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La escasez de alimentos en Cuba se ensaña con particular intensidad en aquellos territorios donde se han detectado brotes de coronavirus, según denunciaron opositores que habitan en esas localidades.
En Pinar del Río, que este jueves reportó 23 nuevos casos de COVID-19, el activista político José Rolando Cásares tuvo que pasar varias horas para comprar el aceite de la cuota que le corresponde cada mes por la libreta de abastecimientos.
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Cásares reside en el reparto Hermanos Barcón, en la carretera de San Juan, donde existen varias manzanas en aislamiento por casos sospechosos de tener el virus. Pese a que supuestamente el aceite le “tocaba” por su núcleo, no alcanzó a comprar.
“Todo es una restricción total por la tarjeta y por consumidor y núcleo, tienes que hacer una enorme cola y esperar para ver si tienen suerte y logras comprar, si no, tienes que esperar a la segunda vuelta, cuando vuelvan a surtir”, dijo a Martí Noticias.
En el consejo popular Paso Real de San Diego, del municipio Los Palacios, donde el martes se diagnosticaron dos nuevos pacientes, el comunicador independiente Maikel Norton informó que “hay un total desabastecimiento del agro y no hay absolutamente ninguna acción de los funcionarios del Gobierno”.
Por otra parte en En Ciego de Ávila, la segunda provincia más afectada por el virus en este momento, las autoridades decidieron abrir el miércoles el acceso al perímetro urbano del municipio cabecera, luego de 49 días de cuarentena por un brote de la enfermedad.
“La decisión tiene en cuenta los avances experimentados en el control de la pandemia y la necesidad de estimular la actividad económica, fundamentalmente la que se desarrolla fuera del área citadina…”, explicó el Consejo de Defensa Provincial (CDP).
Sin embargo, la apertura no ha redundado en más facilidades para que la población adquiera los víveres, según el testimonio del bicitaxista José Carlos Fernández tras visitar el casco histórico de la localidad.
“Visité la ciudad y no hay nada de nada, no hay nada en las placitas y tampoco en los mercados. Abrieron la ciudad, pero no ganamos nada con eso, yo hacía tres meses que no podía entrar, fui hoy y regresé con las manos vacías, y nos estamos muriendo de hambre”, subrayó.
También en Sancti Spíritus el desabastecimiento se ha agravado, sobre todo desde que el centro principal de elaboración de mortadela, picadillo y embutidos de la zona, denominado El Porcinador, fue cerrado debido al contagio de varios trabajadores.
“Se complica cada día el prolongado desabastecimiento a la población, no hay café, no hay azúcar, no hay sal, mientras que sigue el hostigamiento en contra de carretilleros y vendedores que están siendo multados y se les decomisan los productos que intentan vender”, reveló el periodista independiente Adriano Castañeda.
La falta de productos básicos afecta a todo el país, no solo a aquellos territorios donde han ocurrido rebrotes de coronavirus.
Recientemente los residentes en las provincias orientales, donde la situación epidemiológica es muchos más favorable, denunciaron la terrible escasez de alimentos y artículos de aseo que están padeciendo en estos meses de emergencia sanitaria.
Esa región, que siempre ha sido la más pobre del país, sufre actualmente el mayor abandono por parte del Gobierno.
En Bayamo, Granma, el comunicador Roberto Rodríguez Cardona explicó a Martí Noticias que la modalidad implantada de vender los productos de la libreta en las tiendas recaudadoras de divisas no ha dado resultado, porque los artículos no alcanzan para todos los núcleos familiares.
“Hace más de medio mes que no se distribuye pollo. No hay nada, es bastante caótica la situación que estamos viviendo en estos momentos”, subrayó.
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