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Un reporte oficial de la Agencia Cubana de Noticias sobre el reciente derrumbe en un edificio de Habana Vieja, que dejó a una vecina fallecida y varios heridos leves, asocia la divulgación de noticias sobre el desastroso estado de algunas viviendas en la capital con la llamada "contrarrevolución".
Una cubana falleció bajo los escombros tras un derrumbe en un edificio multifamiliar en la calle Cuba, entre Luz y Acosta, en el municipio Habana Vieja la noche del pasado jueves.
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La fallecida fue identificada como Rosa Martía Sortis Cuella de 69 años. Los integrantes del Comando 1 del Cuerpo de Rescate y Salvamento y la Cruz Roja trabajaron durante más de seis horas para rescatarla entre los restos del derrumbe, pero fue encontrada sin vida.
Según informaron medios oficialistas, en el edificio colapsado radicaban 36 núcleos familiares, de los cuales 24 ya habían sido reubicados. En el momento del desplome de parte de la edificación la habitaban 12 familias, pero el derrumbe destruyó 4 viviendas.
Resultaron heridos 2 adultos cuyas lesiones no representan peligro para la vida, aunque se mantienen hospitalizados. También fueron trasladados a urgencias un menor y su madre, que ya se encuentran de alta médica.
Durante un encuentro con las autoridades habaneras, Luis Antonio Torres Iríbar, presidente del Consejo de Defensa Provincial de la capital (CDP), aseguró que están en construcción las nuevas viviendas de ocho de las familias residentes en la parte posterior del inmueble derrumbado mientras que otras cuatro familias del lugar tienen asignados locales adaptados.
El funcionario no dijo cuánto tiempo deberán esperar las familias del inmueble para volver a tener una vivienda en condiciones habitables.
Torres Iríbar también aseguró que la lamentable situación de los derrumbes "es usada por enemigos de la Revolución con fines evidentemente mezquinos".
A principios del mes de septiembre, el mismo funcionario llamó a la ciudadanía a enfrentar las denuncias que se publican en las redes sociales en medio de la crisis económica y sanitaria que se vive en Cuba, y dijo que no "se le puede dar ni un tantito de oportunidad a la contrarrevolución interna o externa".
Desde que se detectó el primer casos de COVID-19 en Cuba, en marzo de este año, las autoridades han arreciado las medidas para evitar que se muestre la realidad de la isla en los medios independientes y las redes sociales, aplicando uno de los artículos del polémico Decreto Ley 370.
Las autoridades han impuesto numerosas multas de hasta tres mil pesos cubanos a opositores y activistas que se han dedicado a enseñar las colas tumultuarias, tiendas desabastecidas o los actos de represión protagonizadas por la Policía en contra de la población.
En algunos barrios de La Habana miles de personas duermen con miedo de quedar sepultadas bajo los escombros de sus hogares. Algunos han tenido el valor de denunciar, en redes sociales y ante la prensa independiente, este temor con el que viven y la carencia de apoyo de las autoridades.
El 2020 comenzó con un derrumbe en las calles Revillagigedo y Vives, en el barrio de Jesús María, también en La Habana Vieja. El hecho conmocionó a los cubanos dentro y fuera de la Isla porque provocó la muerte de tres niñas, de entre 10 y 11 años de edad.
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