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El gobierno cubano advirtió que sancionará con privación de libertad de hasta un año a las personas que incurran en el delito de fraude eléctrico.
La directora Comercial de la Unión Eléctrica explicó al diario Granma que en La Habana ya se prepara la documentación necesaria, de conjunto con la Fiscalía provincial, para aplicar sanciones, según el artículo 325 del Código penal, que establece la privación de libertad de tres meses a un año, y/o el pago de cien a 300 cuotas.
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Según el reporte del citado medio, durante este periodo de cuarentena algunas personas aprovecharon que los lectores, cobradores e inspectores no estaban trabajando para cometer el delito de robo de electricidad.
Solamente en 2019 la UNE impuso 17 000 multas, por la pérdida de 2,1 megawatts. En La Habana el pasado año se impusieron 2 752 multas a causa de fraude electrónico.
Por su parte Jorge Armando Cepero Hernández, director general de la UNE, declaró que desde inicios de 2020 hasta mediados de marzo se habían recuperado 8 178 megawatts-hora (mwh) relacionados con esta forma de pérdida, que no solo se manifiesta en el sector residencial, sino que afecta también al área estatal.
Muchos son los "inventos" a los que acuden los cubanos con el fin de pagar menos electricidad, como es el caso de las tendederas o imanes, que detienen la lectura del contador y por tanto disminuyen los pagos.
"Cuando se hizo por primera vez la conversión de los metrocontadores analógicos a los electrónicos, estos últimos no tenían protección antimán, por lo que algunas personas se aprovechaban de eso y paraban la medición", dijo Cepero Hernández.
"No obstante, ya los estamos cambiando por otros protegidos, que permiten advertir la ilegalidad", sostuvo.
En cuanto a las llamadas tendederas, el directivo dijo que "constituyen una irregularidad, el objetivo de la Unión Eléctrica no es quitarles la electricidad a quienes la utilizan, sino hacerles conciencia en el pago de su consumo y, en lo posible, metrarlas".
También explicó que otra modalidad de robo eléctrico es la manipulación de la relojería de los metrocontadores.
"Por lo general, en estos fraudes se identifica a personal del sector involucrado. Pueden ser extrabajadores, que tuvieron o tienen acceso a piezas, e incluso algunos activos, que se convierten en autores y cómplices de este delito", dijo. "Todos estos casos se agravan más si hay personas del sector implicadas, pues son las encargadas de velar porque eso no ocurra; si se corrompen, entonces todo el trabajo se vuelve aún más peliagudo".
Según Cepero Hernández, en 2019 en La Habana identificaron lugares como bodegas y carnicerías, donde se desviaba la corriente para hacer uso de estas unidades una vez que el metrocontador interrumpía el paso de la electricidad, cuando se les agotaba el plan asignado.
"Ya comenzamos la lectura acompañada, que se había visto interrumpida por la contingencia sanitaria de la covid-19, pero cuando el trabajo de inspección se restablezca seremos capaces de identificar los robos y adoptar medidas", indicó.
"Es importante hacer operativos, sistematizar acciones antifraudes, supervisar la lectura y rotar a los lectores-cobradores, sobre todo, para evitar la corrupción. La investigación del lector-cobrador es muy importante cuando existe una disminución notable del consumo eléctrico o un aumento. Todo esto contribuye a eliminar el fraude, y errores y pérdidas comerciales", dijo.
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