El empresario cubano Máximo Álvarez, uno de los participantes en la mesa redonda de Trump en Miami el pasado viernes, hizo una intervención en la que advirtió de los peligros del comunismo, elogió el sueño americano y pidió a los jóvenes que se manifiestan en EE.UU. que no sean “tontos útiles”.
En su discurso -firmemente anclado en su experiencia personal- Álvarez llamó a preservar la democracia en Estados Unidos y a estar alertas ante posturas comunistas heredadas de regímenes totalitarios.
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“Recuerdo a Castro en las montañas durante una entrevista en la que le preguntan si era comunista. Se volvió loco y le dijo al reportero: 'te reto, [soy] católico apostólico y romano, educado por los jesuitas. ¿Cómo te atreves?'… ¿Había un sacerdote en las montañas?”, ironizó Álvarez.
“Lo recuerdo porque era la Congregación de Hermanos Maristas, que enviaban muchachos a las montañas porque creían que Castro era 'el nuevo mesías que iba a salvar Cuba'”, señaló.
Y agregó: “Recuerdo que les prometió a los guajiros que serían dueños de la tierra, recuerdo todas las promesas que escuchamos hoy, sobre educación gratis, salud gratis, tierra gratis. ¡Dios me ampare! Sin libertad. Peor aún es, nunca dijo eso, hasta que llegó al poder, se deshizo de toda la policía, los militares y se pasó allí 60 años (…) Con el tiempo destruyó a cada uno de los que lo ayudaron, la iglesia católica… A todos”.
Máximo Álvarez, que arribó a territorio norteamericano durante la Operación Peter Pan, definió a Estados Unidos como el único país del mundo “en el que puedes comenzar un negocio en el maletero de tu carro, y con muchos años de esfuerzo, compromiso y los valores que aprendimos de esta cultura, podemos transformarnos en personas importantes para el futuro de la nación”; es decir, “en personas que hacen que la próxima generación mejor que la de sus ancestros”.
Se puso como ejemplo a sí mismo, qué arribó al país con 13 años y “casi 60 años después estoy sentado frente al presidente de Estados Unidos hablando sobre el sueño americano”.
“Hablemos del socialismo, 14 000 niños que llegaron a este país durante Peter Pan, sin padres y nos dieron una oportunidad, esto es lo que hace este país maravilloso. No me dieron nada gratis, me dieron la oportunidad, esa es la cosa más valiosa en el mundo. Cuando digo que no me dieron nada gratis, por favor entiendan: a los 13 años me proveyeron un hogar, comida y una educación”, recordó.
Máximo Álvarez añadió que esa “es la América que están tratando de destruir hoy, usando otros términos, como socialismo. No es así, son comunistas. Nunca olviden eso”, precisó.
Álvarez también alabó directamente al presidente Trump. “Me acuerdo que fue alrededor de octubre de 2016 que pensé que estabas un poco loco, por el sacrificio que ibas a hacer, pero predije que te íbamos a elegir en noviembre y te íbamos a ver en la Casa Blanca”, dijo; y añadió que Trump “podría estarla pasando bárbaro en uno de sus muchos bellos campos de golf”, pero que “dejó de disfrutar del fruto de su trabajo, para hacer este trabajo”.
En su emotivo discurso, Álvarez fue prolífico en anécdotas familiares marcadas por el sacrificio de la emigración y el reto de empezar desde cero en otro país, y en ese sentido subrayó un consejo que recibió de su padre.
“No pierdas este lugar porque nunca tendrás tanta suerte como yo, si pierdes este lugar no tienes otro a donde huir'. Le pido a las personas que le expliquen eso a las nuevas generaciones que salen a las calles, no sean 'tontos útiles', por favor, entiendan lo que está pasando en nuestro país, le pasó a nuestros padres y le está pasando a América hoy”, concluyó Álvarez.
El hijo del presidente Trump, Donald Trump Jr., compartió la intervención de Máximo Álvarez en sus redes sociales, y precisó que el inmigrante cubano "que huyó de la Cuba comunista" había impactado a su padre: "Nadie estaba preparado para su discurso sobre el sueño americano. Wow…”, añadió el hijo del mandatario.
Máximo Álvarez, actual presidente de Sunshine Gasoline Distributors Inc., terminó sus estudios de Administración de Negocios en Florida State University, en 1971.
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