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Estrella del Parque de diversiones de Santiago de Cuba presta servicios a pesar de su deterioro

Los desperfectos del aparato ponen en riesgo la integridad física de niños, jóvenes y adultos que acuden al parque recreativo en busca de esparcimiento.

Estrella del Parque de diversiones de Santiago de Cuba © CiberCuba
Estrella del Parque de diversiones de Santiago de Cuba Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 3 años

La estrella del parque de diversiones de Santiago de Cuba, que por su altura es considerada mirador y punto de referencia en la ciudad oriental, muestra un alto grado de deterioro que crispa los nervios hasta del más imperturbable de los seres humanos.

El acrílico de las puertas y ventanas de las cabinas está roto, incluso con puntas muy filosas; varios mecanismos de cerradura también presentan problemas, además de que faltan partes de la maquinaria. Esas son algunas de las evidencias que, a simple vista, demuestran el alto deterioro del aparato, devenido con el tiempo símbolo del parque de diversiones santiaguero, el cual forma parte del llamado Parque de los Sueños.

Las placas de acrílico de las puertas y ventanas de las cabinas están destrozadas. Foto: CiberCuba

“Y entonces la mujer encargada del equipo te dice que esperes, que no puedes montarte ahora porque hay que equilibrar y no se puede recargar el equipo. Dime tú si no es para preocuparte”, comenta una usuaria.

Parte de la maquinaria que impulsa la gigantesca mole metálica se compone de unas pequeñas ruedas de goma. Cuando uno mira para un lado ve que de las cuatro que deberían estar, no hay ninguna, y justo al frente falta otra.

A la maquinaria le faltan piezas. Foto: CiberCuba

“Entonces todos los miedos juntos te recorren el cuerpo entero cuando, además, alguien detrás de ti comenta que ese aparato está como salido de una de las partes de la famosa saga Destino final, donde todas las alertas apuntan a que vas a morir. Incluso una de estas películas se desarrolla en un parque de diversiones. Es broma, pero uno se pone nervioso de verdad”, opina otra cliente.

Más allá de la comicidad que pudiera provocar el asunto, también hay aristas serias y preocupantes: por ejemplo, ver subirse a la estrella a un grupo de adolescentes sin compañía de un adulto.

Adolescentes sin compañía de adultos. Foto: CiberCuba

“Yo recuerdo cuando tenía esa edad. Uno tiene la tendencia a ser imprudente y hacer locuras, lo mismo por desconocimiento, por impresionar a alguien o porque simplemente tiene ganas de hacer tonterías, entonces no me imagino cuatro adolescentes metidos allá arriba en un cubículo de esos con los cristales rotos, además de que tampoco dudo que son los propios usuarios quienes los han destruido. Las imprudencias se pueden, en este caso, pagar bien caras”, argumenta otro usuario.

Una vez arriba, uno siente un chirriar de elementos metálicos, un leve bamboleo, descubre piezas faltantes en la maquinaria y se pregunta: “¿Qué c*** hago aquí?”.

“Y miras para abajo y te das cuenta que hasta las maderas del piso faltan… en fin, que no sé por qué en esas condiciones funciona la estrella. Imprudente fui al subirme, pero más imprudente es la administración de la instalación al abrirla así”, sentencia una madre.

También faltan o están destruidas las tablas del piso de las cabinas. Foto: CiberCuba

Como cada año, el Parque de Diversiones recibió supuestas acciones de mantenimiento, sin embargo, muchas de estas se dirigieron más al remozamiento de las instalaciones gastronómicas y no a mejorar el estado de los viejos artefactos.

Por sus dimensiones y características, la estrella se ha convertido en mirador urbano por excelencia, y atrae la mirada de no pocos adultos y niños cada año, quienes retan la altura y se suben a ella.

Por sus dimensiones, la estrella es el mirador por excelencia de la ciudad y atractivo para niños, jóvenes y adultos. Foto: CiberCuba

Este 2020, como es tradición, se abrió la instalación con bastante rimbombancia, más por ser la etapa estival; sin embargo, las imágenes demuestran que la mano de conservación profunda hace mucho rato que por aquí no se deja ver.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.

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