueron al crematorio ni a los cementerios de Jicotea y Ceballos, dos poblados que pertenecen al municipio cabecera. Las cifras indican que Ciego de Ávila podría ser, en todo el país, el municipio de mayor letalidad (cantidad de muertes respecto al total de confirmados) o de mayor mortalidad (total de muertes contra total de la población).
“El parte diario que emite el Minsap es impreciso, debido a que en sus estadísticas solo ingresan los fallecidos que en el momento de su deceso tienen un PCR positivo, según admitiera el propio Ministro de Salud en exclusiva para Invasor; consciente, además, del sesgo en los datos, pues no todos los fallecidos alcanzan a hacerse u obtener el resultado de un PCR. La muerte, a veces, llega primero”, señala la publicación.
De igual modo, el medio destaca que las cifras oficiales pueden no corresponderse con las muertes por la enfermedad. “El problema es la gran cantidad de cuerpos en descomposición al mismo tiempo. No se trata de fallas en la construcción de las bóvedas, sino del número de muertes. Nunca habíamos visto algo así, prácticamente los sepultureros ni descansan”, dijo Cano Colomé.
“Días de siete, de cinco… siempre varios. Te digo, siete viajes cada carro y somos cinco en la funeraria de Ciego, sin contar los que se han sumado”, refirió un chofer de carros fúnebres sobre la transportación de cadáveres.
“A veces han estado, incluso, cuatro horas, ya sea por demoras en el certificado de defunción o por la falta de ayuda para trasladar el cadáver al carro”, acotó una trabajadora de la funeraria. “En ocasiones nos llaman sin estar lista la documentación, y hasta que el certificado no quede registrado en el Área de Salud, el carro no puede salir”, explicó.
A principios de agosto, se informó que Ciego de Ávila había recibido un incinerador móvil de cadáveres, con capacidad para cremar seis fallecidos cada 24 horas, en medio de la peor crisis del territorio por coronavirus desde el comienzo de la pandemia, en marzo de 2020.
Este miércoles, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) reportó 84 fallecidos, entre ellos, una embarazada, y 8,666 nuevos contagios de coronavirus. Ciego de Ávila registró 617 casos confirmados y ocho muertes.
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