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El exdirector de la campaña electoral de Donald Trump, el estratega Paul Manafort, viajó a Cuba a comienzos de 2017 para sostener un supuesto encuentro con el hijo de Raúl Castro, según revela un reciente reporte del Senado de Estados Unidos.
“Tengo información importante que quiero compartir y que obtuve en mis viajes durante el último mes,” escribió Manafort en un correo electrónico en referencia a un viaje realizado a La Habana pocos días antes de la juramentación de Trump como presidente 45 de la nación americana.
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Los datos sobre el viaje de Manafort a Cuba aparecen contenidos en el reporte de 952 páginas del Comité de Inteligencia del Senado sobre la interferencia rusa para influir en las elecciones presidenciales de 2016, recientemente publicado. El diario El Nuevo Herald adelantó este miércoles la información sobre el controversial tema.
El mensaje fue enviado a Kathleen T. McFarland, quien ya había sido escogida para fungir como asesora adjunta de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. McFarland nunca contestó el correo de Manafort.
El informe explica que antes de responder el mensaje, MCFarland le escribió a quien sería su jefe inmediato, el asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, preguntándole si debía aceptar reunirse con Manafort. Flynn le respondió con la recomendación de que no se reuniera con él "hasta que estuviéramos en la silla caliente", en tácita referencia a la toma de mando oficial en el gobierno de Estados Unidos.
Aunque no está expresado el contenido sobre el que Manafort planeaba hablar con McFarland, el informe sí establece que “se trataba de asuntos relacionados con Cuba, no con Rusia o Ucrania”.
En el documento, basado en la investigación del exfiscal especial Robert Mueller sobre la influencia rusa en las elecciones estadounidenses, se precisa que “Manafort regresó a Estados Unidos de un viaje a Cuba el 8 de enero de 2017”.
No es la primera vez que se reporta que Manafort estuvo en La Habana, algo que se conoció durante el proceso judicial en su contra por fraude bancario. Pero se desconocían hasta ahora los presuntos motivos de su visita.
El informe del Senado menciona que Manafort le dijo al FBI que se había reunido con Brad Zackson, una figura asociada a la familia Trump, para discutir sobre un posible encuentro organizado con el "hijo de Castro" en La Habana. En una referencia a pie de página aparece tachada una fuente mostrando a Manafort y Zackson en la misma reservación del vuelo a La Habana”.
No se ofrece el nombre del presunto hijo de Castro, pero se presume que sea el coronel Alejandro Castro Espín, único hijo varón de Raúl Castro y pieza clave en las negociaciones desarrolladas en secreto con la administración de Barack Obama para la normalización de relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington.
Castro Espín dirigió la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, que tuvo un rol protagónico hasta 2017, cuando su figura salió súbitamente del escenario político cubano, coincidiendo con el destape de los llamados "ataques sónicos" contra diplomáticos estadounidenses en La Habana.
No hay tampoco evidencias de que la reunión haya tenido lugar en Cuba.
Zackson es presidente de la firma de bienes raíces Dynamic Group y fue agente exclusivo para las propiedades del padre de Trump, Fred Trump. Es considerado una de los más exitosos hombres de negocios en el giro en el área de Nueva York.
Aunque para la fecha del viaje, Manafort ya se había desvinculado de la campaña de Trump, luego que tuviera que dimitir en agosto de 2016 tras descubrirse que recibió dinero por asesorar en secreto al partido del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich.
Sin embargo, todo indica que su intención posterior era aprovechar sus conexiones previas con el presidente para emprender sus propios negocios. Según sus declaraciones al FBI, optó por no aceptar las propuestas de trabajo en la nueva administración y tratar de “aprovechar de su posición en la campaña para generar negocios dada su relación cercana y familiaridad con Trump”.
En marzo de 2019, Manafort fue condenado a siete años y medio de cárcel por fraude fiscal y bancario. Se le acusa de crear una red de entidades y cuentas bancarias en varios países para ocultar hasta $75 millones de dólares que obtuvo del gobierno prorruso de Ucrania y de oligarcas rusos.
No es la primera vez que figuras y compañías asociadas a Trump aparecen vinculadas a viajes, contactos y planes de negocios en Cuba.
En vísperas de las elecciones de 2016, la revista Newsweek reveló que la compañía Trump Hotels & Casino Resorts pagó a la firma Seven Arrows $68.551 dólares en 1999 por servicios de consultoría sobre posibles negocios en Cuba.
También entre finales de 2012 o principios de 2013 ejecutivos y asesores de la Organización Trump viajaron a La Habana con la motivación de explorar la posibilidad de construir un campo de golf y valorar alternativas inmobiliarias en Cuba, de acuerdo con un reporte de Bloomberg. Entre los visitantes más importantes de la comitiva se encontraban Larry Glick, vicepresidente ejecutivo de Trump para el desarrollo estratégico; y Edward Russo, consultor ambiental de Trump para el golf; Jason Greenblatt, director legal de la Organización Trump; y Ron Lieberman, otro ejecutivo para las actividades de golf de la entidad.
Pero el documento de la Comisión de Inteligencia, que ahora preside el senador cubanoamericano Marco Rubio, refleja además otras actividades de Flynn respecto a Cuba, impulsando una campaña de influencia para utilizar el apoyo al entonces candidato republicano entre opositores cubanos dentro de la isla.
En un correo electrónico con fecha del 2 de noviembre de 2016, Jon Iadonisi, presidente de la compañía consultora de marketing con sede en Texas, le escribió a Flynn detallando lo que parece una campaña de influencia para movilizar a los votantes cubanoamericanos en los estados de Florida y Nevada. El asunto es referido en el mensaje como Proyecto CUBA.
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