Dos bebés recién nacidos murieron el pasado 7 de abril en la provincia de Guantánamo tras administrarles un antibiótico en el servicio de neonatología del Hospital General Docente “Dr. Agostinho Neto” de ese territorio oriental.
El Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP) emitió una nota informativa en la que explica que, después de administrar el tratamiento con un bulbo de Ampicillín a seis pacientes, cuatro presentaron eventos de inestabilidad hemodinámica, que los llevó a la ventilación mecánica.
De los cuatro pacientes, dos se encuentran en estado crítico estable y dos fallecieron, según informaron las autoridades médicas
"Transmitimos las más sentidas condolencias a los familiares", comunicó el MINSAP.
El MINSAP asegura en su nota que ha sido conformada una Comisión Nacional que actualmente investiga las causas relacionadas con el suceso y adopta las medidas correspondientes.
El Ampicillin es un antibiótico usado en el tratamiento de infecciones causadas por bacterias, como puede ser la infección del oído, de la vejiga urinaria, neumonía, gonorrea, e infección de E. coli o salmonella.
En el caso de los bebés, este tipo de antibióticos se usa para tratar enfermedades como meningitis, neumonía, infección del torrente sanguíneo e infecciones urinarias.
El pasado año un evento similar causó conmoción en Cuba, tras la muerte de la bebé de un año Paloma Domínguez Caballero, a quien se le aplicó de una vacuna triple vírica en el policlínico "Betancourt Neninger", en Alamar.
El gobierno cubano, por su parte, negó que la vacuna PRS fuera la causante de la muerte de la bebé: “La vacuna no es el problema. Es una vacuna triple viral que protege contra tres enfermedades que son graves, y que por el uso de este producto hoy están eliminadas de nuestro país", dijeron.
"¿Me la mataron y tengo que conformarme con eso?", dijo la madre, quien estuvo pidiendo justicia por la muerte de su hija.
El MINSAP finalmente declaró que la causa de las reacciones severas de tres menores de edad luego de ser inyectados con vacunas PRS fue la contaminación con una bacteria del tipo Estafilococo, y que tuvieron lugar "violaciones de las normas establecidas en la vacunación, provocados por negligencias durante el proceso de conservación, preparación, manipulación y exposición del bulbo utilizado”.
La enfermera que vacunó a la pequeña se presentó ante el juez el pasado año, donde fue condenada a 12 años de prisión.
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