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La dictadura cubana hundió el barco XX Aniversario, en el matancero río Canímar, para impedir que llegara a Florida el 6 de julio de 1980. No hay cifras oficiales de muertos y heridos, y los sobrevivientes y militares mantienen un discreto silencio sobre lo ocurrido aquel domingo, Día del Niño, en Cuba.
En la masacre no murieron gusanos ni contrarrevolucionarios, sino familias con hijos, incluidos militares y militantes del partido y la juventud comunistas, que aquel domingo de terror habían elegido el paseo fluvial para agasajar a sus hijos y terminaron encontrando la muerte por una respuesta desproporcionada de las autoridades cubanas.
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Las fuentes consultadas cifran entre 50 y 70 los viajeros a bordo, incluidos los tres secuestradores y otras tres personas que formarían parte del plan, pero Cuba jamás ha publicado una lista de pasajeros ni la relación de muertos y sobrevivientes. La organización Archivo Cuba menciona 71 víctimas y reconoce 13 nombres, incluyendo niños de 3, 9, 11, y 17 años.
Tres hombres secuestraron el barco y mataron a uno de sus custodios, tras extraer su arma para intentar evitar el rapto y fuga de la embarcación hacia Estados Unidos. Aquí también las versiones difieren, pues unas aseguran que el trío de secuestradores iba armado con fusiles soviéticos automáticos AK-47, y otras afirman que solo dos de ellos introdujeron las armas, desprovistas de culata, camufladas en jabas, y que el tercer raptor iba desarmado.
A los pocos minutos, cometieron un error suicida: colocar al custodio mal herido -o ya cadáver- en un bote auxiliar para que fuera atendido en una de las riberas, circunstancia que alertó a las autoridades cubanas y determinó el despliegue un amplio operativo por mar y aire para cortar el paso al XX Aniversario, un barco de dos pisos que hacía recorridos turísticos por el río Canímar, donde en 1935 fue asesinado el hoy olvidado revolucionario Antonio Guiteras Holmes.
Cuba vivía una efervescencia migratoria -otra más- que pasó a la historia como la estampida del Mariel, puerto del nororeste de La Habana por donde salieron 125 mil cubanos hacia Estados Unidos, y los hermanos Sergio y Silvio Águila Llanes y su amigo y compañero de filas en el Servicio Militar Obligatorio (SMO), Roberto Calveiro, decidieron que secuestrar la embarcación sería su pasaporte a una nueva vida.
Para ejecutar su plan de escape, habrían robado fusiles automáticos soviéticos AK-47 con once cargadores de balas, dos bayonetas, una brújula y cuatro luces de bengala. Previamente, se habrían puesto de acuerdo con otros tres pasajeros del barco, dos hombres y una mujer.
Lanchas de alta velocidad de la Marina de Guerra de Cuba embistieron la nave y dispararon a mansalva contra los pasajeros, según testimonios de sobrevivientes y testigos, Un avión de la Fuerza Aérea sobrevoló el área con aproximaciones a la embarcación, aunque son contradictorias las versiones sobre si abrió fuego sobre el XX Aniversario. al final un carguero en servicio industrial se trasladó hacia el lugar y terminó embistiendo la embarcación en fuga hasta hundirla.
Unos pasajeros murieron por la metralla y otros se ahogaron. Sólo sobrevivieron diez personas. Los cadáveres que se recuperaron no se entregaron a sus familiares y se prohibieron los funerales en la comunidad.
Diferentes crónicas y remembranzas del crimen en el río Canímar insisten en presentar al entonces Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Matanzas, Julián Rizo Álvarez, como el principal responsable de la matanza, pero el verdadero culpable es Fidel Castro Ruz, porque un dirigente provincial no tenía mando entonces, ni ahora, sobre la aviación y la marina de guerra o de guardafronteras.
Para justificar su razonamiento, arguyen que Rizo Álvarez fue premiado posteriormente con un ascenso en la estructura del hegemónico Partido Comunista de Cuba (PCC), pero el dirigente comunista provincial solo cumplió las órdenes de su Comandante en Jefe, que quizás no previó la tragedia provocada con una respuesta tan desproporcionada a otro intento de fuga, otra más, aunque con el agravante de un muerto.
Julián Rizo Álvarez fue combatiente del Ejército Rebelde y, desde 1959, acompañaba a Fidel Castro Ruz en sus estancias y recorridos por la entonces provincia de Oriente. Antes había sido bautista, como Frank País y otros muchos castristas procedentes de la zona oriental de Cuba, y fue miembro del Consejo Editorial de Proa, publicación de su congregación religiosa en Santiago de Cuba.
CiberCuba intentó entrevistar a Silvio Águila Llanes y a Roberto Calveiro, pero no respondieron a nuestra petición de contacto.
Un repaso a las webs oficiales de Cuba sobre Río Canímar indican datos geográficos e hidrológicos y los planes gubernamentales de construir el primer Parque Temático, que recreará la historia desde los aborígenes hasta la fecha, según el anuncio del gobierno cubano, que no ha aclarado si sigue adelante con ese proyecto o se ha quedado paralizado por la crisis económica.
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