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“Hoy sabemos exactamente lo que pasó, los culpables están identificados, acusados; no fue, ni un error, ni un accidente, fue planificado, con premeditación y alevosía"; declaró el juez René Bolío, director de la Comisión Justicia Cuba, durante la conmemoración en Miami del derribo por la fuerza aérea castrista de dos avionetas de la asociación humanitaria Hermanos al Rescate.
El reclamo de justicia ha llegado a la corte penal internacional, acusando formalmente al gobernante Raúl Castro, el general jefe de la fuerza aérea cubana Rubén Martínez, los pilotos Lorenzo y Francisco Pérez, así como dos espías de la Red Avispa, Gerardo Hernández y René González.
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Familiares de las 4 víctimas de dos pequeñas aeronaves Cesna-337, pulverizadas por cohetes aire-aire, lanzados desde cazas Mig-29, se reunieron junto a sus compatriotas del exilio junto al monumento en Miami, que perpetua en el granito a más de 10 nombres víctimas de la dictadura en Cuba.
Mario de la Peña padre, cuyo hijo de escasos 25 años desapareció aquel día de la infamia, dijo “sentirse traicionado, porque a veces los intereses políticos olvidan lo principal, los derechos humanos y la dignidad del hombre.” Más adelante hizo un llamado para que “todas las constituciones deberían incluir en sus artículos, completa, la Declaración Universal de los Derechos Humanos.”
La ocasión incluyó un claro mensaje de varios congresistas norteamericanos de origen cubano, cuya cifra total alcanza a 14 entre representantes y senadores, una presencia sin igual tratándose de la emigración en los Estados Unidos. Los congresistas ratificaron su compromiso de no aceptar la legitimidad de la represión impuesta por el totalitarismo comunista en Cuba.
Por su parte Silvia Iriondo, sobreviviente junto a su esposo y el piloto José Basulto en una tercera avioneta, escapada ese día del impune ataque con misiles, narró a los reunidos sus razones de entonces y ahora:
“Yo vine en balsa, cuando estaba desesperada en medio del mar, pensando que jamás llegaría a tierras de libertad, apareció en el cielo una avioneta de esas y nos salvaron. Entonces juré a Dios que, si llegaba, yo haría por otros lo que Hermanos al Rescate hizo por mí.”
Concluyendo su emocionada intervención, la también fundadora de M.A.R. por Cuba, una organización de mujeres y madres antirepresión, reiteró: “mientras Dios nos dé hijos y nietos que aprendan de estas historias, no descansaremos hasta que se haga justicia y ver a Cuba libre otra vez, con todos y para el bien de todos.”
A la conmemoración se unieron representantes de organizaciones pro democracia de Colombia, Nicaragua y Venezuela, expresando su denuncia a la tutela de la tiranía castrista sobre las dictaduras de la llamada nueva izquierda latinoamericana.
Leonel Morejón, veterano luchador anticastrista, recordó como en aquel 1996 la policía política del régimen ahogó entre rejas y sangre las acciones de Concilio Cubano, iniciativa de la oposición que entonces preconizaba la imprescindible unidad frente al dictador y su aparato represivo.
“Hoy estamos más cerca que nunca de ese anhelo de unión”, recalcó Morejón, al recordar que varios de los integrantes del escuadrón Hermanos al Rescate eran miembros del Concilio o simpatizaban abiertamente con sus propósitos, entre ellos uno de los pilotos masacrados, Armando Alejandre.
Antes de concluir el emotivo homenaje, miembros de la organización Estudiantes por una Cuba libre colocaron una bella corona de flores blancas, cuyo centro eran los rostros de las cuatro víctimas, junto a la bandera cubana que en forma de obelisco estrella, destaca en el centro del monumento, ubicado en los terrenos de la Universidad Internacional de la Florida.
Caía el sol de este 24 de febrero sobre el sur de la cálida península frente a las costas cubanas, cuando los presentes marcharon a la cercana iglesia de Santa Ágata, para una misa en recordación de la masacre.
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