La activista cubana Yamilka Lafita, conocida como Lara Crofs en las redes sociales, contó a CiberCuba cómo la Seguridad del Estado insistió en interrogarla en el hospital, cuando se encontraba medicada con anti-convulsionantes, tras sufrir un ataque de epilepsia.
Durante la emisión de este jueves de Las mañanas de CiberCuba, Lafita relató los sucesos que precedieron este nuevo episodio de acoso, que tuvo lugar en medio de la crisis sanitaria que atraviesa el país y en momentos de vulnerabilidad en el estado de salud de la propia activista.
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“Ellos me hacen una citación por escrito, mal escrita, mal acuñada, pero me la hacen el día que empieza el ciclón aquí en Cuba, cuando estábamos en alerta ciclónica. La citación era para las 2:00 de la tarde cuando ya no se podía salir de la casa”, explicó la activista quien se negó a asistir entonces bajo esas condiciones.
Tras insistentes llamadas telefónicas, amenazas y dos citaciones más, Lafita se presentó este miercoles a un interrogatorio que la Seguridad del Estado insiste en llamar entrevista. Fue entonces cuando, tras más de cuatro horas de espera al sol en los predios de la unidad policial, sufrió un ataque de epilepsia y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital de Cojímar.
Antes, temprano en la mañana, Lafita había decidido no tomar su medicación para la epilepsia porque, explica, “no quería estar bajo los efectos de las pastillas”.
“Todo el que sabe lo que es una benzodiacepina sabe que uno no está totalmente lúcido para poder establecer ningún tema de conversación y menos con la Seguridad del Estado”, precisó.
Según sus cálculos, el interrogatorio debía terminar pasadas las 11 de la mañana, en tiempo para regresar a su casa y tomarse sus pastillas, lo cual, admitió, fue “un cálculo erróneo de mi parte [basado] en que ellos iban a estar puntuales”.
Lafita precisó que en dos ocasiones puso en conocimiento de los agentes su estado de salud ese día. La primera vez fue antes de salir de su casa; y la segunda, mientras esperaba en la estación de policía: “a las 11:30 ya lo empiezo a avisar a la Seguridad que necesito las pastillas, que no me estoy sintiendo bien, y a la 1:30 es que me da la epilepsia”, dijo.
La activista perdió el conocimiento y fue llevada al hospital por los mismos agentes y un amigo que la acompañaba, “cosa que para mí es súper riesgoso porque yo nunca me quiero poner en las manos de ellos en un hospital porque no sé qué va a pasar”, advirtió.
Estando en el proceso de convalecencia, “se apareció esta persona que debió haber hablado conmigo a las 9:30 de la mañana”, dijo refiriéndose a un agente de las fuerzas represivas. No obstante, el acompañante de Lafita y la doctora que la atendió impidieron que la artista fuera interrogada en esas condiciones, según declaraciones de la activista.
“Creo que la doctora hizo una fuerza para que ellos no pudieran entrar porque, por supuesto, yo estaba medicada con diazepam y ¿qué voy a hablar yo con ellos medicada con diazepam en vena?, precisó, y aclaró que cuando se sintió recuperada accedió a conversar con el agente.
“Con ellos nunca se termina”, expresó la activista en relación al acoso de la Seguridad del Estado, y señaló que la presión que las fuerzas represivas ejercen sobre cubanos como ella se debe a que “saben que uno va a seguir reclamando sus derechos que son justos y necesarios para todos, no solamente para los artistas”, dijo.
En otro momento del programa, Lafita habló de la situación de Hamlet Lavastida de quien no se tienen noticias desde el lunes, salvo tuvo que ser medicado con metoclopramida en la prisión Villa Marista, donde se encuentra recluido.
También señaló que las autoridades “no se ponen de acuerdo para ver de qué lo van a acusar” y que, por este motivo, los familiares de Lavastida se han visto privados del derecho a nombrar un abogado para que represente al artista.
Lafita pertenece al movimiento de artistas e intelectuales cubanos 27N nacido tras la concentración el 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura. En enero, sus miembros se dieron cita nuevamente en el Ministerio que supuestamente los representa para participar de un diálogo postergado que nunca se materializó. En su lugar, el ministro atacó físicamente a varios de los presentes, lo que motivó una campaña para exigir su renuncia que, de acuerdo a declaraciones de Lafita, aún no termina.
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