Cumpliendo con los rigores de transparencia que exigen el ejercicio periodístico y el compromiso profesional, CiberCuba considera imprescindible poner en conocimiento público el origen de sus ingresos y el curso de sus gastos durante 2020.
Aunque la decisión de dar a conocer el uso de sus fondos operacionales, de manera clara y sin ambigüedad, es una práctica que nuestra publicación ha establecido como estrategia para su credibilidad y posicionamiento, la desaforada campaña de ataques que ha orquestado el gobierno cubano en fecha reciente contra los periodistas y los medios independientes hace aún más oportuno seguir poniendo sobre la mesa las razones que legitiman y avalan nuestro proyecto.
La escalada de invectivas y difamaciones contra CiberCuba ha sido incesante durante el último año, con la intervención tanto de espacios emblemáticos de la propaganda oficial como de figuras jerárquicas del régimen cubano.
Todos esos infundios tienen el mismo sello descalificatorio del supuesto financiamiento que recibimos desde Washington a través de agencias y entidades federales como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y de la National Endowment for Democracy (NED). Una suerte de dinero invisible, que nadie ha podido registrar ni documentar, pero que repetitivamente se asocia con siniestros fines de distorsionar la realidad cubana y socavar la estabilidad del régimen imperante en la isla.
Ninguno de los serviles testaferros del discurso oficial, ni la funcionaria Johana Tablada, subdirectora general de la Dirección de EE.UU. en el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), ni Abel Prieto, el petulante presidente de la Casa de las Américas, ni los bodrios del ventrílocuo Humberto López en el Noticiero Nacional de Televisión, han podido aportar una sola prueba, un solo documento confirmatorio, una sola pista para apuntalar sus desesperados intentos por endilgarnos un dinero que nunca ha estado en nuestras arcas.
El modelo de financiamiento de CiberCuba ha podido funcionar con eficacia hasta el momento, sin necesidad de acudir a fondos gubernamentales o privados que impliquen un compromiso de su línea editorial y su independencia informativa.
Se explica el desconcierto de estos jenízaros enquistados en la rancia escuela castrista. A pesar de atravesar por un año de dificultades económicas y enormes retos generados por la pandemia del coronavirus, CiberCuba no solo encaró una sobrevivencia tenaz y creativa, sino que consolidó una tendencia de liderazgo en el escenario de la prensa digital cubana.
Entre los hitos profesionales de 2020 estuvieron el haber alcanzado el pasado julio la cifra récord de 20 millones de páginas vistas en un mes, por primera vez en su historia y superando también los 5.6 millones de usuarios únicos mensuales. Los lectores residentes en Cuba se disputan el primer lugar entre los visitantes a nuestro sitio web con los de Estados Unidos.
En Facebook nuestro medio llego a alcanzar una audiencia mensual (reach) de más de 11 millones de personas, con unos 13 millones de engagement (comentarios, likes, shares, etc.). A pesar de la censura y las vicisitudes del servicio de internet 1,8 millones de personas nos leen en Facebook desde Cuba. Cada vez resulta más vigorosa la interrelación, el seguimiento y la contribución de los lectores desde la isla.
La etapa fue también de crecimiento informativo y altos empeños de cobertura con contenidos propios. Mantuvimos una atención sistemática y de gran impacto noticioso sobre el surgimiento y propagación del coronavirus dentro de Cuba, y concedimos un profundo despliegue a los sucesos del Movimiento San Isidro y la manifestación del 27N en La Habana, desde el pasado noviembre.
Los pormenores de las intrincadas elecciones presidenciales de Estados Unidos estuvieron reflejados en nuestras páginas desde el proceso de candidaturas primarias hasta la juramentación de Joe Biden, incluyendo varias directas con reconocidos panelistas. Logramos también entrevistas exclusivas con ambos candidatos a la Casa Blanca, en sendos diálogos que abordaron las preocupaciones esenciales de la comunidad cubana y de nuestros compatriotas en la isla.
Es importante reafirmar que, como sucedió desde el inicio de sus operaciones en 2014, todos nuestros ingresos el pasado año fueron generados exclusivamente por anuncios de Internet o en publicidad de anunciantes independientes, sin vínculo alguno con organizaciones políticas, grupos de influencia o gobiernos.
Cada centavo que sustenta la existencia de CiberCuba proviene de esas fuentes asociadas a nuestra gestión operacional, completamente ajenas a programas o agencias de Estados Unidos, España u otro país. Nuestro proyecto no emplea tampoco dinero en promover plataformas o partidos políticos, movimientos sociales ni grupos de poder.
Este es el desglose de nuestra actividad financiera, que ponemos en conocimiento de nuestros lectores y seguidores.
En 2020 CiberCuba generó ingresos por 771,604 euros con 7 centavos, lo que representó un 10% menos en relación a los ingresos de 2019. Esta reducción de ingresos fue causada fundamentalmente por los efectos económicos derivados de la pandemia. El origen de esa suma se distribuye de la siguiente forma: 222,485.04 euros de anunciantes directos; 221,045.48 euros de AdSense (plataforma de publicidad de Google); 195,659.34 euros provenientes de agencias publicitarias; 127,414.21 euros de publicidad en Facebook (con más de 1,2 millones de seguidores); y una cantidad de 4,499.04 euros en contribuciones de nuestros lectores.
Del listado de anunciantes directos debe puntualizarse que ninguno de ellos representa más del 10% de los ingresos totales de CiberCuba.
Del total de los ingresos, debe destacarse que el 60.2% se destinó a gastos de personal, mayoritariamente dirigidos a cubrir los salarios de empleados, seguridad social, etc. El 26.5% se ocupó en el pago de servicios a terceros (colaboradores, contable, abogados entre otros). El restante 11.5% se distribuyó en los gastos de servicios de internet necesarios para el funcionamiento de nuestra plataforma editorial, servidores, agencias noticiosas, oficina y otros gastos menores.
Como se observa, los gastos por 803,190.13 euros superaron los ingresos anuales, por lo que la empresa tuvo que apelar a sus reservas para poder garantizar el pleno funcionamiento de las operaciones informativas.
El modelo de financiamiento de CiberCuba ha podido funcionar con eficacia hasta el momento, sin necesidad de acudir a fondos gubernamentales o privados que impliquen un compromiso de su línea editorial y su independencia informativa.
Defendemos y saludamos la existencia de contribuciones públicas y de entidades privadas para el desarrollo de proyectos mediáticos que favorezcan el ejercicio de la comunicación con rigor informativo, diversidad y libertad creadora, pero creemos que el periodismo cumple más cabalmente su misión de servicio público sin ataduras a agendas políticas, ideológicas o de movilización social que comprometan su autonomía.
Vivimos tiempos turbulentos y decisivos no solo para el periodismo, sino para el futuro de Cuba. El agravamiento de la crisis económica cubana, el imparable curso de la pandemia en la isla y el agotamiento de un régimen político que parece sordo ante los reclamos impostergables de la población, auguran una hora de cambios cruciales en la realidad donde nació, vive o identifica sus máximos anhelos la inmensa mayoría de nuestros lectores.
Con la responsabilidad adquirida de ser un medio de preferencia entre cubanos de la isla y la diáspora para informarse sobre su país, azotado hoy por la represión, la escasez perenne y la desesperanza; con la firme determinación de asumir el ejercicio comunicativo en favor de los valores democráticos y la participación ciudadana; CiberCuba aspira a continuar su labor profesional con las cuentas claras.
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