Cubadebate acaba de extender el certificado de defunción político a Marino Murillo Jorge que -tras ser considerado Zar de la reforma económica- ha acabado guillotinado por los mencheviques verde oliva, que asistirán al próximo congreso del Partido Comunista con el aval de la mayoritaria desaprobación del pueblo al paquete neoliberal de enero; pero deseoso de libertad, prosperidad y justicia social.
Dos quinquenios necesitó el compañero Murillo Jorge para perfilar unos Lineamientos económicos que han sido el bonche permanente de los sufridos cubanos con el juego de palabras: Linea(miento), es decir, que en cada renglón mentía el enésimo plan para salvar la revolución y el socialismo; pese a la advertencia de Raúl Castro Ruz de que estaban bordeando el precipicio.
Murillo Jorge debe ser un optimista antropológico porque en fecha reciente aseguraba que su Tarea Ordenamiento (vaya eufemismo) generaba hechos positivos que ya se aprecian en la economía de Cuba, pero se quedó en minoría frente al clamor de los cubanos contra su experimento fallido, ruido que ha captado la casta verde oliva y enguayaberada y que servirá para engrasar la guillotina.
Rara vez, el gobierno publica datos actualizados y globales sobre la tragedia que asola a los cubanos, que han aprovechado la convocatoria de Cubadebate para expresar su enojo, crítica y malestar con el plan neoliberal aplicado por Buró Político del Comité Central, que también ha quedado herido por la estocada; aunque el tardocastrismo administrará los daños y, como ya hiciera Fidel Castro Ruz con Humberto Pérez González (ahora rescatado como gurú en la sombra y haciendo equipo sensato con Pedro Monreal y Juan Triana), intentará alegar que ha descubierto a un grupito de merolicos queriendo construir el socialismo con métodos capitalistas.
Pero será una cortina de humo para intentar despistar porque los propulsores de la penúltima agresión contra los cubanos son los que mandan y mueven los muñequitos a su antojo, a cambio de mantenerlos a salvo de la fatigada OFICODA, las voraces y anémicas tiendas en dólares y apagones. Los hombres mueren, el partido es inmortal.
Este 2021 apenas se parece a 1986, cuando el invicto Comandante en Jefe lanzó su Programa de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas que erradicó los mercados Paralelo y Libre Campesino, que empobrecieron aún más a los cubanos; ahora la mona ya no carga al hijo y la casta verde oliva y enguayaberada deberá amarrarse los pantalones y elegir entre patria o muerte de verdad; porque Caibarién, Camagüey, Santiago de Cuba y los encuestados y lectores de Cubadebate son avisos claros de un indeseable, pero probable estallido social.
Una rebelión lógica ante el intento gubernamental de hacer pagar la factura de su incompetencia a los empobrecidos cubanos, mintiéndoles con precios topados, una tasa de cambio irreal frente al hegemónico dólar norteamericano y subidas de salarios que no alcanzan ni para ver llover, como expresaron los cubanos en la mayoría de sus 925 comentarios, hasta la mañana de este martes.
El brulote neoliberal fue lanzado contra los cubanos en el peor momento posible, tras meses ocultando las evidencias y culpando a Donald Trump y el coronavirus, que influyeron en el agravamiento de la agonía de Cuba, en terapia intermedia desde el manotazo de Raúl Castro Ruz a Barack Obama y en cuidados intensivos desde que el compañero Nicolás Maduro avisó que la vaca petrolera se había secado.
¿Cómo es posible que un país con uno de los capitales humanos más valiosos de la región viva tan mal y siempre al borde del colapso? Por la reiteración del fallido comunismo de compadres que suplanta amargas verdades con consignas y guapería barata?
Gobernar es también escuchar y leer adecuadamente, no solo mandar; y los ciudadanos encuestados y que leen Cubadebate acaban de mandar un mensaje clarito a las alturas y de respaldo implícito a una salida negociada a la crisis con reformas estructurales irreversibles y avances democráticos que sean inobjetables.
La pelota está en los tejados de López-Calleja, Díaz-Canel y sus guaras, pero el tiempo corre en contra suya porque el compañero Biden no reacciona al pestañeo de La Habana y se ha hecho un Raúl Castro, asumiendo que los cambios deben hacerse sin prisa, pero sin pausa; es decir, ha administrado a La Habana el Palmacristi favorito del General de Ejército, cuando la solidaria emigración cuenta con menos recursos para socorrer y los cubanos saben -desde hace muchos años- que el futuro no pertenece por entero al socialismo y que el billete del enemigo es un arma de la postrevolución.
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