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El presidente del Movimiento Juvenil Martiano, Yusuam Palacios, no ha querido quedarse atrás en la escenificación de su compromiso con el régimen cubano y ha vuelto a dar muestras de lo lejos que está de los ideales martianos, sumándose al coro de los que piden "machete que son poquitos".
Palacios, uno de los más fieles paladines del régimen, además de figura pública y canónica de estos tiempos de mediocre “continuidad”, ha corrido a mostrar su inflamado discurso revolucionario, dejando a la vista de todos su manejo de la oratoria de los matutinos pioneriles y la influencia de las ideas violentas y excluyentes de su querido comandante.
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“Se eleva hermosa la bandera nacional, la que sabremos defender todavía alzando los brazos del decoro como muestra más auténtica de dignidad, de patriotismo, de nuestra condición antimperialista. Para aquel que la mancille ¡Machete que son poquito! #CubaViva ¡Patria o Muerte Venceremos!”, tuiteó el presidente del Movimiento Juvenil Martiano.
Más allá del decoro, la dignidad, el patriotismo y otras hueras fraseologías, llama la atención la determinación de Yusuam de apelar públicamente, para que no quepan dudas, a la solución final de machetear a quienes exigen que se respeten sus derechos y demandan un cambio de rumbo en la nación.
Agotado el cacumen de los ideólogos con más años de experiencia, afloran los talentos de personajes como Yusuam, que medran y hacen carrera política a base de guataquear de puerta en puerta en los pasillos del poder. De ahí que broten esas “perlas” que comparan al alza a Fidel y Raúl con Jesucristo, porque repartieron panes y peces por más de sesenta años. El pobre Jesús solo pudo hacerlo un día, multiplicándolos.
El mesías de Birán obró el milagro de la libreta, el de los panes de harina de boniato, que florecen de hongos en climas tropicales, y el de las clarias, que se multiplican sin necesidad de intercesión divina, entre una infinidad de prodigios que Yusuam estará siempre a defender a machetazos como si se tratase de un legado salvífico.
A principios de diciembre pasado, en medio del clima represivo que se desató tras los sucesos en San Isidro, el portal de noticias oficialistas Cubadebate publicaba una foto de la escultura de Antonio Maceo, ubicada en la Plaza de la Revolución de Santiago de Cuba, acompañada de la frase: “Cómo diría el Titán de Bronce: ‘Machete, machete que son poquitos’”.
La política del miedo no se ha detenido desde entonces, al contrario, se ha ido intensificando a través de campañas de difamación y descrédito orquestadas por la Seguridad del Estado y difundidas a través de los medios oficialistas, especialmente en los espacios informativos de la televisión cubana, principal herramienta de manipulación de la opinión pública que posee el régimen. El objetivo es conseguir un clima de intolerancia hacia los actores de la sociedad civil que se oponen a las prácticas represoras de un régimen totalitario.
En fechas recientes varios activistas, entre los que se encuentra la artista Tania Bruguera, han denunciado la aparición de mensajes violentos y que incitan al linchamiento de figuras del Movimiento San Isidro (MSI) o del 27N, a través de redes sociales, muchas veces haciendo uso de perfiles falsos, creados por la Seguridad del Estado para librar la “guerra mediática” a la que dicen estar sometidos por culpa de Estados Unidos y los “mercenarios y terroristas” a su servicio.
El uso de estas redes para difundir mensajes excluyentes y violentos ha provocado que Twitter cierre algunas cuentas de estos exaltados patrioteros. Yusuam, quien comenta que la OEA es “la peor lacra fascista” o que la comunidad cubana de Miami está compuesta de “mercenarios y alimañas”, ha sufrido el cierre de su cuenta en Twitter al menos una vez.
A golpe de machete, Yusuam pretende defender las ideas que tiene todo el derecho a tener. Su llamada a la carga contra aquellos que tienen todo el derecho a defender otras, y que lo hacen de manera pacífica, demuestra la catadura moral de este funcionario feliz de contribuir al terrorismo de Estado que despliega el régimen cubano contra todos los que se atreven a alzar la voz. Su capacidad para presidir el Movimiento Juvenil Martiano está a la altura de la de Alpidio Alonso para ser ministro de Cultura.
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