Cerca de 700 cubanos podrían integrar una caravana para llegar a Estados Unidos desde Surinam, atravesando todas las fronteras del continente hasta México, donde piensan pedir asilo político.
La partida está prevista para el 1 de diciembre y, de acuerdo con declaraciones a CiberCuba de integrantes de la caravana, todos están de acuerdo en realizarse la prueba del COVID-19 para poder presentarla ante las fronteras donde se les exija.
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En el grupo que sale desde Surinam se encuentran niños y mujeres embarazadas, y se irán sumando otros cientos de cubanos en otros países por donde van pasando, según dijeron los entrevistados. Durante un video en Facebook explican que anotarían en una lista los nombres de quienes se decidieran a formar parte de la caravana, para informarlo a organismos internacionales como la ONU, y así estos se mantuvieran pendientes.
“La caravana no es más que el sentir de los cubanos en Surinam, que hemos sido humillados, maltratados y esclavizados en este país igual que en la isla donde nacimos y por eso hemos decidido salir de forma pacífica. Hasta este momento, no hay problemas con las autoridades surinamesas. Todos tenemos la misma fe de cumplir el sueño de la libertad”, expresó a este medio uno de los organizadores, quien prefirió hablar en condiciones de anonimato.
Hasta hoy, de acuerdo con esta fuente, son 720 personas que piensan viajar en el grupo, más cubanos que están en otros países como Guyana, Brasil y Uruguay que se van a unir al recorrido.
“Sabemos que va a ser un viaje largo, delicado, peligroso, pero tenemos fe en Dios que podamos llegar todos. Solo hacemos un pedido y un llamado a los territorios por donde vamos a pasar para que, por favor, nos ayuden. Solo queremos pasar y si el presidente electo de Estados Unidos nos puede ayudar, mejor todavía. Que Dios nos cuide”, agregó.
Después del fin de la política de “Pies Secos, Pies Mojados”, muchos cubanos han quedado varados en países de la región a la espera de que las circunstancias mejoren para poder emprender un recorrido hasta Estados Unidos.
La victoria electoral de Joe Biden en los comicios presidenciales del 3 de noviembre, parece haber inyectado esperanzas en los antillanos. De acuerdo con el organizador de la caravana entrevistado, la elección fue "un rayo de luz". "No queremos problemas con ningún país. No vamos a crear caos en ningún país, ni hacer motín. Ya salimos de Cuba, que nos costó bastante a muchos y ahora pretendemos que con la ayuda del nuevo presidente. Que lo sepa la ONU: La caravana va, aunque tengamos que irnos a nado por el medio del río Amazonas", señaló.
El mismo líder demócrata prometió en Miami agilizar los trámites de los migrantes cubanos varados en la frontera de México e insinuó que eliminaría las deportaciones a la isla.
“Necesitamos una nueva política para Cuba (...) Creo que no tiene sentido que administración actual deporte cientos de miles de cubanos de vuelta a una dictadura”, dijo el exvicepresidente de la administración de Barack Obama, en un intento por cortejar el voto cubanoamericano que, según las encuestas, favorecía a su rival, el actual mandatario Donald Trump.
En un reporte de la agencia Reuters, varios cubanos entrevistados aseguraron que no entendían que sus compatriotas votasen por Trump, cuya administración se ha caracterizado por favorecer una dura línea política antiinmigrante.
“Solo están pensando en el beneficio que ellos pueden obtener si ganara Trump y en nada más”, dijo Dairon Elisondo, un médico cubano que pidió asilo y que trabaja en un campo de refugiados en la ciudad mexicana de Matamoros, separada de Brownsville, en Texas, por el río.
Desde el campamento para migrantes de la ciudad fronteriza mexicana Matamoros, los cubanos celebraron la victoria electoral de Biden lanzando globos que tenían escrito "Bye Trump", mientras los gritos de alegría resonaban entre las carpas del albergue, según la descripción de Reuters.
Recientemente, una joven cubana, madre de un bebé enfermo, refirió a CiberCuba la compleja situación que estaba atravesando, ya que el Servicio de Control de Emigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) mantiene retenido a su esposo en un centro de detención en Arizona desde hace más de un año.
Las detenciones que exceden los 12 meses en estos centros, contradicen la propia ley estadounidense, la cual dicta que, luego de seis meses de un proceso que no concluya exitosamente, los detenidos deben ser puestos en libertad para esperar su efectiva deportación.
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