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Un reportaje en el periódico norteamericano The New York Times ha puesto el foco en el agravamiento de la situación económica en Cuba durante la pandemia de coronavirus, con especial referencia a la escasez de comida, "una de las peores en casi 25 años".
Tras analizar cómo el Gobierno cubano ("un estado policial con un fuerte sistema de salud pública") ha conseguido mantener a raya el coronavirus, los reporteros (Ed Augustin desde La Habana y la veterana periodista Frances Robles, desde la redacción) analizan la caída del turismo extranjero a raíz de la pandemia y sus consecuencias para "una economía dañada por las sanciones estadounidenses y la mala gestión".
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Colas gigantescas de 8 o 10 horas, latas de carne y pasta de dientes convertidos en productos raros, y un escaso surtido de alimentos mayormente en dólares y a precios exorbitantes son algunos de los fenómenos a los que se refiere el reportaje.
Varios de los cubanos entrevistados por el periodista se quejan de que la poca comida disponible sólo se consigue en dólares.
“Esto como que marca la diferencia de clases, porque no todo el mundo puede comprar aquí”, dice uno de ellos.
Los periodistas se refieren también a la recesión económica que ha seguido a la pandemia y al enésimo anuncio gubernamental de reformas destinadas a estimular el sector privado.
"El Partido Comunista dijo en 2016 que legalizaría las pequeñas y medianas empresas privadas, pero nunca se estableció ningún mecanismo para hacerlo, por lo que los propietarios de las empresas siguen sin poder obtener financiamiento, firmar contratos como entidad legal o importar bienes. Ahora se espera que eso cambie y que se legalicen más líneas laborales, aunque no se han anunciado los detalles", asegura el diario norteamericano.
En el reportaje también opinan algunos empresarios privados sobre las crecientes dificultades para desarrollar su gestión. "Cuba tiene un historial de ofrecer reformas solo para revocarlas meses o años después", recuerda The New York Times.
“Se echan para atrás, avanzan y vuelven a retroceder”, dijo al medio neoyorkino Marta Deus, cofundadora de una revista de negocios que posee una empresa de reparto. “Necesitan confiar en el sector privado por toda su capacidad de proveer para el futuro de la economía. Tenemos grandes ideas”.
Algo parecido opina el emprendedor cubano Camilo Condis, un contratista eléctrico que ha estado meses sin trabajo, y otro de los muchos cubanos a la espera de que las reformas económicas estimulen al sector privado y permitan a los operadores comerciales independientes poner en marcha la economía.
Condis dijo al diario norteamericano que los cambios deben llegar rápidamente, y deben permitir que Cuba funcione, ya sea que Estados Unidos esté bajo una segunda presidencia de Trump, o a cargo de Joe Biden.
“Todo lo que quiero es que me dejen trabajar’”, declaró.
Desde hace meses, los medios independiente cubanos han seguido la desastrosa situación económica, y la crisis alimentaria que es anterior a la pandemia pero se ha agravado en los últimos meses.
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