La Seguridad del Estado detuvo al activista Adrián Rubio, uno de los huelguistas de San Isidro, cuando salía a comprar comida desde la casa de la también activista Anyell Valdés en La Habana.
Rubio realizó una transmisión en vivo desde Facebook donde contó que había salido esta mañana a hacer unos mandados y comprar comida, cuando una patrulla policial acompañada de dos agentes “represores” lo detuvo.
Según el activista, le pusieron las esposas y se las apretaron con “rabia, con roña” como “si fuera un criminal, como si hubiera matado a alguien”, dijo.
Durante la transmisión, Rubio mostró las heridas que las esposas causaron en sus brazos, y aclaró que las autoridades no sabían a qué calabozo llevarlo por lo que lo mantuvieron en la patrulla.
En el vehículo, identificado con el número 735, los oficiales amenazaron a Rubio de que si seguía con sus actividades su vida correría peligro, y lo acusaron de que, a sus 18 años de edad, lo único que hacía era “contrarrevolución”.
Rubio subrayó que bajo ninguna circunstancia el atentaría contra su vida, dejando en manos del gobierno cubano cualquier perjuicio contra su persona, y ratificó su condición de objetor de conciencia del Servicio Militar obligatorio cubano, argumentando que nunca iba a aceptar pertenecer a ningún grupo armado.
Los agentes le comunicaron que cada vez que saliera a la calle para hacer cualquier diligencia una patrulla lo transportaría a modo de taxi, a lo que el activista se negó rotundamente en su directa.
Rubio le echó en cara a las autoridades el acto de repudio realizado contra su amiga y compañera de lucha Anyell Valdés, cuya casa fue vandalizada en febrero por un turba de personas, y cuyos tres hijos pequeños fueron aterrizados y “torturados” psicológicamente por la Seguridad del Estado durante el incidente.
El activista mostró fotos de su detención tomadas por Anyell Valdés en Facebook, donde puede observarse a uno de los agentes de la Seguridad vestido de negro y sentado fuera de la cerca perimetral de la casa, la misma que fue traspasada durante el acto de repudio.
En los últimos días la Seguridad del Estado ha protagonizado un fuerte operativo policial en el que ha mantenido sitiados y bajo vigilancia a varios integrantes del Movimiento San Isidro, periodistas independientes y activistas. El motivo parece ser la intimidación, el hostigamiento y el aislamiento social para lograr incomunicar y anular la capacidad de liderazgo de los activistas.
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