San Lázaro en año de pandemia

Este año es posible que teniendo en cuenta la pandemia de coronavirus, menos cubanos en la isla se aventuren a la visita. No obstante, no pasa nada, porque si de algo saben los cubanos es de la emoción que no necesita de templo para evocarse

Imagen de San Lázaro © CiberCuba
Imagen de San Lázaro Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 4 años

Como cada año, este 17 de diciembre miles de cubanos dentro y fuera de la isla volverán a vestir de morado, a ponerle flores, ofrendas y velas al Viejo Lázaro, al santo milagroso que cura las heridas y al que se le encomiendan los deseos más íntimos y se le hacen las promesas más conmovedoras.

Miles de cubanos de tantas partes agradecerán las gracias concedidas y se encomendarán en nuevas peticiones de salud, luz y progreso.


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Sin embargo, este 2020 definitivamente no ha sido un año cualquiera en nuestras vidas, y es por ese motivo por el que muchos cubanos arriban a este 17 de diciembre con emoción y súplicas -personales y colectivas- multiplicadas, siempre sustentadas en la fe y en la devoción a un santo especialmente asociado al auxilio de los enfermos y de los más necesitados.

Aunque es habitual que la peregrinación anual en esta fecha al santuario de El Rincón, en Santiago de Las Vegas, supere los miles de creyentes -lo que provoca incluso el cierre al tráfico en las carreteras de acceso- este año es posible que teniendo en cuenta la pandemia de coronavirus, un número inferior de personas en la isla se aventuren a la visita.

Entrada al Santuario Nacional de San Lázaro (Foto: CiberCuba- Imagen de referencia)

No obstante, si así fuera, no pasa nada porque si de algo saben los cubanos es de la emoción que no necesita de templo para ser evocada.

Interior del Santuario Nacional de San Lázaro (Foto: CiberCuba- Imagen de referencia)

Es por ello que una simple imagen alumbrada por la luz de una vela en la sala de una casa se convertirá en ese homenaje íntimo que los santos también agradecen, y que los cubanos de tantas latitudes se han visto obligados a adoptar como único recurso por la lejanía física.

San Lázaro pervive como uno de los ejemplos más claros en la isla de sincretismo religioso, fundado en el intento de fusión y conciliación de diferentes doctrinas religiosas. En el santo que se venera en Cuba concurren tres historias: San Lázaro, el personaje bíblico amigo de Jesús y hermano de Marta y María Magdalena; Lázaro, el mendigo que aparece en una parábola del Evangelio de San Lucas, y por supuesto Babalú Ayé, el orisha africano que se sincretiza con los dos anteriores.

(Foto: CiberCuba - Imagen de referencia)

Sin embargo, más allá del complejo proceso de sincretismo que acabó cruzando las historias, se trata de una devoción capaz de rebasar fronteras físicas e incluso de amansar las agitadas aguas de las diferencias ideológicas, como también ocurre en la veneración a la Caridad del Cobre, Santa Patrona de Cuba.

Puede que este pandémico 17 de diciembre, de un 2020 que nos enseñó a valorar lo realmente importante, LA SALUD, acabe siendo una festividad más austera, con menos afluencia de devotos y menos fieles sometidos a castigos corporales en pago de una promesa, pero lo indudable es que, sea en La Habana, Miami, Moscú o Madrid, sea donde sea, cientos de miles de cubanos volverán a susurrar al santo milagroso lo que desean para sí, y cómo no, también aquello que desean para la tierra que les vio nacer.

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