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Remesas, dilema moral para cubanos

Después de tantos años enviando dinero a sus familiares, el exiliado promedio difícilmente aceptará la prohibición de las remesas sin buscar alguna vía alternativa para ejercer esa elemental solidaridad con los suyos; hay ciertas prohibiciones que suelen tropezar con la naturaleza humana.

Cadeca en La Habana © CiberCuba
Cadeca en La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 2 años

Recibí remesas hasta que me fui de Cuba, las envié desde que llegué a Estados Unidos, dejé de hacerlo sistemáticamente cuando la meningitis y la potencia médica liquidaron a mi madre, destinataria de mis envíos mensuales.

Gracias al dinero que recibí mientras vivía en Cuba pude sobrevivir y evitar esa dependencia absoluta del estado que ha sido, junto a la represión, la más eficaz herramienta de la tiranía.

Gracias a la generosidad de mi padre y mi hermano pude dedicar tiempo y energía al trabajo pastoral de la Iglesia en el ámbito de la promoción social del laico y los derechos humanos.

Comprendo el enojo y la frustración de aquellos que apuestan por la eliminación de las remesas en aras de un bien mayor, pero esa afirmación nos plantea un dilema moral que nadie puede responder con la certeza de que al eliminar las remesas caerá la tiranía.

Sin esa "certeza" podemos caer en la tentación de que " el fin justifica los medios", un terreno en el que siempre seremos derrotados por un gobierno criminal que desconoce los más elementales derechos.

Después de tantos años enviando dinero a sus familiares, el exiliado promedio difícilmente aceptará la prohibición de las remesas sin buscar alguna vía alternativa para ejercer esa elemental solidaridad con los suyos; hay ciertas prohibiciones que suelen tropezar con la naturaleza humana.

Otra cosa es que exijamos la regulación de esas remesas para evitar el abuso del gobierno cubano pactando las condiciones que sean necesarias para que ese dinero alivie las carencias de nuestros compatriotas y contribuya a un proceso de liberación personal y comunitario que es improbable desde la desesperación y la más absoluta miseria.

El potencial de las remesas, que se cuenta en cientos de millones cada año, debe ser utilizado para exigir concesiones al gobierno cubano, estas deben ser pactadas y vigilado su estricto cumplimiento.

En este sentido se han formulado las propuestas de Cuba Humanista en para que las remesas sean entregadas en dólares por la Western Union y que Fincimex o un engendro similar quedé automáticamente excluido de este proceso. Las medidas que se tomen en el ámbito de la comunidad internacional siempre deben estar orientadas a castigar a los victimarios, nunca a las víctimas.

El tema de las remesas es de crucial importancia y debe ser discutido con serenidad por los actores políticos de la oposición democrática en Cuba y el exilio. Establecer una estrategia común al respecto es cuestión de vida o muerte en una batalla donde las percepciones jugarán el más importante de los papeles.

Debemos transmitir a los cubanos de allá que estamos dispuestos a ayudarlos de todas las maneras posibles en su camino hacia la libertad y que cualquier modalidad de ayuda apostará inexorablemente por la vida, esa vida en paz, libertad y prosperidad que los comunistas cubanos insisten en negar con cada una de sus acciones.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Eduardo Mesa Valdés

La Habana 1969. Narrador y poeta. Miembro de la directiva de Cuba Humanista. Fundador de la revista Espacios. Coordinó la revista Justicia y Paz, y el boletín Aquí la Iglesia.


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