La actriz cubana Ana de Armas interpreta en la película Wasp Network, que se estrenó esta semana en Netflix, a un personaje singular y cuya historia no es muy conocida.
Ana Margarita Martínez se llama esta mujer que nació en 1960 y desde los seis años vive en Estados Unidos. En 1992 conoció a Juan Pablo Roque, uno de los integrantes de la Red Avispa y que mantuvo en secreto durante años su lealtad al gobierno cubano.
Roque se hizo famoso en el sur de Estados Unidos porque llegó a nado a la Base Naval de Guantánamo y así comenzaría su misión como espía, para frustrar supuestos actos terroristas hacia Cuba desde la organización Hermanos al rescate y que terminaría un día antes de que el gobierno de la isla ordenara el derribo de dos avionetas, supuestamente en aguas cubanas.
Tanto Ana Margarita como el resto de los "compañeros" de Roque se quedaron perplejos cuando este apareció frente a las cámaras de CNN mostrando que él era parte de un plan del gobierno cubano.
En declaraciones exclusivas a CiberCuba, el propio Roque aseguró que regresó a Cuba no porque sus jefes insistieran debido a su carácter narcisista y exhibicionista, sino porque extrañaba a su familia, la de verdad, y su casa en La Habana, donde asegura vivir actualmente de su pensión, como un ciudadano más.
En shok y sin palabras, Ana Margarita, decidió anular su matrimonio y demandar al gobierno de Castro porque "el sexo practicado con Juan Pablo no era consensual", explicó el escritor brasileño Fernando Morais en la novela Los últimos soldados de la Guerra Fría y es el texto en el que se basa la película Wasp Network.
Sus abogados establecieron una meticulosa estrategia de defensa, en la que Martínez alegó siempre no tener conocimiento de que su esposo era un agente de Cuba, que la boda fue una farsa y por tanto el gobierno de la isla debía pagarle por los daños causados.
"Al consentir en practicar el sexo con Roque", afirman los abogados, "la demandante Martínez no tenía conocimiento de que se trataba de un agente de Cuba". Y, como el casamiento de los dos fue una farsa montada por Cuba, es la República de Cuba la que tenía que pagar por el sufrimiento al que ella había sido sometida.
La República de Cuba le ocasionó a la mujer lesión corporal, dolor y sufrimiento provocados por los "coitos no consentidos", angustia mental, gastos médicos para la rehabilitación emocional y pérdida de la capacidad para disfrutar de la vida, según la defensa, que ganó el juicio ya que la parte acusada nunca se presentó en el juicio y por tanto un juez ordenó una indemnización de más de 27 millones de dólares.
En la práctica no ha conseguido obtener todo ese dinero, que sería pagado con las cuentas que tiene congeladas el Departamento del tesoro en Estados Unidos, pero George Bush ordenó en 2005 que le pagaran 198 mil dólares y como pago parcial de la sentencia, con tres aviones cubanos que llegaron a territorio estadounidense.
Actualmente Ana Margarita Martínez vive en Miami y sus cuentas en las redes sociales la etiquetan como "consultora de relaciones públicas, especializada en medios y divulgación hispanos, así como en marketing en inglés".
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