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Éxodo del 94: Fidel Castro abrió las fronteras de Cuba como estrategia de crisis

En agosto de 1994, tras los hechos violentos del Maleconazo, Castro compareció en la Televisión nacional y expuso su nueva estrategia política, abrir la frontera marítima.


Este artículo es de hace 3 años

Tras los hechos violentos del Maleconazo en el verano de 1994, Fidel Castro compareció en la Televisión nacional y expuso su nueva estrategia política: abrir la frontera marítima.

“Tendremos que darle a los guardafronteras instrucciones de no obstaculizar las salidas de embarcaciones que quieran viajar a Estados Unidos y de no obstaculizar la salida [entrada] de embarcaciones que quieran venir de Estados Unidos a recoger aquí a sus familiares y a ciudadanos cubanos”, indicó Castro el 13 de agosto de 1994.

Se inició así una nueva oleada migratoria de cubanos hacia Estados Unidos, conocida como el Éxodo de los Balseros.

La caída del campo socialista provocó una profunda crisis económica en Cuba. La miseria agravada, la falta de alimentos y productos de primera necesidad, y los problemas con el transporte generaron un gran descontento entre la población.

El hundimiento del Remolcador 13 de marzo y la manifestación reprimida en La Habana conocida como el Maleconazo fueron hechos que sacudieron al país y dieron pie al dictador para impulsar una estrategia que precipitara cambios en los acuerdos migratorios con su vecino del norte.

Los cubanos comenzaron a navegar con rumbo norte en rústicas embarcaciones. El 19 de agosto de 1994, Bill Clinton prohibió la entrada de balseros a EEUU y decretó que fueran llevados a campamentos militares en la base de Guantánamo.

En septiembre fueron trasladados voluntariamente 10 mil cubanos a Panamá, por acuerdo con el gobierno de ese país, pero muchos regresaron a comienzos de 1995 a la base de Guantánamo.

El gobierno estadounidense custodiaba los límites de aguas territoriales, recogía a los balseros y los trasladaba a la Base Naval de Guantánamo, donde esperaban que se les asignaran sus permisos de entrada a Estados Unidos.

Inicialmente Estados Unidos no aprobaba la entrada de los balseros, exceptuando niños, ancianos y enfermos, pero en las negociaciones con Cuba, en mayo de 1995, se determinó que la mayoría accediera con visa humanitaria, se otorgaron 3.000.

Después de las visas humanitarias se estableció una lotería en la base, para enviar a Estados Unidos unos 500 balseros semanales. Tras un año de espera en Guantánamo se consumó la entrada gradual de los cubanos a territorio estadounidense.

El acuerdo pactado por Washington y La Habana responsabilizaba al primero con otorgar al menos 20 mil visas anuales y devolver a Cuba a los ciudadanos que sean interceptados por la guardia costera durante travesías marítimas hacia Estados Unidos. La única excepción para evitar la devolución inmediata es que los detenidos puedan ofrecer pruebas fehacientes de que sus vidas corren peligro al regresar por razones de persecución política.

Según indica Siro del Castillo en su artículo Una visión de la crisis de los balseros en el XX aniversario, en el período comprendido entre agosto y septiembre de 1994, cumpliendo con el mandato del Presidente Clinton, un total de 32,362 ciudadanos cubanos fueron interceptados en alta mar y trasladados para Guantánamo por los barcos del Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos durante la operación “Vigilia Capaz” (Able Vigil). Con la presencia de los cubanos, el total de la población de refugiados en la base aumentó de forma alarmante a cerca de 50.000 personas.

Este fue el inicio de la política de "Pies secos, Pies mojados", introducida en 1995 bajo el mandato de Bill Clinton, como provisión adicional a la Ley de Ajuste Cubano, otorgándole autoridad al Secretario de Justicia para decidir quién podía quedarse y quién no.

El 12 de enero de 2017 otro presidente demócrata derogó este acuerdo migratorio. Barack Obama puso fin a esta política que amparaba, protegía y daba beneficios especiales a los cubanos en suelo norteamericano. Desde entonces los cubanos deben cumplir los mismos requisitos que cualquier otro inmigrante que llegue a Estados Unidos.

Hace solo cinco meses el actual mandatario estadounidense anunció que renovaría la Emergencia Nacional marítima para Cuba, la cual está vigente hace casi 34 años.

"La posibilidad de entradas no autorizadas a gran escala de embarcaciones registradas en Estados Unidos perturbaría las relaciones internacionales de Estados Unidos al facilitar una posible migración masiva de ciudadanos cubanos. Por estas razones, he determinado que es necesario continuar con la emergencia nacional declarada con respecto a Cuba", sostuvo el presidente en un comunicado emitido el pasado 25 de febrero.

La Ley de Ajuste Cubano no ha sido derogada. El gobierno cubano durante la presidencia de Donald Trump ha visto deteriorarse radicalmente sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

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