De principios de marzo a la fecha, el arroz, la pasta dental y el detergente en polvo son los productos de alta demanda que más han aumentado su precio en el mercado negro de la Isla. En el caso del arroz la tarifa llega a ser diez veces mayor que hace cuatro meses.
En el surrealista acontecer cubano actual, un tubo de pasta de dientes para niños de 100 mililitros cuesta 4 CUC (pesos convertibles) y uno de adultos de 85 ml, 6.
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Asimismo, para una labor tan cotidiana e imprescindible como lavar, las cubanas recurren a todo tipo de maravillas porque son pocas las que pueden dormir a las afueras de las tiendas para comprar el detergente o hacerle el juego a la especulación desatada por los merolicos, que venden a unos 10 CUC el kilogramo.
Igual de irrisorio es el precio del champú. Créalo o no, medio litro de ese producto, no importa si es bueno, malo o regular, puede costar alrededor de 20 CUC, en un país donde el salario básico ronda los 30 CUC. De ahí que algunas mujeres hayan tenido que limitarse a lavarse el cabello con agua de lluvia.
En otras palabras, el caso del aseo peor no puede andar. Con el flujo del abastecimiento desde el exterior interrumpido, los cubanos han tenido que inventar con medios propios en muchos casos. Ni siquiera es posible encontrar algo tan insignificante como una esponja de fregar.
En una entrega anterior, CiberCuba se acercó al precio de cinco alimentos de primera necesidad que encarecieron notablemente en el mercado negro cubano desde la llegada del coronavirus. Pero al cerdo, el arroz, el frijol, el huevo y el aceite, podríamos sumar ahora otros ejemplos.
No solo la carne de cerdo, extinguida de los mercados campesinos, brilla por su ausencia o aparece con tarifas súper “multadas”. La de res, que antes se comercializaba clandestinamente a 2 CUC la libra, ha subido su precio a 3 o 4 CUC. Y eso, cuando aparece.
A tanta escasez se une el aumento que ha tenido el pollo, que ha visto doblado su costo de hace un tiempo (1 CUC la libra). Hoy, por una caja de pollo de unos 11 kilogramos, los revendedores piden la absurda cifra de 50 CUC, y por un kilogramo de pechuga, 10 o 12.
Otro producto de primer orden que permanece por los cielos es el arroz, cuya cuota mensual por la libreta de abastecimiento apenas alcanza para unos 15 días. Así, visto que un saco de este cereal ya supera tranquilamente los 100 CUC en no pocos lugares, numerosas familias han tenido que sustituirlo con viandas hervidas -sobre todo boniato y plátano- y harina de maíz seco.
Salvo el maní o el alpiste para alimentar pájaros, es raro encontrar granos en las tarimas de los mercados cubanos a día de hoy. Las pequeñas porciones de frijoles negros (casi siempre viejos y cascarudos) y chícharos (muchas veces picados) que se distribuyen a través de las bodegas, son las únicas legumbres con las que el cubano promedio puede contar para el consumo. No obstante, los más afortunados pueden comprar el kilo revendido de garbanzos en 5 CUC o igual cantidad de chícharos verdes y lentejas en 4.
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