Una enorme nube de polvo del Sahara llagará a Cuba esta semana. Distintos países del Caribe han comenzado a sufrir sus efectos. La alerta, en el ámbito de la salud, se extiende especialmente a personas alérgicas y con problemas respiratorios.
Las zonas de mayor concentración de esta nube afectarán la región oriental de Cuba entre el 22 y 23 de junio. El occidente comenzará a percibirlo a partir del miércoles.
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La nube de polvo del Sahara puede dejar efectos en la salud de las personas, sobre todo en las que tienen problemas respiratorios, pues puede provocar ojos llorosos, estornudos, secreción nasal, tos seca y dolor de garganta, entre otros síntomas.
Estas nubes vienen cargadas de partículas nocivas para la salud. Contienen minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio. Además traen virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes, según indica Cubadebate.
Las personas con asma y otras enfermedades respiratorias deben tomar precauciones y evitar exponerse a este evento.
La nube es de un aire seco, lo que disminuye la probabilidad de lluvias. El cielo se verá de color blanquecino. Los vehículos, plantas y objetos a la intemperie pueden aparecer cubiertos de una fina capa de polvo.
Los modelos de previsión alertan que esta nube se extenderá hasta el Golfo de México y el sudeste de los Estados Unidos. En relación con este evento el Instituto de Meteorología de Cuba anuncia que se sentirán altas temperaturas y poca lluvia.
Este evento meteorológico lo generan las tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y el Sahel, las cuales pueden alcanzar alturas de 3 a 7 kilómetros. Las nubes avanzan en dirección oeste bajo el flujo de los vientos alisios, propagándose por el océano Atlántico hasta alcanzar el mar Caribe.
Las nubes de polvo del Sahara comienzan a llegar a Cuba por lo general entre marzo y abril. Los especialistas indican que las mayores oleadas tienen lugar en junio, julio y la primera quincena de agosto.
Esta es una situación habitual de meses de verano y es una de las causas de que históricamente estos sean los meses de pocos ciclones tropicales en el Atlántico.
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