Para ratificar una tasa de cambio del peso frente al dólar, que no llenará bodegas ni farmacias y empobrecerá a las empresas estatales, no hacen falta un General de Ejército silente y un presidente lector; habría bastado un anuncio del ministro de Economía, pero el tardocastrismo está urgido políticamente de aparentar normalidad y precipitó y sobredimensionó una puesta en escena para intentar distraer a los empobrecidos y reprimidos cubanos con un jueves de esperpento en que consolidó privilegios a los militares, aprovechando la confusión.
El presidente leyó y Raúl Castro Ruz, sin mascarilla, escuchó, reforzando la imagen de presidente tutelado que persigue a Díaz-Canel desde su designación y que echó por tierra el efecto de anestesia que habían conseguido con la maniobra de distracción, iniciada desde el amanecer, porque saben que los cubanos ya no se creen el cuento de La buena pipa y la casta verde oliva teme a la rebelión de las masas.
A priori, las principales perjudicadas con el traslado de la tasa de cambio del CUC frente al dólar son las empresas estatales, en su mayoría ruinosas y subvencionadas, porque de haber estado cambiando a uno por uno; ahora tendrán que desembolsar 24 pesos por cada dólar norteamericano que pretendan comprar; y los ciudadanos y ahorradores en pesos convertibles leerán que nada cambia porque siempre tuvieron esa tasa.
El tardocastrismo quiere comprar una tregua social para intentar cortocircuitar la simpatía popular con el Movimiento San Isidro y los artistas e intelectuales del 27-N; mientras llega el 20 de enero y Joe Biden decide que medidas de Donald Trump revertir y cuáles mantener; pero los cubanos ya no se fían del gobierno y, al acabar la lectura de Díaz-Canel, los corredores del irregular mercado cambiario habanero avisaron a los clientes que, desde ese momento, tendrían que desembolsar dos CUC por un dólar, en vez de 1.50 - 1.60 que venían pagando antes del anuncio oficial.
El presidente asumió un riesgo indebido con la puesta en escena porque comienza a sufrir el síndrome de Carlos Lage Dávila que, cada vez que salía en la televisión, era para joder a los cubanos, especialmente en los momentos más duros de la crisis económica de los años 90 del siglo pasado.
Pero vayamos a la letra pequeña de la Gaceta Oficial de la República de Cuba que, en su edición extraordinaria 68, de 10 de diciembre, depara auténticas sorpresas liberales como las siguientes:
Artículo 6. Como resultado de la unificación cambiaria se devalúa la tasa de cambio del peso cubano frente a las monedas extranjeras en el segmento de las personas jurídicas y se establece una sola tasa de cambio del peso cubano para toda la economía.
Artículo 7. La tasa de cambio del peso cubano frente a las monedas extranjeras se determina por el Banco Central de Cuba y se publica diariamente en el sitio WEB de esta Institución y otras vías que sea posible.
La tasa de cambio será la misma para empresas y cubanos, pero el Banco Central determina el valor de canje, abriendo la vía a que el guarismo de 24 pesos por un dólar norteamericano con que Cuba amanecerá el próximo 1 de enero, podrá ser modificada por la autoridad bancaria, como ocurre en la mayoría de los países; por tanto, el tipo de conversión será fluctuante, como reclamaba el economista Pedro Monreal, entre otros; de ahí que Díaz-Canel leyera cambio único, pero no fijo.
Pero sigamos avanzando en el amanecer liberal del tardocastrismo en Año nuevo, con estas perlas de las Disposiciones Especiales de la gaceta citada:
TERCERA: Eliminar de forma gradual los subsidios excesivos y gratuidades indebidas con el objetivo de hacer una redistribución diferente de los recursos disponibles en la economía; para ello se realizará una corrección de precios minoristas de los mercados normados y liberados en pesos cubanos con el fin de que sean continuidad de los precios mayoristas. Asimismo, los subsidios se otorgan a las personas en lugar de a los productos, hasta que de forma gradual, estas puedan financiar el consumo con sus ingresos.
CUARTA: Realizar la reforma integral de salarios, pensiones y prestaciones de la asistencia social, que permita la eliminación gradual de los subsidios excesivos y gratuidades indebidas y las distorsiones salariales existentes; así como lograr que el salario se convierta en la fuente principal para financiar el consumo del trabajador y su familia. Del mismo modo, elevar el salario mínimo, en correspondencia con el costo de la canasta de bienes y servicios que satisfaga los requerimientos nutricionales mínimos del trabajador y su familia.
Eliminar los subsidios a las mercancías es un paso positivo y muy importante en la economía cubana porque la dota de mayor racionalidad y, sin dejar de socorrer a los sectores más vulnerables, aunque habrá que ver cómo funcionará el mecanismo, reconoce la autoridad de la oferta y la demanda en la fijación de precios reales sin intromisión política, al menos en el papel.
La Cuarta entraña más riesgos porque un aumento salarial sin respaldo del mercado y teniendo en cuenta la escasez crónica de alimentos, como reconoció el Ministerio de Agricultura esta misma semana, podría desencadenar otra indeseable Danza de los millones virtual y una espiral inflacionaria que acabe dando al traste con la racionalidad que asoma en la gaceta, y calentando el ambiente político porque la disposición deja claro que se trata de satisfacer "requerimientos nutricionales mínimos".
