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Los frecuentes y largos apagones reportados a lo largo de Cuba continuarán por lo menos hasta la próxima semana, cuando se prevé que se recupere la disponibilidad de generación térmica, informaron las autoridades eléctricas del país.
En declaraciones al diario oficialista Granma, la Unión Eléctrica aseguró que trabaja ininterrumpidamente en un programa a corto plazo de recuperación de la disponibilidad de la generación térmica para disminuir los cortes de energía a partir de finales de la próxima semana.
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Sin embargo, dijeron, no se trata de una solución definitiva pues "continuarán las afectaciones al servicio eléctrico".
Comentaron que las fallas se deben a las limitaciones de capacidad de generación y las averías ocurridas en unidades térmicas del país.
También a que desde el pasado 21 de junio ha habido dificultades en el suministro de combustible a los grupos electrógenos de la generación distribuida.
Afirmaron que la programación de los apagones intenta que estos no se prolonguen por más de seis horas en cada zona afectada.
Aunque la Empresa Eléctrica insiste en que los apagones se registran desde el pasado 21 de junio, desde mayo residentes en varias provincias aseguraron haber sufrido largos apagones debido a causas que van desde labores de mantenimiento hasta averías en las termoeléctricas.
Como es habitual en la isla, el gobierno culpa al embargo de Estados Unidos de los apagones y ha anunciado en reiteradas ocasiones que estos se mantendrán por lo menos hasta agosto.
Esta situación tensa la crisis económica y social en la isla, donde la escasez ya mantiene presionadas a las familias cubanas.
La noche del martes un grupo de cubanos protagonizó un cacerolazo en Holguín a modo de protesta contra los largos apagones en el oriente del país, donde muchas familias aseguran que se están muriendo de hambre.
A la par que se incrementan las fallas en el servicio eléctrico cubano, este rubro fue uno de los que experimentó un notable aumento de precio con la puesta en marcha del llamado “ordenamiento económico” este año, un plan de contingencia gubernamental para eliminar la dualidad monetaria en medio de la crisis agudizada por la pandemia.
Sin embargo, tal incremento no ha significado para el pueblo una optimización de las prestaciones, y sí un atentado a su economía, con el consiguiente empeoramiento en sus condiciones de vida.
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