Todas las medallas de Cuba en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

La delegación ocupó el puesto 14 con siete oros, tres platas y cinco bronces.

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Este artículo es de hace 3 años

La delegación cubana ancló en el lugar 14 de la tabla de posiciones de los Juegos Olímpicos de Tokio con cosecha de siete preseas de oro, tres de plata y cinco de bronce. CiberCuba le ofrece un repaso detallado de las actuaciones medallistas insulares.

MEDALLAS DE ORO


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Luis Alberto Orta, lucha grecorromana (60 kg), 2 de agosto

El gladiador de 26 abriles fue el ‘eléctrico’ de la comitiva nacional. Ni el más optimista de los presagios daba un duro por sus posibilidades titulares, pero Orta se rebeló contra los cálculos y en la final coronó la gesta a contrapelo del bicampeón del mundo japonés. La proyección con que le puso fin al duelo de semifinales puede herir la sensibilidad de mucha gente.

Mijaín López, lucha grecorromana (130 kg), 2 de agosto

A los 38 años, el pinareño probó ser el más fuerte entre los fuertes, llegó a cuatro medallas de oro en Olimpiadas y superó así la siega del hasta ahora considerado GOAT de los colchones, el ruso Alexander Karelin. Su gran aventura estival (Beijing-Londres-Río-Tokio) arrancó en Asia y cerró en Asia, en una circunnavegación que probó la redondez de la victoria. Junto al pequeño Orta, el gigante cubano rodó la mejor película en blanco y negro de los Juegos.

Serguey Torres y Fernando Jorge, canotaje (C2 1000 m), 3 de agosto

Fueron segundos en su heat preliminar aventajados por los chinos. Luego entraron de nuevo segundos en las semifinales, a la zaga de la dupla alemana. En la instancia crucial, sin embargo, se aburrieron de esa historia cansina y vinieron de atrás para relegar a chinos y alemanes. Frente al podio de premiaciones, parecían dos enanos entre sus adversarios. Pero eran más grandes...

Roniel Iglesias, boxeo (69 kg), 3 de agosto

Después de su triunfo en Londres 2012, daba la sensación de que su estrella se apagaba. Río fue un mal recuerdo, y ciertamente no había razones para esperar un golpe de timón en la capital nipona. Es más: comenzó vacilante el torneo, a punto de ser eliminado por un pugilista sin historias que contar. Pero entonces llenó el tanque con el doping de las ambiciones y regaló tres master classes sucesivas. Fue infernalmente hermoso ver su arte para dar sin que le dieran.

Arlen López, boxeo (81 kg), 4 de agosto

Pasó un apuro ante su compatriota Alfonso -que compite por Azerbaiján-, y lo demás fue mar en calma. El guantanamero no es un boxeador de relumbrón, pero desde ahora sus vitrinas guardarán dos oros estivales en categorías diferentes (medianos y semipesados). Pelea a ambas manos, pero su principal recurso sobre el ring es que guapea con un par de corazones.

Julio César la Cruz, boxeo (91 kg), 6 de agosto

El camagüeyano subió de división y enseguida surgió la incertidumbre: ¿podría seguir siendo una sombra sobre el ring con diez kilos más que antes? La respuesta era absolutamente afirmativa, pues la única vez que debió sudar sobre el encerado tokiota fue en la pelea versus su compatriota nacionalizado español Enmanuel Reyes. El resto no pasó de puro trámite.

Andy Cruz, boxeo (63 kg), 8 de agosto

La maestría deportiva del matancero es tal, que sin vivir el mejor torneo de su carrera pudo coronar el sueño de lograr la medalla de las medallas. El estadounidense Davis le exigió esfuerzos en el pleito decisivo, el cubano apeló a todo su arsenal, y ya no más.

MEDALLAS DE PLATA

Idalys Ortiz, judo (+78 kg), 30 de julio

La guerrera de Candelaria se colgó su cuarta presea en el escenario de los escenarios, igualó en cantidad con la mítica Driulis González y le dijo adiós a los tatamis con esa sonrisa de grandota generosa que ya le conocemos. Al caer en el duelo decisivo, su oponente se le acercó rota de llanto y ella, serena, la miró como si “yo sé, yo sé, ya lo he vivido antes”.

Juan Miguel Echevarría, salto de longitud, 1 de agosto

Alguna vez, este muchacho va a llegar a lo más alto del podio. Sus condiciones no las tiene nadie a día de hoy, y si se le escapó la cima en Tokio fue por una lesión inoportuna que solo le permitió hacer media competencia. Daba lástima ver cómo observaba las rutinas de los otros sin poder defenderse en el tanque de saltos del estadio, amarrados los pies por el dolor.

Leuris Pupo, tiro rápido a 25 m, 2 de agosto

A los 44 años y en su sexta cita olímpica, el holguinero volvió a trepar al podio. Se había ido en blanco en Río, ni siquiera pudo imponerse en los Panamericanos de 2019, mas ahora recuperó el frío en el pulso y la visión del águila. Disparó, disparó, y acabó subcampeón. Si alguien creía que Leuris Pupo había soplado la flauta en Londres 2012, es hora de que se reconozca equivocado.

MEDALLAS DE BRONCE

Rafael Alba, taekwondo (+80 kg), 27 de julio

Como si fuera un Elegguá de los deportes, le tocó abrir el camino de los premios. En el debut lució impreciso, apático, menguado, y de pronto tuvo un ataque de vergüenza que forzó la reacción. Sabe Dios qué se dijo, qué escuchó, qué lo encorajinó, pero a partir de ese combate ya fue otro. Tanto así, que llegó al bronce a patadas.

Maykel Massó, salto de longitud, 1 de agosto

Le sucedió lo mismo que a Juan Miguel Echevarría, con la diferencia de que para cuando llegó la lesión, ya había rebasado sus expectativas. Apenas pudo consumar dos brincos, y el primero de ellos le fue suficiente para llegar a un bronce que no va a olvidar jamás. Un bronce inesperado. Satisfactorio. Valiosísimo.

Yaimé Pérez, lanzamiento del disco, 2 de agosto

Como que había sido abanderada de la delegación, llevaba el compromiso de aportar al medallero. No era la favorita, pese a su título de Doha. Pero alguien debía caer para que ella, La Rusa, se subiera al estrado de la gloria. Y ese alguien acabó siendo la bicampeona olímpica y mundial croata Sandra Perkovic, su némesis de siempre. Algo es algo.

Lázaro Álvarez, boxeo (57 kg), 3 de agosto

En las semifinales boxeó bien, tal vez hasta sacó ligerísima ventaja sobre el ruso, aunque los jueces no lo vieron de ese modo. Quería despojarse de la resaca de todo lo sufrido –diría César Vallejo-, y el veredicto en contra lo condenó a su tercer bronce en citas cuatrienales. Le quedará, eso sí, el consuelo de tres oros en Mundiales, pero también el amargor de no ser aplaudido en la Scala de Milán de los deportes.

Reineris Salas, lucha libre (97 kg), 7 de agosto

El Gimnasta no se retirará sin un premio estival. No había tenido éxito en las participaciones anteriores, pero ahora exprimió el jugo de su talento a plenitud y selló el podio con un triunfo que nunca olvidará sobre un rival de máximo calibre.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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