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Muchos cubanos continúan rotulando Patria y Vida en fachadas y muros, mientras otros se tatúan la frase junto a elementos alegóricos a la nación.
En las redes sociales varios capitalinos han mostrado grafittis en espacios públicos donde puede apreciarse la frase. Tal es el caso del usuario de Facebook Maury S. Suárez Marrero, residente en La Habana, quien dice sentirse “sorprendido” y “encantado” tras encontrar la frase escrita sobre un muro de su barrio.
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El periodista independiente Héctor Luis Valdés compartió en Facebook el caso de una vivienda donde estuvo escrita la frase y, a pesar de que fuerzas del orden rasparon la fachada rápidamente, aún se percibe la silueta del trazo y puede leerse con facilidad: Patria y Vida.
“En el barrio de BuenaVista, exactamente en Esquina 66A y 27, municipio Playa, amanece la frase #PatriaYVida rasgada en la pared de esta vivienda”, relata Valdés.
“Como era de esperarse la policía uniformada se dio cita en el lugar y de forma rápida cubrió la frase que según vecinos, causó un gran revuelo en tempranas horas de la mañana”, concluye el periodista.
No solo en espacios públicos o en viviendas puede leerse la frase. La santaclareña Anabel Díaz Campos escogió tatuarla en su antebrazo sobre la imagen de una bandera cubana.
“Me sobran ovarios”, fue uno de los comentarios que, a modo de descripción, acompañó el post de Díaz Campos en la red social Facebook, donde presentaba públicamente su tatuaje.
La iniciativa de los tatuajes no es inédita. El cubano Darién Ríos ya había tatuado en su mano la frase junto a la insignia nacional la pasada semana. Asimismo, Antonio de Jesús Jiménez acompañó las palabras con un esbozo de la isla, una palma real y una oda a la Constitución de 1940.
“Ya terminado mi gente. Patria y Vida. Viva la C. 1940”, escribió en Facebook junto a las fotos de su tatuaje en un lateral de su torso.
La frase proviene del hit musical que lanzaran recientemente Yotuel Romero, Descemer Bueno, Gente de Zona, Maykel Osorbo y El Funky, donde cantan a la libertad de Cuba, a la inclusión, al cese de la represión contra el discurso disidente y al respeto por los derechos humanos universales.
La impronta del tema en la sociedad civil cubana, y las reacciones gubernamentales que ha suscitado, no tienen precedentes en la historia de la canción política cubana del siglo XXI.
Las autoridades, en respuesta al grito de guerra que representa el éxito musical, han intensificado su aparato represivo; sin embargo, aunque pueden vandalizar fachadas para evitar que se lea la frase, o rasgar los muros donde esta se ha escrito, no hay ningún acto de repudio que pueda revertir un tatuaje.
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