Vídeos relacionados:
El opositor cubano Ramón Arboláez Abreu, quien padece un severo cáncer de garganta, se encuentra varado en el puente fronterizo entre las ciudades de Reynosa, en México y McAllen, en Texas, y su familia pide que lo autoricen a entrar a Estados Unidos.
Arboláez, de 45 años, llegó a la frontera gracias a que su esposa consiguió una silla de ruedas y lo trasladó hasta allí.
Lo más leído hoy:
Según una nota enviada a la redacción de CiberCuba por la periodista Maite Luna, ella y el abogado de migración Willy Allen se comunicaron vía telefónica con los oficiales del puente de McAllen y solicitaron hablar con el supervisor de inmigración, para pedirle que haga una excepción con el cubano y autorice su entrada a Estados Unidos, dada la gravedad de su condición.
El activista padece un cáncer crítico en lengua y garganta que afecta también su mandíbula, y sus familiares demandan que sea llevado a un hospital que le brinde atención especializada. Decidieron llevarlo a la frontera luego de que Willy Allen explicara que esa era la mejor forma de conseguir la visa humanitaria, mediante la intercesión de algún congresista.
La enfermedad del opositor fue diagnosticada en Monterrey, México, donde los especialistas le prescribieron un tratamiento de quimioterapia, pero hasta el momento él no hacerse nada porque debido a la pandemia de coronavirus los hospitales de la ciudad están totalmente saturados.
A comienzos de este mes, Arboláez envió un mensaje al congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart y al senador estadounidense Rick Scott, en el que les pedía ayuda para obtener una visa humanitaria que le permita llegar a Estados Unidos y recibir atención médica.
En un video publicado en la página de YouTube de Radio Televisión Martí, el luchador por la democracia en Cuba señaló que él y su familia sufrieron persecución en su país por sus ideas políticas.
Con mucha dificultad y por momentos ininteligible debido a que el cáncer le obstaculiza mucho hablar, el activista subrayó que su único objetivo era llegar a Estados Unidos para que su familia pudiera estar en “un lugar seguro”, incluso si él no lograba superar la enfermedad.
A mediados de junio, la prensa mexicana se hizo eco de la situación de Ramón Arboláez, quien llegó a México en 2019 con su esposa Yaneisy Santana y sus dos niños de 6 y 11 años.
Según denunció entonces a la revista Animal Político, llevaba ya cuatro meses sin recibir asistencia médica y tenía que aliviar sus dolores con diclofenaco o algún analgésico. También debía tomar calmantes para dormir.
Santana relató que ella no podía trabajar porque no tenía papeles, lo cual les impedía comprar medicamentos y mucho menos costear una operación para extirparle la lengua y los ganglios a su marido.
La única ayuda que recibían era la del programa de Protección Complementaria que otorga la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar), pero con ese dinero apenas podían comer y pagar un cuarto con una cama donde dormían los cuatro miembros de la familia.
Archivado en: