Elías Amor Bravo (Santiago de Las Vegas, 1958). Acaba de ser elegido Presidente de la Unión Liberal Cubana (ULC), para un primer período de cuatro años, de ocho posibles en total; responsabilidad que compatibilizará con el análisis de la crisis cubana y su posible solución con democracia y economía de mercado.
CiberCuba aprovechó que está aterrizando en la ULC, para conversar sobre la actualidad económica de Cuba, enfocados en deuda pública e impuestos, aprovechando el último informe de CEPAL, que deja en evidencia la ejecutoria económica del gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Quisimos abordar también el impacto del coronavirus en la anémica economía cubana, pero Elías, que es todo amor pedagójico, pidió Pío tai hasta la semana próxima, porque la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana se reunirá, virtualmente, los días 14 y 15 de agosto, bajo el lema, "Cuba: De los Castros a Covid".
CEPAL acaba de publicar un informe titulado “Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2020” con especial atención a la política fiscal durante la pandemia. Como en otros informes de este organismo, Cuba está ausente. ¿Por qué?
El gobierno cubano no ofrece información para realizar el análisis comparativo con el resto de países de América Latina, de modo que el organismo lo asume y, en el análisis de la zona del Caribe, Cuba simplemente está ausente.
¿Cuál es la postura de la Unión Liberal Cubana sobre esta omisión y qué análisis ha hecho con los escasos datos oficiales disponibles?
Nuestro objetivo en la Unión Liberal Cubana (ULC) ha sido dar solución a esta falta de atención al caso de Cuba, sin entrar en los motivos que lo justifican, y elaborar un análisis comparativo de los principales datos ofrecidos en el Informe. Hemos comparado las magnitudes de ingresos, gastos y déficit, entre Cuba y América Latina, y los resultados merecen una especial atención.
CEPAL en referencia a los ingresos totales del estado en el conjunto de países de América Latina destaca que han mostrado poco dinamismo en la última década.
Entre 2010 y 2019, fueron equivalentes en promedio al 18,2% del PIB, con una variación del 0,8%. En el mismo período, y con datos oficiales hasta 2018, este porcentaje promedio en Cuba ha sido del 59,3%, con una distancia de 41 puntos porcentuales con respecto a la media de América Latina indicador del esfuerzo descomunal que realizan los cubanos para financiar las estructuras del sistema social comunista que dirige el país.
Las “gratuidades” de la revolución salen bien caras a los cubanos. Demasiado.
Gráfico 1.- Porcentaje sobre el PIB de los ingresos del estado (Cuba y América Latina)
Mientras que los países de América Latina estabilizan sus ingresos para no recargar la fiscalidad sobre los contribuyentes en un porcentaje cercano a la quinta parte del PIB, en el caso de Cuba se observa una evolución expansiva que tiene mucho que ver con el descontrol económico existente en el país y las dificultades del gobierno para conducir la economía de forma eficiente (1).
De modo que de un nivel máximo de los ingresos públicos del 65% del PIB alcanzado en el 2012, se ha descendido al 55,8% en el crítico ejercicio de 2016 (9,2 puntos porcentuales menos) para volver a aumentar nuevamente hasta un 56,7% en 2018, último año para el que se disponen datos oficiales.
¿Qué diferencias aprecia la Unión Liberal Cubana en las fuentes de recaudación de impuestos de América Latina y Cuba?
Ese es otro dato que merece especial consideración. En América Latina la composición de la recaudación tributaria se ha ido centrando cada vez más en figuras impositivas de tipo general (renta, sociedades, Impuesto de Valor Añadido (IVA), seguridad social) al tiempo que los denominados “otros ingresos”, que incluyen ingresos no tributarios, ingresos de capital o donaciones externas, han experimentado un claro retroceso.
En Cuba no ocurre así. Mientras que en América Latina los ingresos no tributarios alcanzaron un 3,6% del PIB en Cuba dicho porcentaje fue del 22% en promedio, si bien es cierto que en ambos se produjo un descenso del valor progresivamente a través de los años hasta llegar al 2,6% del PIB en 2018 en América Latina y al 15,1% en el caso de Cuba.
Esta evolución en su conjunto representó una reducción de 0,8 puntos porcentuales del PIB entre 2010 y 2018 en América Latina mientras que en Cuba fue incluso mayor, de 14,1 puntos.
