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WASHINGTON, 29 oct (Reuters) - La economía estadounidense creció a un ritmo récord en el tercer trimestre, cuando el gobierno inyectó más de 3 billones de dólares de ayuda para la pandemia, lo que impulsó el gasto de los consumidores, pero las heridas de la recesión por el COVID-19 podrían tardar un año o más en cicatrizar.
Si bien el informe del Departamento de Comercio del jueves sobre el Producto Interno Bruto -uno de los últimos datos económicos importantes antes de la elección presidencial de la próxima semana- fue un récord, alivia poco para la tragedia humana infligida por la pandemia del coronavirus, con decenas de millones de estadounidenses todavía desempleados y más de 222.000 muertos.
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Cuando faltan cinco días para el día de las elecciones, el presidente Donald Trump, que va a la zaga en la mayoría de las encuestas de opinión nacionales, probablemente destacará el impresionante repunte del PIB como señal de recuperación.
La producción, sin embargo, sigue por debajo de su nivel en el cuarto trimestre de 2019, un hecho que el contrincante demócrata de Trump, Joe Biden, casi seguro subrayará junto con las señales de que el crecimiento se está agotando rápidamente.
El PIB repuntó a una tasa anualizada de un 33,1% el último trimestre, dijo el Departamento de Comercio en su estimación anticipada el jueves. Ese fue el ritmo más rápido desde que el gobierno comenzó a llevar registros en 1947 y siguió una tasa de contracción histórica del 31,4% en el segundo trimestre.
En una base anual, el PIB subió un 7,4% el último trimestre después de caer un 9,0% en el período de abril a junio. La producción está un 3,5% por debajo de lo que era en el cuarto trimestre. El rebote revirtió cerca de dos tercios de la caída del PIB del primer semestre.
Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado que la economía se expandiría a una tasa del 31% en el trimestre de julio a septiembre. La economía entró en recesión en febrero.
El paquete de rescate del gobierno proporcionó un salvavidas a muchas empresas y desempleados, aumentando el gasto de los consumidores, lo que por sí solo impulsó el aumento del PIB.
Pero el financiamiento del gobierno se ha agotado y no hay ningún acuerdo para otra ronda de ayuda. Los nuevos casos de COVID-19 se están expandiendo por todo el país, imponiendo restricciones a negocios como restaurantes y bares.
Los ingresos personales se redujeron a una tasa de 540.600 millones de dólares en el tercer trimestre, después de aumentar a un ritmo de 1,45 billones de dólares en el segundo trimestre. La disminución de los ingresos se atribuyó a la reducción de las transferencias gubernamentales relacionadas con los programas de ayuda para la pandemia.
Con la desaceleración de la recuperación del mercado laboral, el panorama para el gasto de los consumidores es sombrío. Poco más de la mitad de los 22,2 millones de empleos perdidos durante la pandemia se han recuperado, y los despidos persisten.
Los índices bursátiles de Wall Street subieron por los datos del PIB, y el dólar se fortaleció frente a una cesta de divisas. Los precios de los bonos del Tesoro de Estados Unidos cayeron.
LOS DESPIDOS SIGUEN
Otro informe del Departamento de Trabajo del jueves mostró que 751.000 personas solicitaron beneficios estatales de desempleo en la semana que terminó el 24 de octubre, comparado con 791.000 en el período anterior.
A pesar de que las solicitudes han disminuido desde el récord de 6,867 millones en marzo, se mantienen por encima del pico de 665.000 de la Gran Recesión de 2007-09.
El gasto de los consumidores, que representa más de dos tercios de la economía de los Estados Unidos, se recuperó a una tasa histórica del 40,7% en el tercer trimestre, impulsado por la compra de bienes como vehículos, ropa y calzado. El consumo en servicios aumentó, pero se mantuvo por debajo del nivel del cuarto trimestre del año pasado.
El consumo se vio impulsado por miles de millones de dólares en transferencias gubernamentales, incluyendo un subsidio de desempleo semanal de 600 dólares y un cheque único de 1.200 dólares a los hogares.
El cambio hacia el gasto en bienes atrajo las importaciones, resultando en un aumento del déficit comercial. Algunas de las importaciones, sin embargo, terminaron en almacenes. La acumulación de inventarios compensó el golpe comercial al crecimiento del PIB.
El gasto del gobierno fue un obstáculo ya que las transferencias se produjeron en el segundo trimestre, además se vio presionado por los recortes presupuestarios de gobiernos estatales y locales, cuyas arcas han sido diezmadas por el coronavirus.
(Reporte de Lucia Mutikani, Editado en español por Javier López de Lérida)
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