De lamentable se puede calificar la triste realidad que describe la escena frente al santiaguero Hospital General Dr. Juan Bruno Zayas, donde médicos y enfermeros tienen que hacer una cola hasta el horario de la noche para poder comprar un paquete de pollo y una botella de aceite.
A este personal de la salud se le da la oportunidad de venderle alimentos de vez en cuando en este centro asistencial como “reconocimiento” a su labor en la lucha contra el coronavirus, su trabajo diario en el hospital, y también porque sus ajustados horarios, que incluyen guardias, les dificultan adquirir productos en la red de tiendas en CUC, que abren desde la mañana hasta la tarde, cuando muchos de estos galenos y enfermeros están laborando.
“Este mes es la segunda vez que nos venden comida, pero es para todos los médicos y enfermeras del hospital, la vez anterior salí a las 8 de la noche, para después irme a mi casa en el distrito, llegar pasada las 9 de la noche y sin deseos de nada, para el otro día volver a atender pacientes”, comenta una doctora que prefiere no revelar su nombre.
“¿Tú sabes lo que es ver médicos y enfermeras, ¡MÉDICOS!, no te estoy hablando de cualquier persona, médicos de renombre matándose por un paquete de pollo? Es lo más denigrante que hay, me siento humillada. Somos médicos, por qué nos humillan así”, acota bastante molesta.
“En mi caso yo hasta trabajo en las brigadas que atienden a pacientes sospechosos con coronavirus, ¿tú crees que merezco eso, tener que hacer una cola de cinco horas para poder tener en la mano algo sin tener que hacer la cola en las tiendas? Nuestro trabajo no nos permite estar el día entero deambulando por las calles, de tienda en tienda, haciendo colas, porque además hacemos guardia. Gracias en parte a los merolicos en mi casa se come”, agrega.
Esta doctora dice que “es lamentable ver a mis compañeros de hospital sentados en las aceras, en la calle, amontonados, esperando su turno para poder tener un paquete de pollo, también gracias a los pacientes que muchas veces nos llevan comida es que resolvemos en la casa, yo atiendo a todos por igual, pero los pacientes nos resuelven. Vivimos de jabas de pacientes y de merolicos que nos acercan las cosas”.
Esta última venta fue de pollo y de aceite. Otras veces les han vendido detergente y muy pocas ocasiones picadillo, pero hacía varios meses que a estos galenos no les hacían “el favor” de ponerle en la puerta del hospital tales productos de primera necesidad.
“Porque además no lo venden rebajado ni a precios diferenciados. Es al duro y sin careta, con la única diferencia de que la cola es una cola “profesional”. No es fácil, así no se puede vivir. No dudo que un día nos traigan productos en MLC también. Hay que estar vivos para ver estas barbaridades”, acota finalmente.
En el mes de abril, cuando aún en Santiago de Cuba se aplicaban medidas de aislamiento social, a los galenos de ese propio centro asistencial se le gestionó, en coordinación con el CIMEX, la venta de paquetes con pollo, aunque en esa ocasión se “dignificó” con el acompañamiento de flores.
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