Gráfico 2.- Porcentaje de los ingresos “no tributarios” en el PIB (Cuba y América Latina)
El régimen comunista cubano utiliza los ingresos no tributarios para financiar sus gastos en una media claramente superior a la media de América Latina, pero estos ingresos, como consecuencia de la debilidad de la economía y del deficiente funcionamiento de las empresas estatales, que son las que abastecen este mecanismo obsoleto de recaudación fiscal, han ido a la baja claramente en términos de su participación en el PIB, mientras que en América Latina, donde son más reducidos, tienden a mantenerse relativamente estables.
¿CEPAL atiende esa diferencia o la soslaya?
CEPAL observa que la presión tributaria de los gobiernos centrales ha aumentado en América Latina, como resultado de una ola de reformas y medidas tributarias en los últimos años. Los ingresos tributarios aumentaron del 14,5% del PIB en 2010 al 15,5% del PIB en 2018. Se observa un incremento de casi un punto punto porcentual del PIB entre 2010 y 2018, para compensar la disminución de otros ingresos.
En el caso de Cuba, el escenario es bien diferente. En la Unión Liberal Cubana calificamos la presión tributaria sobre los cubanos como desmesurada, un 38,4% en promedio, 24 puntos porcentuales más que en el conjunto de países de América Latina, una distancia que, como se observa en el Gráfico 3, ha ido en aumento.
Además, se observan fluctuaciones en la evolución de la presión tributaria en Cuba que están relacionadas con la obtención de ingresos no tributarios, de modo que cuando estos aumentan el régimen reduce la presión fiscal directa sobre la población y hace lo contrario, en los años en que las previsiones fallan.
Gráfico 3.- Presión tributaria sobre el PIB (Cuba y América Latina)
Como sabes y has comentado, la pandemia de coronavirus ha puesto sobre el tapete el viejo debate sobre gasto público; ¿qué análisis hacen CEPAL y cuál es la visión de los liberales cubanos?
CEPAL señala que la última década fue un período de expansión del gasto público en América Latina y el Caribe. Entre 2010 y 2018, su nivel aumentó del 20,1% del PIB al 21,1% del PIB en América Latina, es decir, registró un incremento de 1,1 puntos porcentuales. En el mismo período, los gastos totales en los países del Caribe aumentaron del 27,5% del PIB al 28,7% del PIB. Aunque el nivel de las erogaciones públicas se ha mantenido relativamente estable desde 2013 en ambas subregiones, su composición ha cambiado progresivamente con el paso del tiempo.
En este caso, nuevamente, Cuba es una excepción a la regla general. En primer lugar, porque el gasto público en porcentaje del PIB es claramente superior a la media de América Latina y Caribe, y sus tendencias no se corresponden con las observadas en la región.
Frente a una media del 21,1% en América Latina en la participación del gasto público en el PIB, la economía cubana registra en el mismo período un descomunal 65,6% lo que ofrece una idea de las notables diferencias de modelo económico y social.
En la Unión Liberal Cubana vemos que el gasto público, en porcentaje de PIB, en Cuba arranca de niveles altos, toca fondo en el ejercicio crítico de 2014 en que la economía prácticamente estuvo en suspensión de pagos, y vuelve a remontar a partir de entonces con los procesos de recentralización, para quedar en el 65,5%. De modo que en el curso de la década, apenas ha descendido 4,5 puntos porcentuales, desde el 70% de 2010.
¿Y cuál sería la receta liberal para corregir esa distorsión en la economía cubana?
La rigidez a la baja de los gastos públicos en Cuba y su elevado nivel, plantean problemas de gestión a la política económica y exigen una mejor gobernanza de la administración. La perspectiva es que se gasta demasiado, pero el impacto del gasto no tiene efectos sobre el crecimiento y prosperidad de la nación.
Gráfico 4.- Gasto público en porcentaje de PIB (Cuba y América Latina)
En relación con el déficit público, el caso de Cuba vuelve a ser una excepción en el conjunto de países de la región y define, en este sencillo ejemplo de contraste, uno de los principales desequilibrios de la economía para lograr la prosperidad y mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Frente a un déficit moderado en el conjunto de países de América Latina y Caribe, en Cuba la media se ha situado en un -5,8% del PIB, posiblemente superior si se deflacta por un índice de precios no disponible. La distancia con América Latina es prácticamente el doble, y muestra los escasos márgenes que han dispuesto las autoridades cubanas para corregir el desajuste del presupuesto, que no hace otra cosa que incrementar el nivel de endeudamiento.
Por otra parte, mientras que la tendencia en América Latina ha sido creciente, pero en cuestión de décimas, en Cuba el déficit en porcentaje sobre el PIB ha llegado a situarse en las proximidades del 10%, desde el 5% inicial, es decir, el doble.
