El cantante cubano Israel Rojas ha fingido comprensión con casi todos y ha mentido por ignorancia o mala fe sobre una supuesta desinformación de emigrados por culpa de los medios de comunicación alternativos al castrismo, a los que acusa de mentir a cambio de dinero, una de las letanías simplonas de sus amos.
Rojas está quejoso por la falta de apoyo oficial a quienes como él difunden su verdad sobre Cuba, y sugiere una guerra de pensamiento para -entre otras cosas- liberar el emigrado desinformado de una supuesta confusión, al tiempo que anima a corregir errores internos y a aprovechar las potencialidades de los cubanos.
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El ataque gratuito a CiberCuba y otros medios de comunicación no alineados con el Partido Comunista es tónica habitual, pero Rojas debía evitar insultar a emigrados desinformados porque cuando un cubano cambia de latitud, además de mejorar su vida material y ayudar a su familia quedada atrás, ensancha su conocimiento y, casi siempre, se vuelve más plural, a partir de la influencia del mundo real que lo rodea, con reglas claras y un marco de prosperidad.
Tildar de desinformado a un compatriota porque lea medios de comunicación alternativos es una estupidez típica de los insensatos; un vistazo a la entrevista ofrecida en Guantánamo, permite apreciar el paternalismo leninista con que Rojas se conduce, actuando como perdonavidas comprensivo de esos muchachos con ideas y proyectos que no siempre son bien entendidos.
A ver si nos enteramos, Israel Rojas; ¿tú sugieres que el resto de los cubanos, incluidos los emigrados, no han alcanzado aún tu nivel de comprensión del fenómeno revolucionario y sus lagunas, que achacas a prejuicios y problemas internos, tras casi 62 años de experimentos baldíos?
Los cubanos emigrados viven en democracia, donde la prensa no está al servicio del poder, que es renovable cada cuatro o cinco años mediante elecciones entre diferentes partidos, un sistema de precios en servicios básicos y alimentos que protege a los más pobres y una estricta separación de poderes.
¿O acaso sugieres, Rojas, que los cubanos emigrados se embrutecen y se dejan manipular por medios de comunicación alternativos al tardocastrimo?
¿Crees desinformado a un emigrado al que su familia le cuenta que las pocas tiendas escasamente surtidas solo venden en dólares, mientras el estado les paga salarios y jubilaciones en pesos devaluados?
¿Consideras desinformado a un emigrado que lee y ve en televisión la represión gubernamental contra el Movimiento San Isidro y los artistas e intelectuales que se plantaron frente al Ministerio de Cultura en protesta por la violencia policial contra los huelguistas de hambre?
¿Piensas que Lidier Hernández, retenido durante meses injustamente en Cuba por haber protestado ante la embajada en Uruguay, donde reside legalmente, necesita leer medios alternativos para informarse?
¿Te parece justo acusar a los medios de comunicación alternativos de estar pagados, cuando tú cobras por hacer tu trabajo, incluidos los discos producidos por Metamorfosis, y te embolsillas tus honorarios, como ocurre en cualquier sociedad libre?
Aún estás a tiempo, Rojas, de actuar de buena fe; la virtud, la honradez y el talento no son patrimonio de los que apoyan una dictadura comunista que ha empobrecido y oscurecido a Cuba y que acumula una larga lista de artistas y creadores censurados, desde Celia Cruz hasta Tania Bruguera y Luis Manuel Otero Alcántara; entre otros muchos.
Emigrados a quienes consideras desinformados tienen todo el derecho del mundo a expresar sus criterios sobre la crisis cubana, incluso, a equivocarse y hasta ser injustos con el régimen que los exilió, circunstancia que -afortunadamente- no has padecido y déjate de estarte haciendo el chivo loco con el tema ese de los médicos desterrados durante ocho años y que podrían comprar el perdón oficial, pagando el costo de sus carreras.
Ya sabemos que no fue idea tuya, peor aún, te hiciste eco de una idea ajena, pese a que aseguras no estar de acuerdo con la sanción; de acuerdo, ponte a recoger firmas y llévalas al Consejo de Estado para que la deroguen, seguramente que con tantos cubanos informados que te rodean, no tardarás en reunir las rúbricas necesarias para demoler tamaña injusticia.
Más vale acertar o equivocarse con ideas propias que repetir las de otros por brillantes que parezcan o estén ubicados en el sitio adecuado para forrajear un viaje a la yuma para combatir la desinformación.
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