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El periodista deportivo cubano Michel Contreras denunció un salidero de aguas albañales en su barrio, el reparto habanero de Murgoa, en Boyeros, aproximadamente a unos 3 kilómetros de distancia de la terminal de vuelos nacionales del Aeropuerto José Martí de La Habana.
“Guadalquivir ni Guadalquivir!!! Para río poético esta fosilla aromática que corre, plácida e impune, por las afueras de mi casa. Deberían cobrarnos impuestos por poder disfrutarla así de bella”, escribió con ironía Contreras en Facebook junto a una foto de la inundación.
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En la imagen pueden verse como se ha inundado una orilla de toda la Calle 4ta del reparto, lo que afecta a los vecinos de la zona.
Contreras, periodista de CiberCuba, añadió que el salidero lleva así desde hace entre 7 y 10 días, y explicó que esta es la primera vez que sucede en su calle, pero que el barrio se ve frecuentemente afectado por las aguas albañales.
No solo el olor desagradable es un factor que preocupa a los vecinos, sino el riesgo de contraer enfermedades habiendo estado expuestos a aguas contaminadas.
Contreras agregó que no había tenido noticias de las autoridades higiénicas locales, y que consideraba que reclamarle algo a ellos no tenía sentido, debido a la burocracia.
No es la primera vez que nuestro medio reporta este tipo de irregularidad e irresponsabilidad por parte de las autoridades cubanas.
En septiembre del año pasado, vecinos de la calle Virtudes en Santa Clara denunciaron que esta se encontraba inundada de agua proveniente de una fosa de desagüe.
Regina Oilda Mena Sarduy, uno de los residentes del lugar, explicó entonces al diario Juventud Rebelde que en su “cuadra se presentó una tupición de aguas albañales, exactamente al frente de una vivienda, y fluía directamente hacia la calle, llenándolo todo con una fetidez e insalubridad imposibles de resistir”.
Las autoridades nunca se presentaron, a pesar de haber reclamado ante la entidad estatal de Acueducto y Alcantarillado y cuando lo hicieron, tras una segunda queja, la empresa abrió dos enormes huecos en la calle en cuatro días de trabajo pero no encontraron una solución.
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