El Decreto Ley 18, contenido en la propia gaceta, establece un claro privilegio para militares del ejército e Interior, a la hora de jubilarse frente al resto de los cubanos:
Artículo 3. Para determinar la cuantía de las pensiones por edad, invalidez total y por causa de muerte, que se concedan durante el primer año de aplicación de la reforma integral de salarios, pensiones y prestaciones de la asistencia social, se aplican las escalas previstas en la legislación vigente.
Los cubanos que se jubilen en 2021 recibirán sus pensiones con arreglo a la legislación actual, y los que terminen su vida laboral, en años sucesivos, sí podrán beneficiarse del aumento salarial de pensiones, en una escala creciente que promedia los últimos años trabajados; pero los militares que se acojan al retiro el año próximo serán beneficiados en correspondencia con la nueva ley, como establece una de sus Disposiciones transitorias:
PRIMERA: Las pensiones de los militares y combatientes de los ministerios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Interior que se tramiten en el primer mes, a partir de la entrada en vigor del presente Decreto-Ley, se calculan sobre la base del nuevo haber o salario aprobado en la reforma integral de salarios, pensiones y prestaciones de la asistencia social.
El tardocastrismo necesita más que nunca tener contentos a los guardias y la gracia en sus pensiones complementa otros privilegios en materia de vivienda, atención sanitaria y otras fruslerías que los diferencian del resto de los cubanos, aunque insistan en autodenominarse el pueblo uniformado.
El gobierno intenta corregir el desequilibrio en el cálculo de las pensiones a favor de los militares, estableciendo una jubilación mínima para todos los cubanos de mil 528 pesos, como establece la Resolución 28 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y adelantó CiberCuba hace un año, aunque equivocándose este redactor en la tasa de cambio del peso frente al dólar, que fuentes oficiales, filtraron entonces que sería de 50 x 1, habrá que esperar a la conformación y precios de la nueva canasta básica y análisis más detallados de ambas gacetas para tener el alcance real de lo anunciado este jueves por el presidente cubano.
Aunque el anuncio podría haberse producido durante la próxima sesión de la Asamblea Nacional o en una Mesa Redonda porque está contenido en los Lineamientos a puntos de extinguir, pero la crisis política provocada por el Movimiento San Isidro, los artistas e intelectuales plantados frente al Ministerio de Cultura en solidaridad con los huelguistas de hambre y reacciones de la UNEAC y la AHS de Isla de la Juventud, Silvio Rodríguez, Alexis Díaz Pimienta, de la emigración cubana, sacerdotes católicos, miembros de la masonería y el rechazo de la mayoría de los cubanos a los maoistas mítines de repudio obligaron a la dictadura a cambiar el guión sobre la marcha y a toda prisa.
El tardocastrismo, que sigue leyendo mal a Cuba, creyó que no había mejor ocasión que la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos para escenificar un show en La Habana que comenzó al amanecer con la participación estelar de Avispas negras, miembros del Movimiento San Isidro, activistas y periodistas independientes sitiados por la Seguridad del Estado, en sus propias casas, y recorridos capitalinos del presidente, vicepresidente y primer ministro por la habitual geografía comunista de ajíes para el noticiero, escuelas especiales, polo científico y reafirmación de la nada.
Mientras Díaz-Canel, Valdés Mesa y Marrero Cruz deambulaban por La Habana, el estado mayor de la cultura cubana, dirigido por el ideológico del partido comunista, Víctor Gaute, "intercambiaba" con intelectuales y artistas, pero la jugada tampoco salió bien porque hasta Abel Prieto reconoció que se plantearon "temas complejos", que en el metalenguaje oficial significa que los convocados no cantaron pionero soy, pionero soy; mientras que Corina Mestre exigió "ejemplaridad" a la mayimbada cultural.
El ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, balbuceó tonterías sobre las composiciones de los jurados y comités editoriales, como símbolo de no intervencionismo y descentralización; confirmando que es un cadáver político al que aguantarán hasta cuando sea prudente trasladarlo a la Empresa Consolidada de Otras Tareas Revolucionarias (ECOTRA) porque en poco tiempo ha mostrado una capacidad asombrosa de generar conflictos y su cabeza política pagará el 27-N, que pilló por sorpresa a la casta verde oliva.
A media tarde, saltaba la liebre soltada por el Palacio de la Revolución con el anuncio de que, finalizado el Noticiero Nacional de Televisión (NTV) el sistema de emisoras televisivas y radiales estatales, darían una "importante" información al pueblo y, de inmediato, los incautos mordieron el anzuelo sin carnada del tardocastrismo y deliraron.
Raúl Castro Ruz ha envejecido notablemente durante el encierro obligatorio por la pandemia de coronavirus, Miguel Díaz-Canel Bermúdez se está quemando políticamente a marcha forzada; mientras el General de Brigada -si no fue ascendido el 2 de diciembre- Luis Alberto Rodríguez López-Calleja sigue en el círculo de espera con un ojo en la Casa Blanca por si Biden-Kamala levantaran las sanciones que pesan contra él y los suyos, y el otro en su pupilo Manuel Marrero Cruz que está consiguiendo evadir el queme del presidente, de momento.
El jueves 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, asistimos a la penúltima medida activa del castrismo, siempre hábil en generar expectativas distanciadas de la realidad, como esas caravanas de burócratas comunistas que ayer recorrieron La Habana que han destruido, temerosos de la justa ira de los cubanos a quienes pretenden amedrentar con un caro despliegue de tropas especiales y coritos de oportunistas que no saben quien fue Bonifacio Byrne.
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