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Los insurgentes talibanes entraron el domingo en Kabul, capital de Afganistán, y se declararon en condiciones de tomar el poder en cuestión de días, mientras el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, abandonaba el país en medio del temor y la incertidumbre del cuerpo diplomático acreditado en el país, así como de sectores moderados de la sociedad.
"Los combatientes talibanes estarán a la espera en todas las entradas de Kabul hasta que se acuerde una transferencia de poder pacífica y satisfactoria", dijo el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, en un comunicado.
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Reportes de medios de prensa internacionales dan cuenta de la llegada de combatientes talibanes a la capital. Aparecen “desde todos lados”, dijo a Reuters un alto funcionario del Ministerio del Interior afgano. Sin embargo, por el momento no se reportan enfrentamientos.
El grupo, que estaba en conversaciones con el gobierno respaldado por Occidente para una rendición pacífica, se ha hecho rápidamente con el control del país luego de la retirada de las tropas estadounidenses ordenada por el presidente Joe Biden.
Su entrada en la capital ha ido acompañada de promesas de formar un gobierno islamista más moderado que el anterior. Otro portavoz de los talibanes, Suhail Shaheen, dijo que el grupo protegerá los derechos de las mujeres, así como las libertades de los trabajadores de los medios de comunicación y diplomáticos.
"Garantizamos a la gente, sobre todo en la ciudad de Kabul, que sus propiedades y sus vidas están a salvo", dijo Shaheen a la BBC, agregando que se espera una transferencia de poder en los próximos días.
Ali Ahmad Jalali, un académico con sede en Estados Unidos y exministro del Interior afgano, podría ser nombrado jefe de una administración interina en Kabul, dijeron tres fuentes diplomáticas, aunque, según Reuters, no estaba claro si los talibanes estaban de acuerdo.
La facilidad del avance de los talibanes, a pesar de los miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos y otros países para fortalecer las fuerzas del gobierno local afgano, ha dejado atónita a la comunidad internacional. Tan solo la semana pasada, un análisis de la inteligencia estadounidense indicó que Kabul podía resistir al menos tres meses.
Mientras se desconocen los detalles sobre la situación del presidente Ghani, un funcionario del palacio dijo que estaba en conversaciones de emergencia con el enviado de paz de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, y funcionarios de la OTAN.
El poder sería entregado a una administración de transición, tuiteó el ministro del Interior en funciones, Abdul Sattar Mirzakawal, en el canal de noticias Tolo. “No habrá un ataque a la ciudad, se acordó que habrá un traspaso pacífico”, afirmó sin dar más detalles.
Por su parte, los diplomáticos estadounidenses fueron evacuados de su embajada en helicóptero después del avance relámpago de los talibanes, que se disponen a gobernar Afganistán de nuevo, 20 años después de que fueran derrocados por las fuerzas lideradas por Washington tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos.
La fulminante entrada del grupo en la capital ha provocado escenas de pánico entre sectores liberales y moderados de la sociedad afgana. Muchas calles de Kabul estaban atascadas por automóviles y personas que intentaban llegar a sus casas o al aeropuerto, según Reuters.
“Algunas personas dejaron las llaves en el auto y comenzaron a caminar hacia el aeropuerto”, dijo un residente a dicha agencia por teléfono. Otro dijo: “La gente se va a casa por miedo a los combates”.
Los talibanes han prometido, en varios comunicados a lo largo de los últimos dos meses, que no pasarán a cuchillo a aquellos que colaboraron con las fuerzas occidentales. Este mismo domingo, han asegurado que no tienen “intención de vengarse de nadie”, incluidos los que sirvieron en el Ejército, la Policía o en la Administración.
“Están perdonados y a salvo, nadie será objeto de represalias. Todos deben permanecer en su propio país, en su propio hogar, y no intentar salir del país”. Sin embargo y pese a las promesas de amnistía, en algunas de las ciudades ya conquistadas por los talibanes está empezando a haber cambios, especialmente hacia las mujeres.
Conocidos durante su gobierno por tener a las niñas sin escolarizar y por su práctica estricta de la ley islámica, incluidos castigos como la amputación, la lapidación y el ahorcamiento, los talibanes parecen estar intentando proyectar un rostro más moderno. Sin embargo, la huida de lugareños y diplomáticos extranjeros dibuja un escenario de pesimismo e incertidumbre.
Después de que las fuerzas lideradas por Estados Unidos retiraron la mayor parte de sus tropas en el último mes, la campaña de los talibanes se aceleró a medida que las defensas del ejército afgano empezaron a colapsar. Los talibanes dijeron que sus rápidos avances demuestran su aceptación por parte del pueblo afgano.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que su gobierno advirtió a los funcionarios talibanes en conversaciones en Qatar que cualquier acción que ponga en riesgo al personal estadounidense "se encontrará con una respuesta militar rápida y fuerte".
Biden ha enfrentado crecientes críticas internas por seguir el plan iniciado por su predecesor, el republicano Donald Trump, para poner fin a la misión militar antes del 31 de agosto. "Una presencia interminable estadounidense en medio del conflicto civil de otro país no era aceptable para mí", dijo Biden este sábado.
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