El mambí cubano Elpidio Valdés cumple hoy 50 años. Ha querido el destino que su creador, el realizador Juan Padrón (1947-2020), falleciera este año y no pueda celebrar hoy con nosotros el medio siglo de vida del personaje al que él imaginó y dio vida un 14 de agosto de 1970. Sólo quería hacer una historieta para la revista Pioneros y terminó creando el mítico personaje de Cuba.
A partir de ahí, los niños lo hicieron crecer y cuenta Padrón que hasta escribían cartas para protestar porque en el último número de la publicación le había pasado algo a Elpidio Valdés, que ellos consideraban injusto. El éxito lo catapultó al cine, donde desembarcó en 1974, de la mano del ICAIC como "Elpidio Valdés contra el tren militar".
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En la década de los setenta, la serie fue a más y hubo más entregas en el 74, el 76, el 77, el 78 y el 80. Fue por esa época cuando supimos más de la vida de Elpidio y de su padre por la película "Elpidio Valdés" (ICAIC, 1979).
La aceptación inmediata de un personaje nacido para enseñar a los niños la historia de la guerra de independencia de Cuba le permitió a sus creadores la libertad de ponerlo a hablar con un acento que lo hace más cubano, sin caer en el pecado de creer que los límites de Cuba terminan en La Habana.
Esa autenticidad se la da el tono y la voz que le puso a Elpidio el actor Frank González y que luego supimos que viene del pueblo ficticio donde Juan Padrón hizo nacer a nuestra mambí en 1870: en Cundiamor de Vereda Baja, cerca de Tocororo Macho, en la Cuba profunda.
Allí vino al mundo Elpidio Valdés, en medio de la manigua, en un campo de batalla de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), hijo de dos insurrectos: un padre mambí y una madre campesina. Él muere en combate y ella, en el exilio.
Su apellido Valdés guarda relación con Cecilia Valdés, el personaje de la novela de Cirilio Villaverde. Aquí nada es casual. Todo tiene su porqué y su necesidad.
Elpidio Valdés, como muchos cubanos, es hijo de una familia dividida por la política. Eso es sólo un detalle que lo hace más real. Su amor por María Silvia y su lucha constante por la libertad le han convertido en un mito para los niños de la Cuba de los años 70 y 80, que encontraron en este súperheroe una vía de escape de los dibujos animados polacos (Bolek y Lolek), húngaros (La familia Mézga) o rusos (Deja que te coja).
A toro pasado puede que no haya sido fácil superar el "estreñimiento", como llamaba Juan Padrón a los obstáculos de la censura, y convertir a Elpidio Valdés en un personaje capaz de amar, de reír y, sobre todo, de luchar, de triunfar, de ser creíble y querido por varias generaciones de cubanos.
Elpidio, aunque sin pretensiones, hizo carrera a partir de 1895 y llegó a ser coronel del Ejército mambí. Se convirtió, sin proponérselo, en un símbolo de cubanía.
Es un personaje que arriesga su vida por la independencia de Cuba y tiene la suerte de siempre conseguir llegar hasta donde otros no pueden. Va al límite y gana. Enfrente tiene un enemigo muy particular al que Padrón dotó de simpatía. Eso lo hace más terrenal, más de este mundo. No hay Elpidio Valdés sin el general español Resoplez. Los dos forman parte de nuestras vidas y de películas cuyas frases célebres han encontrado eco en el habla popular cubana. "¡Qué país!"
El cineasta cubano Ian Padrón, hijo de Juan Padrón, ha sido el primero en recordar hoy el cumpleaños de Elpidio Valdés. En un post muy sencillo compartido en Facebook explica que el personaje nació cuando su padre tenía sólo 23 años y agradece a todos los que trabajaron con él y consiguieron dar vida a este "simpático mambí" al que le queda "mucho machete por dar todavía".
Y sí que le queda. Elpidio vive en cada uno de nosotros, los niños que en los 70 y los 80 queríamos subir a lomos de Palmiche para construir una patria libre. Nadie se cree que "Elpidio Valdés ha sido cercado y ya no es temible".
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