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Cuatro personas sospechosas de estar involucradas en el asesinato del presidente de Haití Jovenel Moïse fueron asesinadas por la policía en un tiroteo y otras dos fueron arrestadas, dijo este miércoles el jefe de policía de ese país, Léon Charles.
Las autoridades también aseguraron que tres policías, que habían sido tomados como rehenes por los asaltantes, fueron liberados.
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Por el momento, los responsables del operativo policial no han identificado a ninguno de los sospechosos ni citaron pruebas que los vincularan con el asesinato.
Los presuntos asesinos fueron interceptados por la policía tras un intenso tiroteo en el sector de Pelerin, en Puerto Príncipe, donde se encuentra la residencia de Moïse, "poco antes de las 6 de la tarde", según adelantó el secretario de Estado de Comunicación haitiano, Frantz Exantus, en Twitter.
Este jueves, millones de haitianos estaban en sus casas pendientes de las noticias mientras trataban de entender quién mató al presidente.
El asesinato, que tuvo lugar en la residencia presidencial durante la madrugada del miércoles, ha creado un vacío político que amenaza con profundizar la ola de disturbios y violencia que sacude Haití durante meses.
La esposa de Moïse, Martine Moïse, que también recibió un disparo en el ataque, fue trasladada ayer a un hospital en el sur de Florida para recibir tratamiento.
“Un grupo de desconocidos, algunos de ellos de habla hispana, atacaron la residencia privada del presidente de la república y así hirieron de muerte al jefe de Estado”, dijo el primer ministro interino, Claude Joseph pero hasta el momento no hay mucha información confiable sobre quién pudo haber llevado a cabo el asesinato.
Este miércoles, en una transmisión televisada a la nación, Joseph se presentó como jefe de gobierno, pidió calma y anunció que él y sus compañeros ministros habían declarado un "estado de sitio".
“Busquemos la armonía para avanzar juntos, para que el país no caiga en el caos”, dijo Joseph, tras prometer que el aparente comando de mercenarios que había llevado a cabo el asesinato sería llevado ante la justicia.
La noticia del asesinato de Moïse sacudió a la nación caribeña.
En los últimos meses, los manifestantes habían salido a las calles para exigir su destitución. Moïse se había aferrado al poder, gobernando por decreto durante más de un año, incluso cuando muchos, incluidos académicos constitucionales y expertos legales, argumentaron que su mandato había expirado. Otros actores, incluido el gobierno de Estados Unidos, respaldaron su posición de que su mandato no terminaba hasta el próximo año.
Bandas armadas controlan muchas calles de Puerto Príncipe y se han dedicado a secuestrar incluso a escolares y pastores de iglesias en medio de sus servicios. La pobreza y el hambre van en aumento, y el gobierno ha sido acusado de enriquecerse sin brindar ni los servicios más básicos. La situación ha empeorado con la pandemia de coronavirus.
Ahora, el vacío político dejado por el asesinato de Moïse podría alimentar un ciclo de violencia, advirtieron los expertos.
Didier Le Bret, ex embajador de Francia en Haití, dijo que la situación en Haití se había vuelto tan volátil que "muchas personas tenían interés en deshacerse de Moïse".
Le Bret también criticó a la comunidad internacional por ignorar la volátil situación política en Haití y dijo que ahora debería ayudar al país a "asegurar una transición sin problemas".
Desde ayer, el asesinato de Moïse ha suscitado numerosas reacciones políticas en todo el mundo.
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