El popular club habanero Submarino Amarillo se encuentra inundado de aguas albañales llenas de excremento, a pesar de la restauración general a que fue sometido en julio.
Un usuario de Facebook identificado como Juan Antonio Madrazo Luna posteó imágenes del lugar icónico lugar, que se ha convertido en reservorio de aguas podridas, y se cuestiona quién es el responsable de semejante abandono.
"El habanero Club #SubmarinoAmarillo ubicado en 17 y 6 en el #Vedado y administrado por la empresa cultural #Artex del #Mincult ahora mismo se encuentra cerrado y hundido entre las aguas podridas y excrementos. Los vecinos se quejan del mal olor de las aguas y los mosquitos. ¿Acaso esto es responsabilidad del #embargo?", afirma en su publicación.
El centro cultural, muy frecuentado por los cubanos, fue reinaugurado en julio último tras una reparación capital que incluyó la fachada, los interiores, el escenario, y el mobiliario.
El día de su apertura, en medio de la pandemia del coronavirus, el director del Submarino Amarillo, Guille Vilar, dijo que el club es uno de los centros más populares de la Habana, y que llegaría a tener tanto prestigio y relevancia como el Ronnie Scott de Londres.
Varios internautas reaccionaron a la publicación y lamentaron deplorable estado que presenta en su entrada uno de los pocos lugares dedicados a la música rock que tiene a su cargo el gobierno cubano.
Magelalain Guerrero dijo que "Todo es un abandono y un desastre", mientras la periodista Luz Escobar no podía creer que un lugar recién remodelado estuviese en ese estado. "Pero si lo acaban de reparar!", comentó.
Este centro cultural, inaugurado en marzo de 2011 a 96 pasos del parque donde está emplazada la escultura de John Lennon del artista Villa Soberón, presentó entonces un concepto cultural diferente que atrajo a miles de cubanos que por las tardes llegaban al lugar a disfrutar del rock clásico y a tomarse algún coctel a precios relativamente accesibles.
Sin embargo, el club no ha podido escapar a la realidad de la isla, inmersa en la desidia y la escasez, y al igual que otros establecimientos estatales ha sucumbido al abandono.
Los músicos que se presentan en su escenario también han padecido el atraso en el pago de sus salarios, como el cantante Dagoberto Pedraja, que tras no cobrar su salario desde septiembre de 2019, anunció en enero que pondría un cubito frente al escenario de El Submarino Amarillo para pedir propina y poder pagar así los impuestos.
El bar, que había abierto hace apenas tres meses, ha vuelto a cerrar por la situación sanitaria que presenta.
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