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Varios activistas y comunicadores independiente cubanos permanecen este sábado sitiados en sus casas por la Seguridad del Estado, que les impide salir a la calle bajo amenaza de arresto.
Los sucesos del pasado miércoles frente al Ministerio de Cultura, en La Habana, han hecho sonar las alarmas policiales, y se ha vuelto a activar la conducta represiva del mes pasado, cuando activistas del Movimiento San Isisdro y el 27-N permanecieron más de una semana sin poder pisar la calle.
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Tanto en noviembre como en diciembre del pasado año hubo casos similares.
En situación extrema se encuentran, por ejemplo, dos de las personas que se encerraron en San Isidro, Adrián Rubio y Anyell Valdés Cruz, quienes han denunciado que la Seguridad del Estado impide que les hagan llegar comida desde hace cuatro días.
"Han detenido ya a dos personas que se han atrevido a llegar hasta ahí rompiendo el enorme cerco policial. Estamos hablando de tres patrullas y alrededor de veinte agentes de la seguridad del estado. La otra noche denunciamos que amenazaban con entrar y al día siguiente el candado amaneció relleno de plomo. Recordamos qué hay tres niños en esa casa!!!", posteó en su Facebook Anamely Ramos.
Por otra parte, desde el miércoles 27 la periodista independiente Luz Escobar y el artista visual Jorge Llópiz tienen vigilancia policial permanente en sus domicilios mientras que este viernes la escritora María Matienzo y y la activista KireniaYalit fueron notificadas por un agente de la Seguridad del Estado de que no podían salir de sus casas.
También desde el viernes la periodista independiente y reportera de CiberCuba Iliana Hernández reportó vigilancia policial fuera de su domicilio.
Otras de las personas que permanecían retenidas este sábado son la activista y escritora Katherine Bisquet y la "artivista" Tania Bruguera, que posteó en su muro de Facebook una foto de la patrulla policial apostada en los bajos de su casa.
La propia Bisquet explicaba hace unos días en Facebook las razones que los llevan a seguir saliendo a la calle a protestar de forma pacífica, aún estando bajo aviso de que serán detenidos.
"Esta lógica posiblemente sea la que más afecte al poder. Porque es la única manera de hacer visible, públicamente y en acción, la represión policial. La Seguridad del Estado muchas veces nos ha implorado que no salgamos, que nos quedemos quietos, que nos quedemos en las redes, que escribamos, que dialoguemos, que conversemos", escribió.
"La Seguridad del Estado quiere que repitamos sus mismas lógicas y dinámicas de acción, su burocratismo, su papeleo, sus mecanismos y vías y pasos (i)lógicos. La Seguridad del Estado quiere construirnos nuestros perfiles psicológicos, cómo actuamos, cómo reaccionamos, qué tan dóciles somos, qué tan instruidos somos, qué tan marginales, qué tan pobres, qué tan idiotas, qué tan oportunistas, qué tan sinceros, qué tan temerarios, cuántas cosas tenemos qué perder", añadió la activista.
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