La profesora Anamely Ramos llamó a todos los cubanos a pensar el país que queremos, a dar las mejores energías de cada uno en el empeño de construir una visión de país que articule y de vida a un proyecto nacional en el que estén claras las prioridades y los pasos a seguir para iniciar una transición a la democracia.
“De hecho la transición a la democracia en Cuba empezó hace rato”, expresó la curadora y crítico de arte en una directa de Facebook en la que tocó varios temas con la profundidad y honestidad habituales en ella. “Tenemos que estar preparados”, insistió Ramos consciente del momento que se está viviendo y de la necesidad de que, además de la presión al gobierno, hay que oponerle un proyecto lo más completo posible de una Cuba futura.
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“Hay que empezar desde abajo; creando conciencia, educando, sabiendo qué cosa pedir para ir avanzando en la transición”, dijo en su mensaje que, entre otras cuestiones, aprovechó para compartir una vez más sus impresiones sobre el estado general del país y su detención de ayer martes, así como las “conversaciones” que sostuvo con los represores que la tuvieron retenida durante horas.
Al respecto, Anamely constató algo que empiezan a confirmas las observaciones de artistas, activistas y otros actores de la sociedad civil que, en estos tiempos, se encuentran bajo vigilancia o alguna otra forma de acoso por parte de la seguridad del estado: “no saben qué hacer con nosotros”.
Desde los huelguistas de San Isidro a los participantes en la protesta frente al ministerio de cultura el 27N, cada vez son más los testimonios que revelan cierto desconcierto entre los represores. Ayer en la noche Anamely confirmó esa sospecha que empieza a crecer entre los que se atreven a alzar la voz, a denunciar y a exigir sus derechos. El músculo represor del Estado está hipertrofiado, pero parece no haber cerebros ni ideas que lo dirijan.
“Al hacer presión tenemos que tener claro qué queremos y cuáles son los pasos para conseguir la democracia”, manifestó la profesora que saludó la presencia de la oposición y activistas de la sociedad civil en el diálogo con el Parlamento Europeo.
Ramos se declaró esperanzada con esa y todas las reuniones que vendrán con organismos internacionales y otros gobiernos, pero insistió en la necesidad de estar preparados, de convocar a una reflexión colectiva en la que todos aporten lo mejor de sus conocimientos y experiencias para diseñar un proyecto de futuro para Cuba. De no estar a la altura de un reto tan complejo, Ramos teme que la sociedad civil quede excluida en las negociaciones para la transición en Cuba.
“Hay que negociar, no dialogar”, aclaró Anamely, quien se defendió de las acusaciones de "mercenarios" que se le hacen contraatacando y diciendo que es el propio gobierno el que más habla con Estados Unidos. En ese sentido, destacó que será el propio régimen, cuando la presión sea insostenible, el que querrá negociar con la UE o con EE.UU. “Pero nuestras voces tendrán que ser escuchadas”
Para ello, la curadora propone seguir ejerciendo la presión social, aumentando la masa crítica de ciudadanos a través de la movilización, la denuncia y el reclamo de derechos y libertades. “Tenemos que presionar para que sucedan las conversaciones, pero tenemos que estar preparados para saber qué decir en cada momento”. Saber qué son los derechos, cómo se consiguen, tomar conciencia lo que significa la libertad para los individuos y de qué otras virtudes e instituciones tiene que ir acompañada para construir un marco de convivencia inclusivo y justo: todo ello forma parte del llamado de Anamely Ramos a los cubanos que desean el cambio y dar lo mejor de sí en la construcción de una Cuba democrática.
“Al poder solo le interesa dividirnos”, expresó la huelguista de San Isidro. “Ellos quieren que me vaya a México a seguir con mi doctorado. Pero no solo yo; ellos querrían que se fuera la juventud completa para que no haya un estallido social”, dijo la profesora a la que intentaron persuadir de que, por su bien, se marchara del país para que dejara de ser un caso problemático para ellos.
Aquí no hay futuro para ti, le dijeron los represores. A lo que Anamely contestó que ellos mismos reconocen que los jóvenes no tienen futuro en su país. Que el estallido social que tanto temían ya había ocurrido con el éxodo de cientos de miles de jóvenes que marcharon al exilio, pero que llevan Cuba en la mente y en el corazón como ninguno de los patriotas de postín que medran a la sombra del poder.
“El estallido empezó hace tiempo: los miles de cubanos que se van son la muestra de que esto no funciona” les dijo Anamely, a quien los interrogadores quisieron darle un trato especial, quizás siguiendo las mismas instrucciones que recibieron los sicarios que retuvieron a Carlos Manuel Álvarez ayer martes en Cárdenas.
Anamely insistió en que al poder “no le interesa unirnos, escucharnos, no le interesa que participemos en nada”. Pero eso es precisamente lo contrario de lo que ella piensa y tiene la determinación de hacer. Por eso está involucrada con el performance del rapero Maykel Osorbo, quien pretende peregrinar mañana hasta El Rincón llevando su ropa de presidiario, un proyecto que según Anamely, conecta con grupos muy heterogéneos y convierte la acción en algo más allá de lo plástico, incluso de lo artístico.
“Tenemos que pensar el país que queremos”, subrayó la joven intelectual. “Tenemos que convocar a todos los cubanos, los de dentro y los de fuera. A todos. No nos mareemos. Ellos saben cómo marearnos. No por gusto llevan 62 años gobernando este país”, alertó esta cubana cuyos mensajes contribuyen a agrietar el cascarón vacío de la dictadura.
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