Para la Unión Liberal Cubana esta tendencia se ha visto acrecentada por la debilidad de los ingresos, a pesar de su excesivo nivel, y la imposibilidad de controlar los gastos públicos comprometidos por el estado social comunista.
Gráfico 5.- El déficit público en porcentaje del PIB (Cuba y América Latina)
Otro tema en discusión es la deuda pública. ¿Qué análisis ha hecho CEPAL y cuál es el criterio de los liberales cubanos?
CEPAL señala que los déficits fiscales acumulados durante la última década han conllevado un incremento en los niveles de endeudamiento público. Después de haber registrado una leve contracción entre 2010 y 2011, la trayectoria de la deuda pública bruta de los gobiernos en América Latina fue de crecimiento constante, de modo que dicha deuda pasó del 29,8% del PIB en 2011 al 45,2% del PIB en 2018. Este dato no es fácil de obtener en la economía cubana, pero se puede estimar.
El último dato oficial corresponde a 2016 y situaba la deuda pública externa en un 19,9% del PIB, casi la quinta parte. A ese porcentaje de deuda con el exterior habría que sumar la que mantiene el gobierno con el Banco Central en forma de bonos soberanos comprados por este, y de la que no existen estadísticas oficiales.
Estimaciones realizadas en algunos análisis apuntan a que la deuda total de Cuba en la década 2010-2018, teniendo en cuenta los abultados déficits que se han producido, no descendería del 100% del PIB, pudiendo ser incluso superior.
Esos cálculos indican que Cuba debe más dinero que todo lo que produce y exporta. Complicado de resolver, teniendo en cuenta la fatiga crónica de la economía cubana.
CEPAL señala, al respecto, que ante el escenario de incertidumbre financiera que se vive a nivel mundial, es importante analizar las presiones futuras sobre el servicio de la deuda pública en América Latina y Caribe. Según cifras de Bloomberg (correspondientes a febrero de 2020) sobre instrumentos de deuda soberana para los que existe un mercado secundario, se estima que, entre 2020 y 2030, los países de América Latina enfrentarán obligaciones por servicios de la deuda (capital e intereses) por 2.485 millones de dólares.
Las posibilidades de Cuba en este escenario competitivo para financiar la deuda exigen credibilidad y confianza en la economía.
De este monto, el 77% (1.904 millones de dólares) se registra en el período 2020-2025, con una marcada concentración de 504.000 millones de dólares (20% del total) en 2020.
Este perfil de vencimiento de los servicios de la deuda pública debería cambiar en los próximos meses debido a las presiones que ejerce la pandemia del COVID-19 sobre las necesidades de financiamiento de los gobiernos centrales.
Quizá por eso el gobierno cubano ha decidido intentar vender deuda pública a empresas estatales, privadas y a ciudadanos.
En ese sentido, el anuncio de la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños Weiss, de que se procederá a la emisión de deuda pública en Cuba para empresas y particulares, próximamente, se corresponde con este entorno cada vez más complejo de financiación internacional en el que Cuba tiene dificultades crecientes para obtener recursos por su trayectoria de incumplimientos y la nula calificación por las agencias especializadas.
La Unión Liberal Cubana pide al gobierno de Díaz Canel un compromiso firme para realizar reformas estructurales en su sistema fiscal, en estrecha relación con el cambio estructural en el modelo social comunista. Hay que reducir la presión tributaria sobre la población y las empresas, concentrando las figuras impositivas en las más relevantes al tiempo que se suprimen los numerosos impuestos que generan confusión y poca transparencia en el sistema tributario.
Al mismo tiempo, hay que gestionar mejor el descomunal volumen de gastos públicos, promoviendo una reducción sistemática de los gastos corrientes y los subsidios a empresas y un incremento sostenido de los gastos en inversión.
Y todo ello, exige avanzar con paso firme hacia el equilibrio presupuestario, porque si no se consigue el equilibrio en las cuentas será imposible reducir los niveles de endeudamiento que atenazan la economía.
Los indicadores de contraste con América Latina y el Caribe ofrecen una idea de la magnitud y relevancia de las reformas a implementar en Cuba, que no pasan solo por pequeños parches superficiales, sino por una progresiva y continua reducción de la participación del estado en la economía, para favorecer la actividad económica privada.
No hay otro camino si se quiere recuperar el crecimiento, la prosperidad y la credibilidad internacional para la economía.
(1) No se han tomado como referencia los países del Caribe para este análisis comparativo ya que CEPAL incluye solo las islas más pequeñas, a Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Granada, Guyana, Jamaica, Saint Kitts y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Suriname y Trinidad y Tabago, de modo que resulta más conveniente comparar Cuba con América Latina en su conjunto.
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